Capítulo 5

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Al llegar a casa lo primero que hice fue ver a mis hijos, ellos eran lo que más me importaban en el mundo y si les pasara algo yo me moriría, aunque estuviera cansada o triste, sus risas y tonterías eran mi subidón de adrenalina. Tyler era consciente de que estaba más rara de lo normal, ni siquiera contesté a las llamadas que me había hecho esta tarde, pero no me apetecía hablar con él en ese momento, cuando la nana cogió a los niños yo me metí en el cuarto para coger mi ropa y meterme a la ducha. Necesitaba refrescarme y pensar en la propuesta de Max, me siento tan presionada que no sé exactamente qué hacer, en cierto modo siempre quise que mi hija conociera a su verdadero padre, pero, por otro lado... no estoy tan segura de ello y sé que sea la decisión que tome, a Tyler no le hará ninguna gracia. Al entrar al baño sabía que Tyler me seguiría, a veces era habitual ducharnos juntos que luego acababa con sexo, pero ahora todo es diferente, tenía muchas cosas en la cabeza de que pensar.
 

  — ¿Pasa algo? —me pregunta quitándose la camisa.
  — Creo que será mejor que me duche yo sola —dije cabizbaja.
  — Pensé que...
  — Quiero estar sola, Tyler —su mirada era de preocupación, pero enseguida lo entendió y aunque estuviera algo ofendido cogió sus cosas—. Como quieras.
 

  A veces pienso que soy egoísta y que no me merezco una persona tan buena como él y que en cierto modo soy afortunada de que alguien me quiera incondicionalmente, todo este tiempo que hemos estado juntos me había dado cuenta de que me había enamorado de él, pero me empiezo a replantear que clase de amor es el que siento hacía él.
  Dejando caer el agua caliente sobre mi cuerpo, analizo todo lo que ha pasado esta tarde con Max, no creía volver a tener ese cosquilleo cuando está presente, casi se me olvidaba cómo olía, como sus ojos me miraban fijamente, toda esa adrenalina que pasaba por mi cuerpo cuando estaba a su lado era una parte de mí que casi olvidaba o eso me quiero decir a mí misma. Cuando me sostuvo en sus brazos y sentí su toque, me estremecí a tal punto, de no querer separarlo, hacía tanto tiempo que no sentía algo parecido y aunque me quiera mentir eso solo hacía que me excitara aún más. Por mi mente pasaron todas las noches que pasamos en la cama, recordaba cómo me tocaba y me hacía estremecerme, recuerdo aún cómo me besaba tan apasionadamente que nos quedábamos sin aliento al no querer parar. Empecé a excitarme con solo de pensarlo, no, más bien, de imaginármelo ahora en mis brazos, sin pensarlo, mis manos fueron directos a mi sexo, sabía que estaba mal, pero yo quería más, quería por lo menos recordar las veces que me hacía gemir de placer. Esperaba que nadie pudiera escuchar lo que estaba haciendo en la ducha, sobre todo Tyler después de haberle rechazado no era justo, aunque supongo que él en alguna ocasión lo hará, en el fondo quería castigarme por haber hecho eso en la ducha, pero una parte de mí sabía que no había nada de malo fantasear en algo que nunca más volverá a pasar.
 

  La noche siguió como siempre, acosté a los niños en la cama y cuando por fin se durmieron me fui directa a la cocina para prepararme un té antes de dormir, necesitaba relajarme aún más para el largo día de mañana, estuve revisando algunos documentos y en una de esas recibí un mensaje que me hizo asustar, no suelo recibir mensajes a altas horas de la noche.
 

  <<Espero que te pienses bien mi oferta, te advierto que no es una buena idea decirme que no. Por cierto, me encanta verte enfadada, no sabes cuánto me excitas>>
 

  Era un idiota, tenía la facilidad de cabrearme con tan solo un mísero mensaje, era tan impredecible que no sé por dónde va a tirar, no podía dejar de mirar el mensaje hasta con un poco de gracia, es que le detesto tanto que... puf me irrita.
 

  *Maxwell*
  Todas esas imágenes se me vienen a la mente cada vez que le pego un sorbo a mi copa, volver a estar cerca de ella solo me ha hecho recordar cuanto la quiero, volver a ver sus hermosos ojos y sus labios era una exquisitez que no podía creer todo el tiempo que he podido vivir sin ella. He pensado en no quitarle a nuestra hija, podré ser un monstruo, pero no podría hacerle tal cosa, en cambio, he decidido arruinar su negocio, era justo, una cosa por otra, no podía quedarme de brazos cruzados sin hacer nada después de haberme ocultado algo tan importante. Si lo pensamos mejor no es tan grave como parece, por su culpa casi pierdo todo por lo que he luchado, así que, qué mejor que eso; sin embargo, no puedo dejar a un lado mis sentimientos por ella, desde que la conocí supe que era la mujer de mi vida y hacer lo que voy a hacer es difícil para mí. Para ser sincero mi encuentro con ella en el cementerio fue una de las experiencias más excitantes que he vivido, nadie me había hecho sufrir de tal manera que me hiciera desearla tanto, estoy segura de que ella no pudo notarlo, pero al igual que ella me sentía impotente de no poder acercarme más a ella. Notar que se seguía poniendo nerviosa cuando me acerco, solo me confirma que sigue sintiendo algo por mí, sentir cómo se le aceleraba el corazón y como respiraba entrecortado me incitaban a besarla, pero me contuve e hice lo mejor que se me da, fastidiar el momento. En cuanto llegué a casa no podía contenerme, fui en busca de Loren en la habitación, estaba tumbada en la cama con uno de sus pijamas más sexy, estaba claro que me estaba esperando y yo estaba encendido. Me quité la camisa dejando mi pecho al descubierto, al verme dejó a un lado su revista y fue directa a mis labios, sabía por dónde iban los tiros, pero no quería nada de romanticismos en ese momento, quité su delicado camisón y fui directo a sus pechos, besé, mordisqueé y lamí todo su cuerpo. Por mi mente se pasaba la imagen de Emma, deseaba que fuera ella a quién estuviera en mi cama poseyéndola y sé que no es correcto acostarme con Loren mientras me imagino a otra mujer, pero si no lo hacía me volvería loco solo de reprimirme.
  Cuando terminamos de acostarnos me levanté de la cama para irme a la ducha, me sentía un capullo por jugar con los sentimientos de Loren, pero viéndolo de otra forma, ella sabía perfectamente que nunca podría sentir algo más que cariño por ella y aunque sea la madre de mi hija no quita todo el daño que ha causado. Sé que iba a decir algo cuando me levanté, pero me marché tan rápido que la deje con la palabra en la boca, no duraría mucho tiempo solo en la ducha porque ya podía escuchar como abría la puerta.
 

Al final del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora