Poderes desatados

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Zia permaneció recargado en la cabecera de la cama mientras veía la espalda desnuda de Sakura que dormía boca abajo.

Cuando la chica se perdió entre sueños, él se puso sus jeans y no pudo evitar pensar y darle vueltas a todo lo que estaba pasando en su vida.

«Te amaban lo suficientemente para dejarte ir»

Reiku sabía quién era Sakura, siempre lo hizo, por eso la mantuvo cautiva en el hotel y por la misma razón creó un Muti con su sangre. Sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo al caer en cuenta de que en realidad no estaba seguro de nada, por primera vez sintió incertidumbre ante lo que el tirano sabía sobre ellos.

Miró con detenimiento la pulsera que Sakura llevaba en la muñeca y trató de calmarse al recordar que mientras tuviera eso, jamás sabría que la mujer a su lado era la que tanto buscaba; a menos de que él se lo hiciera saber con sus acciones.

Después de lo que pasó entre ellos no había vuelta atrás, y aunque no se arrepentía, no podía dejar de reflexionar en las consecuencias. Reiku definitivamente se daría cuenta de quién era la mujer que lo acompañaba apenas los viera juntos. Pero sin la sede de Hong Kong, no tenía un lugar seguro para ella.

Las pequeñas células regadas por Japón no eran suficientes para pelear y terminar con el tirano, el maldito lo sabía perfectamente, por eso atacó su hogar.

Miró hacia la puerta del balcón y recordó que había refugios debajo de Hong Kong, con algo de desasosiego, esperó que hubieran sido suficientes para salvar a la mayoría de los habitantes.

Suspiró y puso las manos sobre su rostro al pensar en que tenía que llamar a Ezra con urgencia.

Se levantó de la cama y, tras buscar un poco, se puso su playera y después los tenis. Hizo una fina línea con la boca mientras se abrochaba estos últimos, ojalá el hotel tuviera un teléfono público.

Agarró la pluma con la libreta que el hotel proporcionaba y escribió una nota informándole a Sakura dónde estaría, luego le dio la vuelta a la cama y la dejó en el buró junto a ella; no pudo evitar darle un ligero beso en su hombro a lo que ella sólo suspiró con contentamiento, mas no despertó.

Salió de la recámara y bajó a la recepción.

—¿Tiene teléfono? —preguntó al recepcionista.

Este no quitó la mirada de su celular al señalar y decir—: Fondo a la derecha, es de tarjeta.

Zia dio las gracias y se dirigió a dónde le indicó.

Metió su tarjeta de crédito y marcó el número de Ezra. Bufó, frustrado, cuando de nuevo el buzón lo recibió, al tratar con los números de los demás, obtuvo el mismo resultado.

Pasó una mano por su cabello y sin mucha esperanza marcó el número de su padre, pero de igual manera lo mandó a buzón. Colgó y puso la cabeza sobre el teléfono a la par que apretó los párpados en frustración, necesitaba comunicarse y no tenía idea de cómo hacerlo.

«Puedo controlar las mentes»

Levantó la cabeza y se quedó pensativo por unos segundos, ¿sería posible que Sakura se pudiera comunicar por medio de sus poderes?

Levantó la cabeza y se quedó pensativo por unos segundos, ¿sería posible que Sakura se pudiera comunicar por medio de sus poderes?

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