*Tamara*
Estoy muy feliz, esta vez siento que es diferente, siento que este bebé nacerá sano y fuerte y hará que seamos felices. Hoy me he tomado el día libre y he dejado a mis aprendices en el taller para continuar con algunos diseños para poder ir de compras, quiero empezar a montar la habitación del bebé y no puedo esperar, cuando le conté la noticia a mis padres y a mis hermanos se quedaron sorprendidos y tan contentos que mi madre comenzó a llorar. Ahora me encuentro en una tienda para ver las cunas, quería algo especial y único, así que tenía todo el tiempo del mundo para poder decidirme, me hubiera gustado que James estuviera conmigo para comprar juntos estas cosas, pero ahora mismo ha tenido que ir de viaje para esos "negocios" según él, Mijail está colaborando con Vitale y es un peligro para todos. No me hace mucha gracia que tenga que trabajar con Maxwell para esto, pero cuanta más ayuda tengamos mejor, me hizo prometerle que no le diría nada a Emma hasta que estuvieran seguros al cien por cien de que Mijail no es un peligro, pero me cuesta esconderle estas cosas a mi mejor amiga, hemos tenido varias peleas y no me gustaría volvernos a pelear.
Cuando salí de la tienda fui directa a comprarme un donut de chocolate que el bebé me estaba pidiendo, creo que los antojos ya estaban apareciendo, cogí el teléfono para llamar a Emma y pedirle opinión sobre el color de la pared del bebé, pero no lo cogía, así que esperé a que el semáforo se pusiera en verde para cruzar a la otra tienda de bebé. Mientras caminaba al otro extremo de la calle escuché óomo el fuerte sonido de un coche acelerando se acercaba a mí, en ese momento no podía reaccionar y todo se volvía negro.
*Emma*
Seguíamos en esa mediana manta charlando y comiendo lo último que quedaba de los platos, no entendía por qué una parte de mí se sentía a gusto al lado de Max y la otra simplemente quería estrangularlo, si lo pienso bien es un poco masoquista por mi parte. Me gustaría tener poderes psíquicos para saber qué es lo que piensa y que es lo que tiene en esa cabeza, me ayudaría a descubrir una gran parte de él. Tamy me había llamado hacía un rato y no había visto la llamada, por suerte nosotros habíamos terminado y le estaba ayudando a recoger las cosas cuando note que el móvil estaba vibrando, había pasado una hora desde que Tamy me había llamado, esta vez quién me llamaba era James.
— Hola —dije despreocupada y alegre.
— Emma... —dice con voz temblorosa y casi apagada.
— ¿James? ¿Qué pasa? —me incorporé.
— Tamy...
— ¿Qué? ¿Qué pasa con ella? —me levanto rápidamente nerviosa.
— Tienes que venir al hospital —comienza a llorar.
— Enseguida, mándame la dirección —colgué la llamada.
— ¿Qué ha pasado? —me mira Max con preocupación.
— Es Tamy, no sé qué ha pasado, pero no sonaba nada bien.
— Espera, te llevo al hospital —coge las cosas.
— No hace falta —dije nerviosa.
— Emma no voy a dejar que conduzcas así, insisto en llevarte —coge mi mano y yo no puedo negarme.
— Está bien, no perdamos más el tiempo.
Me estaba imaginando tantas cosas que no podía concentrarme, no sabía qué le estaba pasando a mi mejor amiga, pero me estaba arrepintiendo de no haberle cogido el teléfono, quizás... no sé.
— Todo irá bien, ¿Vale? —dice Max apretando mi mano—. ¿Te dijo que había pasado?
— No... —mis lágrimas comenzaron a salir como si fuera una gran cascada—. No sé qué le ha pasado, pero ¿Y si mi mejor amiga está muerta? No he cogido su llamada y no he podido escuchar su voz —golpe lo primero que vi.
— Ella está viva ¿Vale?
— Está embarazada, después de tanto tiempo buscándolo, ahora lo está, si ha pasado algo grave y lo ha perdido no creo que vuelva a ser la misma de antes, no va a poder sobrellevarlo —me llevé las manos a la cara.
Supongo que Max no sabía qué decir, porque se había quedado callado, pero por el rabillo del ojo pude ver cómo apretaba con fuerza el volante, aún tenía mis mejillas húmedas mientras miraba las calles cuando le escucho hablar.
— Ella es fuerte, como tú —me sorprende—. Aunque pierda a su hijo, os seguirá teniendo a vosotros.
— Quizás y tengas razón, pero...
— Lo importante es que ahora James está a su lado —aprieta más el volante.
