Narrador omnisciente. Tiempo pasado.
Todos los hombres que prestaron juramento acudieron en la ayuda de Menelao. Entre ellos se contaban Odiseo (príncipe de Ítaca) y su hijo Ulises, el arquero Áyax (que acompañó a Hércules en una de sus famosas misiones), Diomedes (rey de Argos) e incluso el mismísimo Aquiles, el famoso héroe con fama de ser invencible. El hermano de Menelao, llamado Agamenón, también fue en auxilio de su hermano.
La flota de los griegos constaba de más de mil naves que zarparon rumbo a Troya sin demora. Sin embargo, no todos los dioses jugaban en su favor.
Al hacer escala en una isla llamada Áulide, los vientos cesaron repentinamente y un calor sofocante se abatió sobre las tropas. Era imposible mover los barcos, aún remando. Menelao investigó acerca del origen de aquella inexplicable carencia de viento hasta que un sacerdote auguró la respuesta:
- La diosa Artemisa, señora de la caza, está enfadada con el rey Agamenón por matar a uno de sus ciervos sagrados y alardear de ser mejor cazador que ella.
- ¿Y cómo quieres que sepa si es un ciervo sagrado o no?- resopló Agamenón- ¡Son todos iguales!
Menelao, tenso, echó una mirada severa a su hermano. Estaban perdiendo el tiempo por su culpa.
- La diosa exige un sacrificio para compensar la ofensa. Vuestra hija Ifigenia debe ser sacrificada- concluyó el sacerdote en tono dramático.
La pobre muchacha no tenía nada que ver con aquel asunto, pero Menelao estaba decidido a abandonar Áulide cuanto antes. Convenció a Agamenón, y éste ordenó que su hija fuera trasladada cuanto antes a la isla.
Para no levantar sospechas, dijeron a Ifigenia que iba a casarse con el gran héroe Aquiles. Aquella fue la noticia que comunicaron a todos los hombres: que con aquella unión la diosa se aplacaría y los vientos volverían a soplar. Sin embargo, nunca llegó a realizarse dicha unión. Las palabras de Agamenón y Menelao valían lo mismo que nada.
Justo cuando Ifigenia se acercaba a Aquiles en el altar improvisado que habían dispuesto, Agamenón se abalanzó sobre ella con un cuchillo y la mató. Fue una muerte rápida, al menos, aunque no fuera justa.
La parte "positiva" del asunto fue que el asfixiante calor desapareció y el viento regresó. Los barcos griegos zarparon de nuevo y Troya cada vez estaba más próxima.
No tardaron demasiado en llegar. Y la guerra dio comienzo cuando Aquiles mató al primer soldado troyano.
...
A continuación, los griegos ganaron la orilla a los troyanos y montaron su campamento. Construyeron una empalizada para defender la base y descansaron durante la noche.
A la mañana siguiente, atacaron las poblaciones cercanas a la ciudad de Troya mediante una técnica llamada razia. Consistía en asesinar a los campesinos que ofrecieran resistencia y esclavizar a los que se rindieran, para así dejar sin abastecimiento a la ciudad. Además, parte de la población acudía a la urbe en busca de protección; como consecuencia, las calles se llenaban de gente y cada vez era más sencillo que las enfermedades se propagaran o que hubiera revueltas.
Las razias se prolongaron durante varias semanas, hasta que, un día, sobre las murallas de Troya se alzó una bandera de parlamento.
- Ya era hora- rezongaban algunos soldados.
Enviaron a Menelao y Odiseo a parlamentar. Eran elecciones un poco obvias, pues Menelao era el esposo de Helena y el responsable de todo el follón que se había organizado a raíz de su desaparición. En cuanto a Odiseo, su fama como estratega lo precedía.
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Los Dioses también tienen Instagram
Teen Fiction(CONCLUIDA) Hace unos cuatro mil años, en la lejana Grecia, el Oráculo de Delfos pronunció una fatídica profecía: que la Caja de Pandora volvería a ser abierta, para desgracia de todos. Y el cumplimiento de dicha profecía ya ha comenzado. La Caja ha...