Capítulo Dieciocho

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Los chicos más bajos se miraron mutuamente para luego voltear hacia donde se encontraba el de ojos marrones. Theo, por su parte, lo empujó levemente de la puerta de su casillero para poder abrirlo y guardar allí cosas que no necesitaría, guardó sus apuntes de Biología en su mochila y alguna que otra tarea que le faltaba terminar, pero en ningún momento volteó a ver a su amigo. Liam no se sentía cómodo haciendo lo mismo así que decidió pedirlo de una manera más dulce.

-Disculpa, ¿Podrías correrte? Necesito usar mi casillero -dijo el menor con una leve sonrisa de incomodidad.

-Sí, claro... -se hizo a un lado sin rechistar-. No puedo creer que sean compañeros de casillero y no se hayan hablado antes -comentó con humor Talbot haciendo que todo el cuerpo de su amigo se tensara, pero no dijo nada-. Oye Theo, ¿Quieres ir por un helado? Ya sabes, quiero hablar contigo sobre lo de hoy y algunas otras cosas...

-No puedo. Tengo que hacer un trabajo de Biología -el de ojos grises era tajante con sus palabras, como si estuviera hablando con una persona que le caía específicamente mal, cosa que, por el momento, era cierta. Aún estaba enojado con Brett, sólo quería una disculpa, algo que jamás conseguiría del chico.

-Oh vamos, puedes hacerlo el domingo, o mañana por la mañana antes de salir a correr -aseguró el más alto con una sonrisa.

¿También se ejercita? ¿Hay algo que no haga? Pensó Liam sorprendido ante las actitudes del chico lindo.

-No puedo. Tengo que hacerla con un compañero que no elegí -cada respuesta era más fría y distante que la anterior, pero ésta en particular, había tocado algo dentro del corazón de Liam.

-¿Y por qué lo aclaras? Digo, hasta compañero estaba bien... -soltó confuso el de ojos marrones la pregunta que azotaba la cabeza de Liam.

-Porque si no te lo aclaro, a ti te agarra el ataque de idiotez, cosa que prefiero ahorrarme. Fue suficiente por un día -aclaró el más bajo de los castaños cerrando con fuerza su casillero.

-¿Por qué me enojaría ahora? Vamos amigo, entiendo que estés molesto pero... -antes de que su "mejor amigo", si es que aún se merecía ese título, terminara la frase, Raeken decidió interrumpirlo con severidad.

-Liam es mi compañero.

El ambiente rápidamente quedó en silencio. El rubio estaba expectante, y algo atemorizado, ante el duelo de miradas de los castaños. Brett se sentía completamente traicionado por su amigo, sentía que él le estaba tratando de robar algo que por excelencia, según su mente, era suyo. Mientras que Theo sólo estaba harto de la situación, odiaba ver que su hermano de otra madre, se esté comportando como un total imbécil con él, como si fuera decisión suya ser compañero de Liam en Biología, o ser vecinos de taquilla, o incluso, llevarse bien con él. Porque en su mente, Brett era demasiado estúpido como para darse cuenta de que el chico por el que Theo moría era ni más ni menos que Dunbar. Al ver que los minutos pasaban, y el ambiente se podía cortar cuchillo, el menor de todos rompió el silencio.

-Bien, se hace tarde y quiero terminar con esto lo más rápido posible. ¿Podrían dejar su absurda pelea de ego para otro día? -el rubio no sabía de donde le habían salido aquellas palabras, o como había juntado la valentía para decirlas, pero luego de aquel acto heroico, se sintió muy bien consigo mismo.

-Sí, tienes razón. Despídete de tu noviecito para que podamos irnos -aquella palabra causaba náuseas en la boca de Theo, pero debía seguir así, asegurándose que lo que sentía por el de ojos cielo no se acrecentara en lo más mínimo.

-No tengo novio, pero si quieres me despido de tu amigo -aseguró el más bajo sonriente.

-Hagan lo que quieran, te espero afuera. 

Sin decir más, Theo Raeken salió de la institución sin siquiera voltearse a ver al rubio, mientras más rápido se alejara, menos dolería. O eso creía. Eso era lo malo de nunca haberse enamorado, no sabía que lo estaba, tampoco sabía como frenar esa extraña sensación de bienestar cuando estaba con él, quería sacarlo por completo de su cabeza, pero le era muy difícil hacerlo. El castaño se sentó debajo de un árbol, cerca de la entrada, lo suficientemente visible como para que Liam pudiera verlo cuando saliera de la escuela. Mientras esperaba, su vista se dirigió hacia el cielo, viendo las nubes moverse con lentitud, mientras por su cabeza sonaba alguna nueva melodía para su próxima canción. 

Un Juego De Niños // THIAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora