Capítulo 6

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Me está costando centrarme en el trabajo el día de hoy, han pasado varias semanas desde el cumpleaños y ahora empezamos con el duro trabajo en la empresa, tenemos la suerte de tener nuevos contratos con dos empresas importantes y no he dejado de revisar papeles sin parar. Mi sueño era ser empresaria, pero nunca me imaginé que fuera tan difícil, con razón muchos empresarios tienen caras largas y arrugadas de lo frustrados que pueden llegar a estar, yo espero no llegar a estar como ellos nunca. Tyler está en el departamento financiero pendiente de todo mientras yo manejo los contratos, reuniones con posibles socios y etc.... esto la verdad que es un sin parar, sin embargo, me siento orgullosa de todo lo que estoy logrando, bueno lo que estamos logrando en tan poco tiempo, eso me anima cada día a trabajar más. Pero últimamente me refugio mucho más en el trabajo para no tener que estar pensando en... en Max, ahora no deja de visitar a Tara y de traer a su hija Lara, la verdad es que no había caído en lo parecidos que son sus nombres, pero ese no es el caso, la cosa es que no deja de hacer acto de presencia y yo me pongo muy nerviosa porque hace que Tyler este más pegado a mí que de costumbre. No me gusta sentirme agobiada por nadie, suficiente que vivimos juntos, trabajamos juntos y casi todo y para mí es muy difícil poder hacer algo yo sola porque ya empieza a pensar que estoy con Max y ese estilo de cosas, a veces odio sus celos tontos, a ver, sé que le odia, pero eso no es excusa para no confiar en su novia. Sé que tiene miedo de que le vaya a dejar y vuelva a estar con Max, pero eso no va a suceder, nunca, ahora estoy feliz cómo estoy, aunque sigo con miedo en el cuerpo porque en algún momento pasará algo malo.
  Esta noche tenemos una fiesta a la que nos han invitado uno de nuestros clientes, es una gran oportunidad para darnos a conocer, estoy algo nerviosa porque es mi primera fiesta después de tanto tiempo y la verdad no sé cómo comportarme ante tanta gente. Ni siquiera sé que ponerme y lo peor de todo es que Tamy no puede ayudarme porque tiene mucho trabajo por hacer, así que Eva me va a acompañar para encontrar el vestido ideal para la ocasión, no quiero nada extravagante, quiero algo elegante y que me favorezca. Saqué las llaves de mi bolso para montarme en el coche, tenía que pasar a recoger a Eva en el hospital, primero íbamos a comer y después nos iríamos de compras por la ciudad, me encantaba quedar con Eva porque era muy tranquila, todo lo contrario de Tamy, desde que la conozco ha sido un gran apoyo para mí y se ha convertido en mi mejor amiga.
 

  — Hola —dice animada al verme—. Pensé que no ibas a llegar nunca, me muero de hambre.
  — Sí, perdona —dije riendo—. Me he entretenido un poco.
  — Te lo perdono —nos montamos en el coche—. ¿Vamos a Grey's?
  — Por mi perfecto —en Grey's hacen unos Hot dogs muy deliciosos, solemos ir de vez en cuando, cuando tenemos prisa o solo queremos picar algo.
 

  Cuando llegamos nos pedimos unos perritos y mientras lo comíamos dimos una vuelta por las calles opinando sobre las mejores tiendas para entrar a ver, Eva era muy graciosa para ser tan pacífica, podías hablar cualquier cosa con ella sin miedo a ser criticada o juzgada, supongo que eso es lo que se espera de una amistad. Terminamos de comer en uno de los bancos mientras charlábamos de nuestras cosas, la gente pasaba absorta sin prestar atención a lo que le rodea, eso es muy típico de esta ciudad, todos van con prisa y con muchas cosas en la mente, creo que no me estaba percatando de que estaba totalmente callada que Eva chasqueó los dedos para que la prestara atención.
 

  — ¿Sigues ahí? —la miré.
  — Sí, perdona —miré el papel que sostenía en mis manos.
  — Creo saber por qué estás tan ausente —fruncí el ceño.
  — A ver ¿Según tú, por qué?
  — Tiene que ver con Maxwell ¿Verdad? —reí nerviosa.
  — No, qué va.
  — ¿Crees que va a ir a la fiesta?
  — Es muy probable, él nunca se salta una fiesta como esta.
  — Bien, entonces, deberíamos de comenzar con nuestra búsqueda y encontrarte un vestido que te haga relucir entre las demás —se para delante de mí, tendiéndome sus manos para levantarme.
  — No quiero ser el centro de atención —me rio.
  — Solo de uno, ¿no es así? —menciona con picardía y yo me sonrojo—. Además, siempre eres el centro de atención.
 

Al final del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora