Solo la idea de saber que mi hija está en manos de Luan y Fabrizio me hace pensar en mil cosas a la vez, me gustaría saber en dónde se encuentran e ir como una loca a por mi hija. Tengo tanta mala suerte que ahora mi vida ha vuelto Max, pero para ser sincera no tengo tiempo de pensar en lo que pienso al respecto, solo quería que se marchara de la escuela y no volviera, pero en el fondo nos viene bien su ayuda. Nos hemos repartido en varias partes, hemos mandado a nuestros hombres a revisar las cámaras de la zona, los hombres de Max están colaborando en hablar con las personas por si alguien había visto algo, pero es imposible preguntar a tantas personas.
No estaba muy segura de lo que estaba haciendo, pero haría lo que hacía falta para encontrarla, había aprendido muchas cosas estos dos últimos años, he mejorado en defensa personal, aprendiendo nuevos trucos y he aprendido a manejar todo tipo de arma y no se me da nada mal, creo que en cierto modo lo llevo en la sangre. Nosotros ahora nos encontramos en nuestra casa franca preparándonos para lo que venga, no sabemos si nuestros hombres encuentren alguna pista o algo, pero queremos estar preparados. Tenemos todas las armas en la mesa y todos los accesorios, es importante recalcar que solo venimos aquí cuando hay problemas gordos, Max no había venido y James tuvo que hacerle una advertencia para que no dijera nada sobre esto, en el fondo me encanta ver como Max se traga sus palabras en frente de mi hermano. Para no perder más tiempo fui a por una ropa más cómoda, no podía estar con un tacón roto y un traje blanco, cuando volví ya cambiada miré esos dos rostros que me miraban fijamente, uno con asombro y el otro con enfado.
— Por encima de mi cadáver —dice al momento James mientras me acercaba a ellos.
— Es mi hija, no voy a dejar que vayáis solos a dónde quiera que vayáis —él no quería que me involucrara en esto.
— Escúchame bien, mi deber es protegeros ¿Entiendes? —se lleva las manos a la frente—. Ponte en mi lugar, ¿Qué crees que pasaría si nos ocurre algo a los dos? ¿Quieres dejar solos a los niños? ¿A los demás?
— No quiero pensar en ello porque sé que no va a ocurrir nada de eso, puedes pedirme cualquier cosa, pero no puedes pedirme que me quede en casa esperando mientras mi hija no está conmigo —le miré con desafío.
— Creo que...
— ¡Tú no te metas! —le gritamos a la vez a Max, volví a mirar a mi hermano.
— Está bien... —terminó cediendo—. Si quieres participar allá tú.
— Buena elección.
Mientras James se marchaba a otro cuarto para hablar con Tamy yo fui directamente hacia la mesa y me guardé unas cuantas navajas, me di cuenta de que Max estaba fijándose en mí, así que levanté la mirada para verle, para ser sincera tenerle aquí presente me produce una sensación muy extraña, otra diferente, no sé cómo explicarlo.
— Veo que te has convertido toda en una experta en armas —dice con una media sonrisa que hace que se vuelque mi corazón—. Te veo diferente.
— Hay muchas cosas que han cambiado estos últimos años —me limité a decir y agradecía que en ese momento me sonara mi teléfono.
Desde que Tyler se enteró de que Tara había desaparecido no deja de llamar cada cinco o diez minutos, está tan preocupado como nosotros, él es prácticamente su padre y no va a descansar hasta que la tengamos en casa sana y salva.
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Al final del destino
RomanceNunca me hubiera imaginado estar en esta situación, hace dos años mi vida cambió de la noche a la mañana. Llegué a Nueva York con mi hijo y mi mejor amiga Tamara para poder empezar de cero, necesitaba encontrarme a mí misma y empezar a trabajar para...