Capítulo Veintidós

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Sus labios estaban por tocarse, ambos chicos estaban nerviosos por el tan ansiado beso, un momento tan mágico, que debía ser interrumpido sin querer. La hermana de Theo golpeó la puerta suavemente, haciendo que los jóvenes se separaran rápidamente fingiendo que aquel fugaz momento, nunca había ocurrido. El castaño se levantó acalorado para luego abrir la puerta con una sonrisa.

-Tara, ¿Pasó algo? -preguntó confundido pero sin borrar aquel gesto, característico del chico, de su rostro.

-Te dije que les traería algo de comer, pero ya sabes como son los chicos, tardaron como una hora en decidirse. En fin, les traje pizza y refresco de cola -comentó alegre pasándole a su hermano la caja de alimento y dos latas de refresco-. Oh, no pregunté, que tonta. Li, ¿Comes pizza? ¿Bebes refresco?

-Sí, no te preocupes -contestó el rubio con una sonrisa acercándose a los hermanos para tomar las latas en sus manos-. Muchas gracias, Tara.

-Ay no hay de qué, lo mejor para mis niños.

Aseguró sonriente la de ojos marrones para, posteriormente, depositar un suave beso en las frentes de los chicos y volver a la sala, dejándolos nuevamente solos. El menor de los Raeken acomodó todo en la cama, agarrando los apuntes de Biología y guardándolos en su mochila para que no se ensucien. Luego de pensarlo por unos segundos, lo mejor sería fingir que nada había pasado, hacer lo que en primer lugar le había dicho a Tara que haría, ignorar sus sentimientos y ya.

-¿Quieres ver la tele? -indagó el castaño mientras se sentaba en la cama y abría su refresco-. Puedes dejar la lata en la mesa de noche, es para lo único que sirven -bromeó con una pequeña mueca de gracia.

-Bueno, sí... ¿Qué quieres ver? -el rubio parecía estar metido en otro mundo, como si en su cabeza estuviera reviviendo el mejor recuerdo de toda su vida.

-Te lo advierto, soy un alma vieja, amo ver el canal de historia o el de los animales, ambos me parecen grandiosos -comentó el chico con una sonrisa.

-Creí que era el único que los veía... -murmuró Liam mientras dejaba escapar una pequeña risa. 

Y así pasaron el resto de la tarde, comiendo y viendo el canal de animales. Ya casi se habían olvidado del tema de su "casi beso", hasta que el mayor comenzó a quedarse dormido, a tal punto que apoyó suavemente su cabeza en el hombro del más bajo. Claro que para Dunbar no era una molestia, pero lo hacía sentir tan bien que llegaba a ser algo incómodo. El teléfono de Theo comenzó a sonar una vez, otra y así por unos minutos, así que el menor decidió despertarlo con suavidad, porque quizás era algo importante.

-Theo... Oye... Arriba... No puedes dormirte tan rápido, en serio... -bromeaba mientras empujaba al chico junto a él.

-Mhm... -se quejó el mayor acurrucándose, aún más, en el rubio.

-Th-Theo... Levántate que alguien te llama... -murmuró con leve molestia, no por tener al castaño encima, sino porque ocasionalmente pudo ver quien era la persona que estaba llamando a Raeken-. Te está llamando Stiles -sentenció con enojo sacudiendo un poco fuerte al chico junto a él. El de ojos grises abrió los ojos con tranquilidad y sonrió al encontrarse con los de Liam-. En serio que necesitas tu siesta, creí que era una broma. 

-No era broma, amo mi siesta... -murmuró risueño mientras soltaba una pequeña risa para enderezarse-. ¿Por qué me despiertas? ¿No te enseñaron que es de mala educación despertar a un chico lindo fanático de la siesta de su sueño reparador? 

-No, no me lo enseñaron -contestó con gracia para luego voltear la vista hacia la televisión con cierto enfado-. Te está llamando tu amigo desde hace como media hora.

-¿Amigo? -volteó a ver su celular con pereza encontrándose con que ya eran las cinco y media de la tarde y tenía unas siete llamadas perdidas de Stilinski-. Mierda... Va a matarme -bufó bajo el de ojos grises.

-¿Por qué te mataría? ¿A caso es tu novio como para tener que atenderle todas las llamadas? -soltó con evidente furia disfrazada con burla, era muy bueno mintiendo, pero no tan bueno ocultando cuando algo le afectaba de forma negativa.

-No, él no es mi novio. Pero habíamos quedado a las cinco para ir a tomar un helado, y yo lo olvidé. Con el tema de la tarea, ver el canal de animales y lo bien que la pasamos, olvidé cancelarle -contestó apenado el castaño con una leve sonrisa-. ¿Por que no atendiste?


Un Juego De Niños // THIAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora