Capítulo Tres

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El castaño comenzó a juntar sus cosas con desgano, no tenía ganas de conocer al ¿Novio? de su amigo, ya que Brett se ponía algo intenso con sus parejas. No de una mala manera, sino que era algo incómodo para el más bajo ser el mal tercio. Theo era un chico romántico, no lo negaba, pero tampoco lo demostraba, o al menos no lo hacía frente a sus amigos. Una vez que tenía todo dentro de su mochila, le dedicó una última mirada a Stiles.

-Deséame suerte, amigo. 

Amigo... Aquella palabra era como una daga para el de cabello negro, sin embargo no lo demostró. Simplemente sonrío.

-Suerte, Theo...

El mayor salió de su salón mientras le enviaba un mensaje a su mejor amigo preguntándole dónde se  encontrarían, y a que hora. Por ir mirando su teléfono, no notó que alguien caminaba en su misma dirección, sumido por completo en sus pensamientos, hasta que ambos jóvenes colapsaron entre sí, consiguiente que el otro chico lanzara al suelo todos los libros que, previamente, sostenía en sus brazos. El castaño levantó la vista, más que nada para ver e rostro de aquella persona, que lo había hecho tirar su teléfono al suelo, pero se sorprendió al ver de quien se trataba. Era Dunbar, el chico lindo del casillero de al lado. Se quedó observándolo por unos breves instantes, para luego sonreírle.

-Lo lamento, estaba en mi cabeza. ¿Estás bien? -preguntó preocupado el mayor.

-No te preocupes, yo también estaba en mi mundo... 

Murmuró de forma tímida el rubio, para acto seguido, comenzar a juntar sus libros. El de ojos grises no dudó en ayudarlo, ya que, según su perspectiva, el accidente fue culpa suya. Theo estiró su mano hacia uno de los libros y, por accidente, su mano chocó contra la del rubio. Ambos cruzaron una pequeña mirada ingenua para soltar una risa suave, no había sido algo tan grave. El castaño se levantó con dos libros y su teléfono con la pantalla rasgada, para su suerte, el aparato aún servía.

-Prometo pagarte el arreglo -aseguró el de ojos celestes con una sonrisa.

-No te preocupes, aún funciona. Al fin y al cabo iba a cambiarlo pronto -tranquilizó el de ojos grises sonriente. Estiró su mano junto con los dos libros del joven frente a él-. Ten, lo lamento, en serio.

-No hay problema, fue culpa de ambos. Nos vemos mañana, Raeken... -despidió el chico con leve timidez.

-Nos vemos mañana, Dunbar.

Theo se quedó viendo al chico alejarse, algo en él le inspiraba confianza al joven de ojos grises. Su cuerpo se quedó en aquel pasillo solitario, pero su mente estaba en otro lado. Estaba pensando en si estaría mal invitar a aquél chico a comer algo, no sería una cita, pero le gustaría conocerlo aunque sea un poco más. Volvió en sí cuando su teléfono sonó en su mano, Brett le había respondido. "A las tres estoy en tu casa, de ahí vamos juntos a la cafetería de siempre". Raeken tenía aún dos horas para comer algo, darse una ducha y hacer sus tareas, hasta le sobraría tiempo para ver televisión.

Un Juego De Niños // THIAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora