Narrado por Diego.
Tras el encuentro con Cerbero, no tuve más remedio que huir del Inframundo para salvar el pellejo al menos, ya que sabía que la misión estaba más que perdida. Sobra decir que me fue de un pelo salir de allí con vida. Y Caronte exigió una paga extra a cambio de llevarme de vuelta al mundo de los vivos.
Después de eso, decidí hospedarme en un hotel de Hollywood, a la espera de nuevas órdenes sobre cómo proceder. Pero, cada vez que intentaba contactar con mi padre mediante una videollamada, una voz decía "Línea ocupada. Por favor, envíe un nuevo mensaje en unos minutos" y finalizaba la llamada.
Así, durante tres días enteros. "Línea ocupada". Ni un mensaje en el contestador, aunque no estoy seguro de que los dioses se molesten en dejar mensajes en el contestador a sus pobres hijos mestizos.
Ahora mismo estoy tirado en la cama de mi habitación, sintiendo una terrible soledad a mi alrededor, similar a la que sentí cuando murió mi madre...
...similar a la que he sentido durante casi toda mi vida.
El tiempo que estuve con Núria, aunque fuera mediante un engaño y tan sólo se tratara de una ilusión, fue de los más felices de mi vida. Por primera vez desde que falleció mi madre, me sentí querido por alguien (mis abuelos no cuentan; no es que tengamos una gran relación, a pesar de vivir juntos).
Y ahora, la echo de menos. Con toda mi alma.
Echo de menos cuando quedábamos y tenía la sensación de que con solo estar cerca de ella podía sentirme bien y completo. Aunque sus sentimientos fueran producto de un engaño, yo sentía que me quería de verdad, aunque sabía de sobras que no era cierto. Cuando la miraba, me hundía en su mirada y sentía que los problemas se acababan. Con su sonrisa sentía bienestar y sus abrazos simplemente curaban.
Sé que no teníamos mucho tiempo para vernos, pero cada vez que lo hacíamos, aunque fueran cinco minutos, eran los cinco minutos más felices de mi día. Cuando me llegaba una notificación suya me ponía como loco; sin embargo, ahora me dan igual las notificaciones y sigo esperando la suya, aunque sé que no pasará, porque nunca volveremos a estar juntos.
Y eso me hace más daño aún.
Me llevo las manos a la cara. Al final, el engañado he sido yo. Maldeciría a mi padre, por haberme metido en todo esto, si él no fuera el rey del universo y yo sólo un mortal que calcinar con un rayo.
Cojo el móvil, entro en Instagram y busco el perfil de Núria. Entro y me dedico a mirar sus fotos, muriéndome de nostalgia. Hay una foto de nosotros dos en el Park Güell, dándonos la mano y con aspecto de ser felices de verdad. Siento que se me humedecen los ojos.
Entonces, e interrumpiendo el momento tan emotivo que estoy viviendo, mi móvil comienza a zumbar y me llega una videollamada entrante de Instagram, a nombre de un perfil llamado: "zeus_the_lord".
Tengo unas ganas locas de rechazar la llamada, pero por fin mi padre ha decidido dejar de ignorarme y supongo que me veo obligado a contestarle. Me siento y me seco los ojos antes de descolgar.
En la imagen aparece Zeus sentado en su trono. Detrás veo a Apolo, que señala una pintura tamaño natural de los doce olímpicos.
- ¡Recién terminada! ¿Dónde te la pongo?
Zeus parece no tener ganas de escucharlo.
- ¿No puede ser en otro momento?
- ¡Solo es un segundo!- promete Apolo.
El rey del universo suspira, resignado, y examina el cuadro con aire crítico (ignorándome otra vez).
- Hmm...¿Por qué sales tú en el medio y yo en esa esquinita de ahí?
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Los Dioses también tienen Instagram
Teen Fiction(CONCLUIDA) Hace unos cuatro mil años, en la lejana Grecia, el Oráculo de Delfos pronunció una fatídica profecía: que la Caja de Pandora volvería a ser abierta, para desgracia de todos. Y el cumplimiento de dicha profecía ya ha comenzado. La Caja ha...