Eso me hace pensar en aquel día, cuando entré en el hospital malherida, pensé que había perdido a mi bebé y que él me había dejado ahí sola cuando más le necesitaba, esa es la diferencia entre mi hermano y él, James nunca dejaría al amor de su vida sola media muerta en el hospital, aunque se estuviera muriendo por dentro, en cambio, Max...
Poco fueron los minutos en llegar al hospital, bajé del coche corriendo para entrar al hospital, quería saber dónde estaba mi amiga, la chica de recepción me dijo en que planta estaba y dónde, estaba en quirófano. Cuando subí vi que James estaba tirado en el suelo llorando como un niño, nunca le había visto así y se me encogió el corazón con solo verle así, nada más acercarme a él, me miro a los ojos fijamente como confirmándome que Tamy no saldría de esta, como si la estuviera perdiendo, le acompañe en su dolor.
— ¿Qué ha pasado? —dije entre lágrimas.
— Ella... estaba... y... un coche la... —no podía ni siquiera hablar—. No puedo perderla —niega con la cabeza.
— No la vas a perder, ella es fuerte y lo sabes.
— Esta vez es diferente... —continuó llorando.
Al levantar la vista vi que Max estaba quieto a un lado sin decir nada, al momento vino uno de sus hombres, le dijo algo al oído que no pude escuchar, pero al momento de irse me levante para saber qué estaba pasando, tenía la intuición de que algo no encajaba.
— Max... ¿Qué te ha dicho? —dije en voz baja mirando hacia James.
— Es complicado —agacha la cabeza.
— Max, si tiene algo que ver con Tamy tienes que decírmelo —me coge del brazo y me aparta lejos de James—. ¿Vas a decirme ahora que sucede?
— Es Vitale, él lo ha provocado —mi corazón empezó a latir de miedo—. Miraron las cámaras y vieron que el coche que la arrolló no estaba registrado en la base de datos de la policía.
— Eso no...
— Tengo que irme —acaricia mi mejilla—. Te prometo que lo voy a solucionar —me da un beso en la frente y luego se va caminando.
— Espera, no, voy a ir contigo —frunce el ceño.
— ¿Qué? No, no voy a dejarte.
— Max, si puedo hacer algo para que ese cabrón nos deje de una puta vez lo haré.
— Emma...
— ¡NO!
— No vas a parar hasta que te deje ¿Verdad?
— Es que no era una pregunta —le miré seria.
Nos acercamos hasta James, no quería dejarle solo, pero sabía que si no lo hacía y dejaba ir solo a Max podría pasarle algo y no puedo dejar que el padre de mi hija muera por defender a mi familia.
— James, está de camino Tyler —me miró confundido—. Sé que ahora me necesitas, pero tengo que hacer una cosa, te quiero —me levanté dejándole ahí, me partía el corazón, pero vengaría a mi amiga.
— ¡Emma! No —veo que se levanta—. ¡Maxwell! ¿Cómo la has podido dejar?
Ambos me miraban fijamente, pero es mi deber y tengo que hacer algo, no quedarme en una silla esperando a ver si mi mejor amiga muere o no.
— Lo siento —dije marchándome de ahí.
Mientras nos montábamos en el coche marqué el número de Tyler, tenía que enviarle al hospital junto a mi hermano, Liam y Eva no habían llegado aún, pero también tuve que avisarles.
— Pero dime que vas a hacer Emma, ¿Qué ha pasado?
— Ahora mismo no puedo explicarte mucho, pero por favor, ve al hospital y cuida de mi hermano.
— No sé qué coño habrá pasado, pero espero que —le colgué la llamada dejándole con la palabra en la boca, sé que está mal de mi parte, pero ya tenía muchas cosas en la mente como para tener más de que pensar.
Le envié la dirección por mensaje y a los demás igual, estaba segura de que no iban a dejarle solo mientras yo busco a ese capullo con la ayuda de Max.
— ¿Estás segura de esto? —me pregunta Max sacándome de mis pensamientos.
— Más que segura ¿Te das cuenta de que si no hacemos nada seguirá haciéndonos la vida imposible? Quiere destruirnos, sin felicidad y sin nada a que aferrarnos.
— Lo entiendo, pero no quiero que te hagan daño.
— Ya me lo están haciendo —fijé mi mirada a la carretera—. Llevan haciéndolo toda mi vida.
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Al final del destino
RomanceNunca me hubiera imaginado estar en esta situación, hace dos años mi vida cambió de la noche a la mañana. Llegué a Nueva York con mi hijo y mi mejor amiga Tamara para poder empezar de cero, necesitaba encontrarme a mí misma y empezar a trabajar para...