Capítulo Treinta Y Nueve

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PRESENTE

Para cuando recobró la consciencia, Theo ya tenía a Brett en el suelo y le estaba dando un puñetazo en la naríz al que alguna vez nombró como su mejor amigo. Sintió como dos chicos lo tomaban de los brazos y lo jalaban hacia atrás, para que saliera de arriba del de ojos marrones, fue todo muy rápido para el castaño. Había golpeado varias veces a su ex mejor amigo, le había dejado varios moretones y, sin bastarle aquello, le había dejado el labio y oa naríz sangrando a borbotones. Por unos minutos se desconoció, él no solía ser así, jamás se había ido a los puños con nadie, de hecho siempre le resultó estúpido hacerlo, pero toda la ira acumulada y sus propias frustraciones lo llevaron a desquitarse con Brett, el cuál ya se había ido corriendo de allí. Raeken escuchaba voces a lo lejos, pero no podía reconocerlas, tampoco veía bien, estaba todo borroso y confuso. De a poco dejó de sentir su cuerpo, todo comenzó a volverse negro.
Abrió los ojos y se levantó de forma abrupta, no sabía, cómo ni porqué, pero se encontraba en lo que parecía una cama de hospital, volteó su vista rápidamente a la izquierda encontrándose con su hermana, Tara se veía tan radiante como siempre, pero aparentaba no haber dormido en un tiempo.

-¿Tara? ¿Qué pasó? ¿Dónde estoy? ¿Cómo llegué aquí? -cada pregunta que brotaba en su cabeza, su boca la hacía salir en una manera desesperada de comprender que es lo que había pasado.

-Tranquilo Allen, están fuera de peligro -fue lo único que atinó a decir su hermana con su típica sonrisa burlona y los brazos cruzados.

-Bueno, pero aún no me contestas muchas cosas. ¿Qué hago aquí?

Recuerdos borrosos de lo que había pasado comenzaron a atormentar su mente. En ellos se veía a él mismo golpeando a Talbot hasta hacerlo sangrar, recordaba como el chico le pedía que pare, que deje de golpearlo, que lo estaba lastimando, pero su furia interna lo había dominado, no lo dejaba pensar con claridad, como si algo se hubiera apoderado de su cuerpo.

-Cálmate, sólo le diste una golpiza a ese tarado, pero fue tan fuerte que sufriste un leve colapso nervioso causado por la gran cantidad de adrenalina e ira en tu cuerpo. Scott y Derek te separaron de él, te desmayaste y te trajimos. Eso fue todo lo que pasó -explicó Tara con tranquilidad.

-¡Liam! -fue lo primero que pudo decir, recordando como el chico lo veía de lejos asustado y había intentado pararlo.

-Él se fue hace un rato, se quedó conmigo toda la noche esperando a que despertaras. Lo envíe a que se dé una buena ducha y durmiera, pero él dijo que se ducharía, comería algo y volvería. No debe tardar en llegar -aseguró la castaña con una sonrisa sentándose junto a él-. No sabía que tenías tanta fuerza, Allen... Parecías un luchador de MMA profesional -comentó con burla la mayor de los Raeken.

-No recuerdo muy bien que pasó, sólo recuerdo que intentó golpearme... Me dijo cosas horribles... Y luego mis recuerdos pasan a cuando le rompí la naríz en el suelo... -suspiró con pena, aún no podía creer todo lo que había hecho.

-No fue tu culpa... ¿Lo sabes cierto? -preguntó Tara con tristeza tomando suavemente la mano del menor.

-No lo sé, Tete... Si bien el inició la pelea, yo también tuve la culpa... Estuvo mal involucrarme con Liam sabiendo que a Brett le gustaba... Pero no pude frenar mi corazón, cada vez que lo veía simplemente mis palabras desaparecían de mi boca, mis palpitaciones aumentaban, mis labios soltaban un suspiro... Y su risa... Oírlo reír me hace sentir en otro mundo... Me enloquece totalmente... -soltó sin pensar el castaño con una amplia sonrisa mientras se recostaba nuevamente en su cama.

-¿A caso tienes que estar en una cama de hospital para que seas tan tierno? -preguntó el rubio parado en la puerta de la habitación.

-Mejor los dejo solos... Creo que tienen cosas de que hablar -comentó la mayor con alegría mientras se levantaba y comenzaba a caminar hacia la puerta-. Te dejo a cargo Liam, sé bueno con él, aún está algo abrumado. Yo iré a hablar con el doctor.

-Sabés que lo cuidaré, no te preocupes -luego de que Tara los dejara solos, el rubio se acercó con rapidez a dónde se encontraba el contrario. Se sentó delicadamente junto a él mientras tomaba su mano con ternura.

Un Juego De Niños // THIAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora