Literalmente estaba acostada en medio de la oscuridad; parpadeó más no alcanzó a vislumbrar otra cosa que no fueran sombras; pero no le importó, estaba acostumbrada a dormir así y se negó a abrir la ventana que daba a la ciudad.
Volvió a girar en la cama; llevaba como una hora dando vueltas tratando de encontrar una posición que le facilitara el sueño, pero le resultó imposible descansar; no eran solo sus pesadillas, más bien, ya no sabía si no podía dormir o si tenía miedo de hacerlo. Le inquietaba el cerrar los ojos y perderse en otra pesadilla con su hermano, o peor, ¿qué tal que ahora soñaba con Blai?
Sakura suspiró al darse por vencida, ya ni siquiera el frío fue lo que se lo impidió, porque la sudadera en su cuerpo la mantuvo en calor. Inhaló profundamente y un agradable olor invadió su nariz, era una mezcla de algo dulce con tintes de madera. «Así huelen los enojones» pensó con una pequeña sonrisa. Tal vez fue la falta de sueño, pero se encontró pensando muchas bobadas mezcladas con sus miedos.
Cerró los ojos y recordó cuando Zia le puso la prenda y la vio fijamente; por un momento creyó que esa mirada ambarina sería capaz de meterse a su mente y descubrir todo lo que vivió y de lo que huyó. Fue un nivel de intimidad que la descolocó, incluso se sintió sumamente agradecida cuando la dejó sola.
Sospechaba que estaba en una de las células de la resistencia y eso la hizo sentir mejor. Escuchó mucho en el hotel sobre ellas y de los planes de derrocar a Reiku. Siempre guardó la esperanza de verlos llegar para salvar a todos los prisioneros, ese pensamiento la ayudaba a mantener la cordura mientras era torturada. Pero ni en sus más alocados sueños imaginó que después de escapar sería bien recibida por la resistencia; su poder y pasado no le ayudaban mucho en el área de la confianza.
Escuchó varias veces a compañeras hablar de cómo estaba creciendo el movimiento. Suspiró con pesadez al recordar que cuando fueron llevadas al ala oeste del hotel, todas las noticias de fuera le dejaron de llegar y solo le quedó aferrarse a la inamovible esperanza.
«Si no hubiera sido por Ian...» pensó con tristeza. Tenía la certeza de que ya no estaba vivo, pues le advirtió que el sacarla del hotel era firmar su pena de muerte. Sin embargo, siempre le estaría agradecida por liberarla y por los momentos de paz que le llegó a dar.
Giró y se acomodó boca arriba. No dejaba de sentir que necesitaba hacer algo por la resistencia, razón por la que se levantó a hacer el desayuno el día anterior, pero todo le salía mal.
«Tal vez pueda volver a intentar» se dijo con una pequeña sonrisa pensando en lo que haría apenas amaneciera.
No supo cómo lo hizo, pero después de acurrucarse en la sudadera de Zia y de concentrarse en el aroma, se quedó profundamente dormida.
Akemi se levantó temprano porquele tocaba hacer el desayuno. Después de vestirse, le dio un beso a Ezra, quien aún dormía, y salió a la cocina. Se sorprendió mucho cuando entró al lugar y el aroma de hot cakes le invadió la nariz, encontró en la barra platos repletos de ellos y a Sakura muy entretenida haciendo más.
ESTÁS LEYENDO
El poder en uno
Science FictionCuando el mundo se divide por temor a aquellos que son diferentes, una luz de esperanza se formará en medio de la traición y el alma quebrantada. Superando miedos, engaños y secretos; ellos se unirán para luchar y demostrar que no todo es lo que p...