Capítulo 3

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*Loren*

Lo peor de mis pesadillas se había vuelto una realidad, sabía que en algún momento esa mujer volvería a nuestras vidas, pero lo que menos me esperaba es que fuera de este modo. Nunca me imaginé que seguía tan cerca de nosotros y que por desgracia su querida hija vaya a la misma escuela que la nuestra, si hubiera sabido desde un principio que estaban en la misma ciudad le hubiera suplicado a Max irnos lejos, a otra parte para no poder tentar a la suerte. Ahora que ha vuelto y de la peor manera no puedo dejar que Max se entere de que esa niña es su hija, eso pondría en peligro todo por lo que he luchado todo este tiempo y sigo haciendo. Era perfectamente consciente de que no podían divorciarse por culpa del abuelo de Max, aun sabiéndolo deseaba con todas mis fuerzas que ese matrimonio no fuera real.

Ahora que estoy en la vida de Max dejé a un lado todo contacto con mi padre, sabía que no podía seguir siendo su títere y que me utilizara a su antojo para su beneficio y mucho menos que se interpusiera en mi vida ahora que tenía a mi hija, yo me prometí no ser como mis padres, dejaría que mi hija decidiera a quién amar, a que eligiera su propio destino. Quiero que tengas muchas más posibilidades de las que yo tuve, que sea feliz y por todo lo que he visto estos últimos años, Max me ha demostrado que es un buen padre y enseñará muchas cosas a Lara el día de mañana.

Mi padre me solía mandar de vez en cuando algunos mensajes para preguntar por mí y por la niña, otras veces solo mandaba alguna postal y felicitaciones de Navidad y eso me irritaba mucho, sobre todo porque cada vez que recibía noticias de él yo discutía con Max. Con las únicas personas con las que tengo contacto son con mis hermanos y mi madre, a veces me voy con ella a comer para que pueda ver a la niña, no le tengo tanto odio a mi madre y, además, es la única amiga que tengo, sé que ella solo sigue las órdenes de mi padre y una sumisa ante sus exigencias.

Cuando salí del despacho volví a la sala para estar presente en el cumpleaños, quería olvidarme de mi conversación con Max por un buen rato porque sabía que es lo que iba a hacer, le conocía perfectamente.

*Maxwell*

He estado dándole vueltas todo este tiempo, no sé si estoy preparado para saber todo lo que ha estado haciendo Emma en su vida, pero tengo que estar seguro de si esa niña es mi hija, antes de abrir el correo que me ha mandado mi investigador le di un gran sorbo al vaso de whisky. Aunque no quería saber nada de lo que había estado haciendo todo este tiempo, me aseguré de que la investigaran hasta que yo decidiera tener su información, en el fondo sabía que en algún momento lo necesitaría.

<<La señorita Davis parece tener una gran afición por las armas de fuego, cuando dio a luz al poco tiempo comenzaron a impartirles clases para su mejoría. Ha comprado un edificio con la ayuda de su hermano, James Bernard, donde claramente han puesto una empresa de asesoría, por lo que he podido averiguar tienen muy buenos clientes de empresas muy importantes. Aparte de llevar una vida monótona tiene una gran devoción por el cuidado de sus hijos, su hija nació el 10 de septiembre en el Hospital Sumer Col, a sus dos años de edad muestra una gran inteligencia>>

Su hija nació el mismo día que Lara y ha desaparecido el mismo día de su cumpleaños, puedo imaginarme por el mal momento que está pasando. Continué bajando el mensaje y me fijé en todas las fotos que había recibido, Emma, sus amigos, su hija... la cual... es idéntica, a mí. Di un gran salto de la silla sin despegar la vista de la pantalla, no era casualidad, su tez clara hacía resaltar sus hermosos ojos claros, era preciosa y alegre; con el corazón a mil por hora y la adrenalina por las nubes me acerqué a un armario en donde tenía algunas fotos de cuando era pequeño. Llorar era lo menos que me esperaba, darme cuenta de que esa niña era mi hija y no haberla visto nacer hizo que mis lágrimas se convirtieran en fuego, estaba furioso y estrellé todo lo que había por mi paso. En estos momentos estaba odiando a Emma, me ha mentido todo este tiempo y no ha sido capaz de decirme la verdad cuando nos volvimos a encontrar apenas hace unas horas, pero esto no se iba a quedar así.

Al final del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora