HACE SIETE AÑOS...
-¿Mamá? ¿Se irán otra vez? -preguntó el pequeño niño de tan sólo diez años con tristeza.
-Sí, tenemos que trabajar. Pero Tara se quedará contigo... Sólo son dos semanas, hijo, vas a ver que se te pasarán muy rápido -prometió falsamente Samantha Raeken.
-No te preocupes, Allen, vamos a divertirnos mucho juntos.
Le aseguró su hermana con ternura mientras le acariciaba suavemente el cabello a su hermanito. Ya era la tercera vez que se ausentaban en lo que iba del año, y a penas estaban en Abril, el pequeño Theo bufó bajo para luego levantar su vista hacia su hermana, al parecer, ella era la única que estaría para él.
-Está bien, Tete... -volvió a mirar hacia sus padres con un leve brillo en los ojos-. ¿Volverán para mi último día de clases de primaria?
-Claro que sí hijo, te lo prometo por la garrita -aseguró Gregorio abrazando a su hijo-. Cuídense mientras no estamos.
Y esa fue una de las primeras, de muchas, mentiras que le diría su padre. Ellos volvieron para finales de Junio. Pasaron los años, y Theo estaba a punto de graduarse de la Secundaria para pasar, por fin, a la preparatoria. El castaño estaba emocionado ya que sus padres asistirían, o eso pensó, porque cuando salió a saludar a su familia, la única que se encontraba allí era Tara, tenía una sonrisa triste en su rostro, pero aún así abrazó a su hermanito con toda la fuerza que tenía.
-Lo lamento, Allen, nuestros padres tuvieron que extender su viaje de negocios, otra vez... -murmuró la chica con pena soltando suavemente al de ojos claros.
-No importa, Tete... Al menos tú sí estás aquí...
Suspiró bajo, rápidamente la familia de sus amigos se acercaron a saludarlos, el padre de Stiles y los padres de Brett se acercaron junto a sus hijos para abrazar a los hermanos. Se quedaron hablando un rato y los invitaron a cenar con ellos, así no lo celebraran solos, pero Theo no quería, él prefería pasarlo solo, no tenía ánimos para celebrar absolutamente nada. Pasada la hora de cenar, Tara decidió subir al cuarto para ver como se encontraba su personita favorita en el mundo. Tocó la puerta varias veces, pero al oír que del interior del cuarto su hermanito estaba llorando, no dudó ni medio segundo en entrar, encontrándose con una escena muy triste para ella, su hermano estaba acostado abrazando sus rodillas mientras lloraba a mares. La castaña se acercó con rapidez para poder envolver al chico entre sus brazos, mientras que apoyaba su cabeza en la del menor con ternura.
-¿Qué pasa Theo? ¿Estás bien? ¿Necesitas algo? -ametralló a preguntas al pequeño.
-N-no, no estoy bi-bien... -murmuró el menor con tristeza sin poder parar de llorar.
-¿Por qué? ¿Qué pasa? -preguntó con tristeza, odiaba ver a su hermano así, él nunca lloraba, hasta ese día.
-Tara... Estoy mal... Soy... Soy un bicho ra-raro... -sollozó el de ojos claros abrazando a la mayor.
-¿Por qué lo dices, corazón?
-Te-terminé con Malia... -susurró con la voz rota, ella era su novia, su primera novia, llevaban unos cinco meses juntos, pero sabía perfectamente que su hermano no era feliz junto a ella.
-¿Eso te duele? -indagó compasiva la castaña.
-No, no es eso... En realidad es-estoy feliz de ya no estar con ella, yo... Yo no la que-quería...
-Entonces, ¿Por qué saliste con ella? -cuestionó con ternura la de ojos marrones mientras le hacía pequeñas caricias en el cabello a su hermano.
-Ella sí me quería... Pero... Pero me gu-gustan los chi... Chicos... -terminó de decir el de ojos grises haciendo que su llanto, que había cesado un poco, vuelva a relucir con furia.
-Pequeño... Eso no tiene nada de malo... -consoló la castaña con ternura abrazando aún más fuerte al chico, era la primera vez que lo veía tan mal, le dolía verlo así, tan triste y debilitado, con los ojos hinchados por el llanto y su característica sonrisa desaparecida.
-Sí lo tiene... Papá va a odiarme... Mis amigos no van a querer tenerme cerca... Soy un asco... -rugió entre sollozos lastimeros.
-Si papá se enoja es su problema, yo seguiré contigo siempre, si tus amigos no te quieren cerca, conseguirás nuevos amigos que realmente te valoren por lo que eres y, algún día, tendrás una pareja que te ame casi tanto como yo lo hago, Allen.
Murmuró con ternura y una pequeña sonrisa, por fin, tranquilizando un poco al menor. Siguieron hablando un largo rato de diversas cosas, hasta que, una vez más tranquilo, Theo decidió decir aquello que rondaba por su mente desde hacía un tiempo.
-Lo siento, Tete... -susurró con tristeza el de ojos claros.
-¿Por qué te disculpas? -preguntó confusa la chica.
-Por ser una carga para ti, te perdiste tu fiesta de graduación el año pasado porque yo estaba enfermo, dejaste de salir con tus amigos para cuidarme, te privas de muchas cosas por mi culpa... Deberías odiarme... Soy lo peor que te pasó en tu vida... -susurró el chico de a penas catorce años.
-No vuelvas a decir una estupidez así -gruñó la hija mayor de los Raeken con evidente enfado, para luego darle un no tan suave golpe al chico en su nuca-. Eres lo mejor que me pasó en la vida, Allen. Mi vida no sería lo mismo si tú no estuvieras en ella, amo estar contigo, eres mi hermanito, y siempre estaré aquí para cuidarte, regañarte y acompañarte en todos los momentos importantes de tu vida, porque también son los más importantes de la mía... Te adoro, niño tonto, nunca, JAMÁS, vuelvas a decir algo tan absurdo. Te amo como a nadie en el mundo, y todo lo que hice, hago y seguiré haciendo, es porque eres la personita más importante de mi vida -aseguró la castaña con una sonrisa y pequeñas lágrimas de felicidad brotando de sus ojos. Sintió unos brazos flacuchos rodearla con fuerza.
-Te amo, Tara... -susurró el castaño con alegría.
-Yo te amo más, Allen...
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Un Juego De Niños // THIAM
Fiksi PenggemarTheodore Raeken es el mejor amigo de Brett Talbot; Liam Dunbar, su novio, según Brett, claro. Entre miradas tontas, sonrisas inocentes y roces ingenuos, Theo y Liam terminan enamorándose. Ahora el problema mayor de ambos chicos, es decirle a Brett l...