Capítulo Diez

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El castaño se sentó a cenar con su hermana mayor, el chico se veía desanimado, y la chica lo sabía. Comenzaron a cenar con tranquilidad, hablando de la preparatoria de Theo, y de las clases universitarias de Tara. Todo iba muy bien, hasta que la mayor decidió tocar el tema de la actitud de su hermano.

-Bien, basta de vueltas -soltó la de cabello castaño con leve cansancio-. ¿Qué tienes? Y no mientas Allen.

-Odio que utilices mi segundo nombre, ¿Lo sabías?  -gruñó bajo el castaño con una pequeña sonrisa, mientras jugueteaba nervioso con el tenedor en su mano-. Bien, te diré todo... Me gusta un chico.

-Eso es genial, ¿Qué tiene de malo?

-Que está saliendo con Brett... -miró a su hermana con tristeza esperando una respuesta, pero ella sólo se quedó callada. Sabía que la historia seguía-. A penas tuvieron dos citas, hoy hubiera sido la tercera pero él decidió que yo lo "conozca", pero no sabía que ya nos conocíamos. Él es el chico del casillero, el de al lado al mío, el mismo de mi clase de biología avanzada. Siempre nos dedicamos alguna que otra mirada, o alguna sonrisa, pero a penas y le hablé ésta mañana, antes de conocerlo como el "chico de Brett" y me siento horrible. No soy del tipo que mira al novio de su amigo, pero es que Liam me mira y te lo juro, Tara, me hace flotar en las nubes... -suspiró con una tonta sonrisa en su rostro, se notaba que el chico le gustaba en demasía.

-¿Y desde hace cuánto que sientes eso con el tal Liam? -preguntó con una sonrisa la castaña.

-Hace unos... -se queda en silencio por unos segundos, tratando de recordar cuándo es que empezó a sentir cosas por el rubio-. Quizás unos dos, o tres, meses. 

-¿Y ahora me lo dices? Auch... -bromeó la de ojos marrones con una sonrisa-. Y, ¿Por qué no hablas con Liam? Quizás él siente algo por ti, y no por Brett. 

-No podría hacer eso. ¿Qué hago si él llega a decirme que sí? -sugirió asustado el de ojos grises, para acto seguido negar levemente en su cabeza-. Okey, eso no es posible. Al fin y al cabo, estaría muy mal el hecho de intentar tener algo con el "algo" de Brett. Es mi mejor amigo y sería imperdonable de mi parte hacerle algo así.

-¿Brett sabía sobre "el chico del casillero"? -indagó la mayor con curiosidad.

-Bueno, sí le he contado alguna que otra cosa, pero tampoco mucho... -confesó el castaño con leve tristeza-. Quizás le tuve que haber dicho, al menos, como era su apellido.

-¿Al menos tu amigo sabe que tu casillero está junto al suyo? -cuestionó algo exhausta ante la evidente tontería de su hermano.

-¡Sí! Eso sí se lo dije. -contestó orgulloso el menor de los Raeken.

-Bueno, entonces espera un poco, seguro que lo nota cuando vaya a verlo a su casillero. Es lo único que puedo decirte que aceptarás, ya que todas mis ideas te resultan tontas o de "mal amigo". O simplemente ignora el sentimiento y finge que él no te mueve el piso cada vez que te mira o sonríe -bromea de forma irónica a lo último, pero al ver que su hermano lo toma en cuenta, termina suspirando molesta-. Eres un tonto, Allen.

-¡Ya deja de llamarme así! -gruñó con leve molestia.

-El día que dejes de ser tan tonto quizás lo haré -murmuró con ternura, para posteriormente levantarse y comenzar a juntar la mesa-. Ve a dormir, ya es tarde. Por la mañana seguimos hablando, peque. 

La mayor se acercó a su hermanito, le dio un suave beso en la frente. Ellos eran así, tenían una linda relación, Tara era muy protectora con Theo a veces, pero se querían mucho, se cuidaban el uno al otro, se aconsejaban, y se apoyaban incondicionalmente. La castaña había tenido que tomar un rol más adulto, ya que sus padres viajaban demasiado por sus trabajos desde hacía ya siete años, así que a sus quince años, tuvo que madurar para que su hermano tuviera todo el cariño y la atención que sus padres no podían darle. Pero eso no la había hecho infeliz en lo absoluto, porque le dio la oportunidad de tener esa relación tan linda con su hermano, ella era como una madre orgullosa con él. Tenían sus peleas, claro que sí, pero usualmente las resolvían con una charla y un café. El menor se fue a dormir, no sin antes darle un fuerte abrazo a su hermana, la adoraba como a nadie en el mundo, mientras que Tara dejó todo limpio antes de, por fin, irse a la cama.

Un Juego De Niños // THIAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora