Capítulo Veintisiete

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-No deberías sentirme mal, Theo... Hiciste lo correcto, no puedes fingir amor porque terminarás lastimándote a ti mismo. Debió ser muy difícil rechazarlo, pero fue lo mejor. No es bueno aceptar una cita por pena, mírame, ahora estoy metido en un lío por no saber decir que no -aconsejó el rubio con una pequeña sonrisa de tristeza en su rostro.

-¿Te refieres a Brett? ¿Por qué estás metido en un lío? ¿Cómo puedo ayudarte? 

Esa acción al ojiceleste le había dado ternura, el castaño estaba mal y aún así quería ayudarlo con su problema, si supiera que su gran travesía era que no podía salir con él por culpa de Brett, lo echaría a patadas del auto.

-Sí, me refiero a Brett... Él me invitó a tomar un helado y yo acepté porque me daba no sé qué decirle que no, y ahora el chico que me gusta no quiere tener nada que ver conmigo. Pero tú estás mal con lo tuyo, no debes poner a nadie en prioridad que no seas tú, ¿lo sabías? -regañó con cariño el más bajo.

-Quiero ponerte en prioridad porqué me importas, y lo mío no es tan malo como lo tuyo... -bromeó sonriente sin despegar su vista del camino-. Ese chico es un grandísimo idiota si no quiere salir contigo por Talbot, ni que diera tanto miedo -aseguró con leve molestia.

¿Por qué ese chico es tan imbécil? Él tiene la oportunidad de estar con Liam y no quiere. ¡Lo que daría yo por tenerla! pensó Theo con molestia.

Ojalá supieras que hablo de ti... pensó Liam con tristeza.

-No es que él no quiera... -habló el rubio haciendo una pequeña mueca.

-¿Entonces qué es? -preguntó el más alto con impaciencia, realmente quería saber que estaba pasando, le dolía saber que ya había alguien ocupando el corazón del chico que le gustaba, pero tenía que aceptarlo en algún momento.

-Él no lo sabe, y tampoco planeo decírselo pronto. Tampoco nos conocemos mucho aún, a penas y nos vimos dos veces fuera de la escuela, una de ellas ni siquiera fue planeada por nosotros... Siempre nos cruzamos en la escuela, pero no somos amigos, ni siquiera conocidos cercanos como para tener la confianza de decírselo... Además prefiero ser su amigo, así al menos podré tenerlo cerca y conocerlo, estar cuando me necesite y ya. Con eso me conformo... -explicó el chico con suavidad, intentando de dar los detalles suficientes como para que el mayor notara que hablaba de él, pero claro, eso no es lo que pasaba por la cabeza de Theo-. ¿Por qué tú no le dices lo que sientes al chico que te gusta? -indagó cambiando de tema.

-Eres demasiado dulce, Liam... -murmuró con ternura-. Porque soy un cobarde que prioriza cosas que no tienen sentido y se deja de lado a sí mismo... -se sinceró sin pensar para luego aparcar el coche en la puerta de la casa del menor-. Llegamos, Señor Dunbar...

-¿Qué? ¿Tan rápido? -cuestionó volteando hacia su casa, efectivamente habían llegado. La cara del rubio se había transformado de un segundo al otro en profunda tristeza-. Gracias por traerme, en serio te lo agradezco... 

Murmuró con una sonrisa, estaba por abrir la puerta del auto, pero una mano sobre la suya lo detuvo. Volteó a ver a su acompañante y notó que estaba muy cerca de su rostro. Ésto hizo que el ojiazul se sonrojara en demasía.

-¿Qué pasa? -preguntó el menor con un hilo de voz, los nervios lo poseyeron totalmente en ese instante. Tener los orbes grises tan cerca de los suyos lo congelaron por completo.

Un Juego De Niños // THIAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora