Capítulo 9

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Volver a la rutina es algo de lo que nunca me acostumbraré, eso de tener que madrugar tanto para estar puntual en tu trabajo cuando eres la jefa no me hace mucha gracia, ahora que posiblemente tengamos nuevos posibles socios me anima mucho más a trabajar duro cada día. Hoy Mario me ha estado ayudando con algunos documentos para las reuniones que han sido programadas para los siguientes días y algunos de los eventos que me han invitado, aunque me sorprende después de haber sido tan criticada en Daysun. Así que después de trabajar y varias reuniones aún me faltaban muchas cosas por hacer, tenía que hablar con recursos humanos para comentar algunos aspectos de contratación, cogí algunas cosas de mi mesa y salí de mi despacho cuando Mario me detiene.
 

  — Señorita Davis —frunzo el ceño.
  — ¿Pasa algo?
  — Alguien ha venido a verla.
  — ¿Tenía programada alguna reunión? —dije mirando mi reloj.
  — No, pero me gustaría poder concertarla con usted —alguien dijo a mis espaldas, ya había escuchado esa voz melodiosa, así que me giré para verle.
  — Señor Petrov, no le esperaba —me giré y le tendí la mano.
  — Siento haber venido así de repente, pero quería hablar personalmente con usted algunas cosas de interés —qué tío más directo—. Si no le importa.
  — Claro, pase a mi despacho —le indique con el brazo—. Mario, llama a Kate y dile que no puedo ir ahora, organízalo y pon en la agenda otra hora disponible.
  — Por supuesto.
 

  Me sorprende que haya venido hasta mi empresa para hablar conmigo sobre negocios, sobre todo por no haber concertado ninguna cita, pero me gustan las personas que son directas y que saben que quieren.
 

  — ¿Y bien?, ¿en qué puedo ayudarle? —pregunté mientras me sentaba.
  — Verá, cuando la conocí la otra noche en la fiesta me causó muy buena impresión y he escuchado maravillas de su empresa, así que me gustaría conocer un poco más.
  — Me alegra que le haya causado una buena impresión, señor Petrov, es todo un honor para mí poder contarle la gran labor que hacemos en esta empresa.
 

  Cuando se trata de negocios no me corto ni un pelo, me gusta hablar de todo el trabajo que hace mi equipo y por supuesto hablar de lo que conozco y manejo a la perfección, aunque en el fondo no sabía cómo iba a hablar delante de semejante hombre y tan joven, normalmente suelo hablar con hombres ya bastante mayores, pero esta vez me he sorprendido a mí misma y me doy una palmadita en el hombro.
 

  — Perdóneme, he hablado tanto que apenas ha podido hablar o preguntar —me disculpo ante él.
  — No te preocupes, me alegra saber que es una persona que ama su trabajo —sonríe mostrando sus dientes perfectos y blancos.
  — Así es, la verdad es que adoro mi trabajo —nos levantamos.
  — ¿Sabe? Me ha convencido hablaré con mi secretaria para concertar una cita para firmar el contrato —me sorprendí. Sin darme cuenta, Tyler entra por la puerta.
  — ¿Me he perdido algo? —pregunta y si no me equivoco con algo de molestia.
  — Tyler, te presento a —pero el hombre rubio se adelanta para darle la mano.
  — Mijail Petrov —Ty le mira con desafío.
  — Tyler Phillips.
  — El señor Petrov va a ser uno de nuestros clientes —dije intentando cortar la tensión.
  — Pues es un placer para nosotros que haya decidido unirse —dice entre dientes.
  — El placer es mío —dice serio—. Bueno, creo que ya he terminado aquí. Señorita Davis estaremos en contacto, señor Phillips un placer.
 

  Salió del despacho perdiéndole de vista y yo me volví a sentar en mi silla algo cabreada.
 

  — Lo siento, quería saber quién era —dice él mientras se sienta.
  — Tyler, no puedes entrar a mi despacho así sin más cuando estoy reunida y menos por tus celos absurdos.
  — ¿Qué? No, no estoy celoso —dice con indignación.
  — Ya, claro.
  — Será mejor que vuelva a mi despacho —se levanta.
  — Sí, mejor —salí también viendo cómo se va marchando, después miré a Mario que estaba mirándome.
  — Le dije que estabas reunida, pero insistió en entrar.
  — Lo sé, tranquilo —le sonrío y vuelvo a entrar.
 

Al final del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora