Lien bajó la mano y jadeó con una mirada de enojo plasmada en su rostro. Su ex lo observó, desconcertada, y luego dirigió su atención a Egan. Sakura notó como su cuerpo se impulsó hacia el primero, pero en última instancia caminó hasta el que estaba en el suelo.
También notó que los ojos de Lien se llenaron de dolor ante el acto, y lo vio encaminarse hasta una puerta que estaba junto al elevador para salir por ella y azotarla.
Dara vio en su dirección con un gesto lleno de culpa, incluso así, se quedó junto a Egan; hasta lo ayudó a levantarse y sacudir los restos de comida que le quedaron en la ropa.
Akemi negó varias veces y se dispuso a recoger los trozos de platos y comida esparcidos por el comedor con Sakura ayudándole. Esta última finalmente entendió por qué siempre compraban vajillas y demás a causa de Dara, tal y como Lien le contó días atrás.
Ezra alcanzó a Zia en la sala de entrenamiento y lo encontró golpeando el costal de box que colgaba del techo. Rara vez lo veían practicar con sus habilidades, pero eso se lo atribuía a que era el que mejor las manejaba de todos.
—¿Dara te mandó? —preguntó el líder sin dejar de golpear.
—Soy agente libre —alegó él con una sonrisa al ponerse detrás del costal para sostenerlo.
Su amigo lo miró con algo de desconfianza, pero siguió golpeando, eso hasta que escucharon como algo se azotó a lo lejos. Zia volteó hacia la fuente, mientras que el otro chico sacudió la cabeza.
—¿Cuántas vajillas van? —preguntó el primero.
El de lentes se quedó pensando unos momentos.
—Cuatro en dos meses.
El castaño sonrió al darle una mirada significativa.
—Me debes dinero —le recordó y se sentó para ponerse unos guantes. Llegó directo a pegarle al costal, no se preparó siquiera.
Ezra asintió.
—Fueron menos —señaló tomando asiento junto a su amigo.
—Me pregunto cómo funcionamos juntos, si ni siquiera logramos adaptarnos —murmuró Zia al ponerse sus guantes, eran como de motociclista, pero para practicar box.
—Dudo que ellos logren hacerlo —alegó Ezra refiriéndose a Lien, Egan, Dara y Lea.
El líder suspiró, no eran los únicos que no podían hacerlo, por momentos se sentía perdido ante la ausencia de Nessa y eso lo desequilibraba constantemente. Su acompañante notó el cambio de ánimo.
—¿Aún? —preguntó con algo de incertidumbre, esperando que Zia explotara como en cada plática que tenían sobre el tema.
El cuestionado frunció el ceño al experimentar unas nulas ganas de pelear y decir que dejara el tema por la paz. Negó con la cabeza y el de lentes lo miró con sorpresa, habiéndose preparado mentalmente para la inminente pelea.
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El poder en uno
Science-FictionCuando el mundo se divide por temor a aquellos que son diferentes, una luz de esperanza se formará en medio de la traición y el alma quebrantada. Superando miedos, engaños y secretos; ellos se unirán para luchar y demostrar que no todo es lo que p...