*Mijail*
No entendía nada de lo que estaba diciendo Megan, delante de Maxwell y Emma se había comportado diferente, como si fuera otra persona diferente, quería saber que estaba pasando, pero ella no me decía nada, solo quería hablar en casa. En cuanto llegamos no pude con los nervios y empecé a reclamarle lo que había pasado.
— ¿Me quieres explicar ahora por qué narices has dicho esas cosas?
— Mijail —estaba nerviosa, como si no pudiera decir nada.
— Habla —dije serio.
— Sé que lo que te voy a contar no te hará mucha gracia, pero ya es imposible ocultarlo.
— No entiendo nada.
— ¿Te acuerdas cuando me encontraste ese día?
— Perfectamente.
— Bueno... yo no estaba ahí por casualidad —fruncí el ceño.
— ¿Qué quieres decir?
— Cariño...
— Habla claro.
— Trabajo para el FBI como infiltrada —sentí cómo un escalofrío recorría mi cuerpo—. Bueno, más bien trabajaba, supongo que soy una enemiga más para ellos.
— Qué...
— Era cierto, cuando dije que me habían dado un trabajo nuevo, me ofrecieron infiltrarme en tu casa para conseguir información sobre tu padre, al principio accedí, pero cuando te conocí de verdad lo mandé todo a la porra.
— ¿Cómo has podido? Confiaba en ti, te conté todo sobre mí y así es como me lo agradeces...
— Perdóname por favor yo...
— Cállate, no quiero saber nada más —le di la espalda para ir a la habitación.
— Mijail por favor —me detiene en seco—. No hagas ninguna locura, por nuestro hijo —me mira a los ojos, pero yo ahora mismo no podía ni siquiera mirarla.
— Podías haberlo pensado antes —me zafé de su agarre.
No podía creer que había convivido con una persona quién yo creía diferente, ella era mi vida, el amor de mi vida y me ha estado engañando todo este tiempo. No era justo haber mostrado todo mi ser a alguien como ella, me ha traicionado, a mí, a mí familia, nuestra familia... no sabía qué hacer, ahora era yo quién se encontraba entre la espada y la pared. Habíamos formado una familia como para que ahora me diga que es una infiltrada... es increíble, a veces es cierto lo que dicen y nunca terminas de conocer a esa persona, tenía que consultar con la almohada antes de hacer cualquier cosa.
*Megan*
Ya no podía ocultar más quien era en realidad, había ocultado por mucho tiempo todo y no era justo para nadie, sabía que me arriesgaba a perderlo todo, pero no puedo dejar que una familia sufra cuando puedo ayudar. Sé que he engañado a todo el mundo, pero es mi trabajo o por lo menos lo era.
Siempre fui una chica estudiosa y muy lista para mi edad, los médicos dijeron a mis padres que era intelectual, superior como para estar estudiando en una escuela de bajo nivel, con diez años ya sabía hacer cálculos a nivel universitario y sabía cosas que otros niños de mi edad no tenían ni la menor idea. Me había graduado de la universidad con honores y fácilmente podría trabajar de cualquier cosa que yo quisiera, pero lo que de verdad me gustaba era trabajar para los federales, algo que era difícil si no tenías recomendación antes. Pero un día decidí plantarme ahí y presentarme, no podía estar de brazos cruzados, me dijeron que ya contactarían conmigo, que tenía que esperar, así que lo hice, esperé varios días hasta que me llamaron inmediatamente. Había un caso especial, querían probar mi capacidad y si de verdad valía para este trabajo, así que acepté, no fue fácil al ser una chica tan joven, decían que no podía conseguirlo, que era imposible que alguien como yo consiguiera información tan valiosa. Al principio intentaba dar cualquier información que pudiera sin que nadie sospechase de mí, era una pobre chica que había perdido la memoria y no tenía ni idea de lo que estaba metida, con el tiempo me enamoré de Mijail, conocí a un hombre increíble que solo era un títere que manejaba su padre. Sabía que si hacía algo en su contra sería Mijail quién sufriría y eso no podía permitirlo, así que lo deje todo, todo para empezar una vida junto a él, nos casamos y años más tarde tuvimos a nuestro hijo. Pero ahora no puedo dejar de pensar en mi pasado, en cómo vuelve una y otra vez cuando intento comenzar.
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Al final del destino
RomanceNunca me hubiera imaginado estar en esta situación, hace dos años mi vida cambió de la noche a la mañana. Llegué a Nueva York con mi hijo y mi mejor amiga Tamara para poder empezar de cero, necesitaba encontrarme a mí misma y empezar a trabajar para...