Capítulo Cuatro

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Theo ya estaba listo para conocer al chico con el que su amigo salía, estaba tranquilamente esperando a que este llegara a su casa. Se había puesto una camiseta blanca, una sudadera de color bordó algo gastada, unos jeans azul oscuro junto con unas zapatillas negras. Se puso su collar favorito, que según él le traía suerte, la cadena era plateada, fina y larga hasta por debajo de los pectorales, con un dije de unos tres centímetros con la figura musical cuarto, (También conocida popularmente como "Negra"). Pasados unos minutos, en donde estaba sentado en el sofá viendo la televisión, el molesto sonido del timbre se hizo presente en la casa de los Raeken. El castaño se levantó con pereza para guardar su teléfono, junto con su billetera, en el bolsillo de sus pantalones, agarrar sus llaves y abrir la puerta con una pequeña sonrisa.

-Hola amigo... -murmuró el de ojos celestes con una pequeña sonrisa somnolienta.

-¿Estabas durmiéndote? -indagó con gracia el castaño más alto.

-Claro que sí, es mi hora de la siesta -bromeó el de ojos claros-. ¿Listo para que conozca a tu chico?

-¡Sí! Estoy muy seguro de que llevarán muy bien. Ahora apresúrate, no quiero llegar tarde. 

Regañó el más alto tomando la muñeca de su amigo para, acto seguido, jalar suavemente de él. Ambos chicos comenzaron a caminar mientras el más bajo oía al de ojos marrones hablar de lo maravilloso que era el tal Liam, y de que se llevaría muy bien con Theo porque, supuestamente, tanto su amigo como su chico tenían el mismo tipo de humor ácido. Y así fue todo el camino, al parecer el collar de la suerte no estaba funcionando muy bien ese día. El más bajo se sorprendió al llegar a la cafetería, ya que sus ojos se encontraron con aquellos ojos celestes que tanto le gustaba ver a diario, pero a diferencia de otras veces, ésta vez aquellos orbes demostraban una gran confusión mezclada con un leve temor. ¿A caso alguien estaba molestando al pequeñín? ¿Tendría Theo que saltar a su defensa como un caballero de brillante armadura? Pues no, claro que no. Brett llevó a Theo directamente hacia Dunbar, lo cuál sólo conseguía que la situación, para él, fuera más confusa. Una vez estaban frente a frente, el de ojos grises elevó una ceja hacia el de ojos celestes, pero antes de poder hablar, Brett tomó la palabra.

-Theo, él es Liam. El chico del que tanto te hablé... -dijo sonriente Talbot, colocándose junto al tal Liam-. Li, él es Theo. Mi mejor amigo en todo el mundo. 

El castaño más bajo se sentía enfermo, unas asquerosas náuseas estaban surgiendo en su interior, a su vez, estaba comenzando a marearse. Ninguno hablaba, Ni Liam ni Theo podían hablar, algo se los impedía. Mientras Raeken intentaba recobrar el aliento, Dunbar estaba pensando seriamente en salir corriendo de allí. No es que no quisiera a Brett, o algo así, es sólo que para él no era algo serio, ésta a penas era su tercera cita, y no podía creer que el chico lindo de su clase de Biología Avanzada, y vecino de casillero, era el famoso "Theo", al menos ahora sabía su nombre, pero no tenía ni la menor idea de cómo saldría de aquella situación. Para la suerte del de ojos celestes, Raeken fue quien rompió el silencio.

-Hola Dunbar, no sabía que te llamabas Liam. -bromeó, sin mucha gracia, el de ojos grises.

-Ni yo que tu nombre era Theo. -devolvió el de ojos celestes, olvidándose, por un breve momento, de la presencia de Brett.

-Esperen... ¿Ustedes se conocen? -preguntó Talbot confuso.

¿En qué aprieto los había metido Theo?

Un Juego De Niños // THIAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora