Capítulo Veintiuno

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-No, sigo sin entender la diferencia, lo siento... 

Murmuró el rubio apenado, ya habían pasado como dos horas, la tarea estaba lista, pero el mayor decidió que no dejaría que el pequeño se vaya sin entender los temas, ya que si el profesor le hacía alguna pregunta a Liam, y éste no podía responderla, ambos reprobarían porque creería que la tarea la había hecho Theo. Además, le gustaba pasar tiempo con el rubio, Raeken sabía que lo que estaba haciendo para "ayudar" a su compañero era una simple excusa.

-No te preocupes, Li, todos aprendemos en tiempos diferentes y de formas diferentes. Ahora usaremos mi método -dijo el más alto levantándose de la cama y comenzando a caminar al rededor de ésta, sin quitarle la vista de encima al contrario-. Mira, la Selección Natural es cuando la naturaleza elige que organismos están mejor adaptados para desplazar a los menos adaptados más abajo de la cadena de la vida, eso mediante la acumulación lenta de cambios genéticos favorables en la población a lo largo del tiempo, pero es únicamente la naturaleza la que toma las decisiones -explicó con tranquilidad el castaño para luego sentarse frente al de ojos azules, dejando una pequeña distancia entre ellos para no incomodarlo-. En cambio, la Selección Artificial viene de los granjeros y agricultores, ellos sólo permitían que algunos animales y plantas con características deseables pudieran reproducirse entre ellos, causando así la evolución de las razas.

-¿Podría ser un poco más compacto quizá?

-Claro, La Selección Natural es la que dio origen a las especies en la naturaleza, y la Artificial es lo que hizo el hombre con los animales domésticos, como los perros. -sintetizó Theo con suavidad en su voz.

-O sea que en la Selección Artificial son las personas las que seleccionan qué organismos pueden reproducirse, en cambio, en la Natural es la misma Naturaleza la que va desarrollando los genes más fuertes de los organismos y las diferentes especies, pero ahí el hombre no está involucrado. ¿Es así? -preguntó atemorizado de haberse equivocado, otra vez, con la respuesta.

-¡Exacto! ¡Liam lo entendiste! -soltó alegre el más alto con una brillante sonrisa en su rostro.

-Lo entendí... -murmuró el rubio procesando aquello, para posteriormente abrazar con fuerza a su compañero de tarea-. ¡Lo entendí! -vitoreó Dunbar con alegría, no podía creer que era algo tan sencillo.

-Sabía lo que lo harías. ¿Ves? Tú puedes hacerlo si te lo propones. 

Dijo Raeken correspondiendo el abrazo. Al darse cuenta de que sus brazos estaban rodeando la cintura del contrario, sus mejillas se pintaron de un leve color rosado, sentía que todo le daba vueltas, se sentía cómodo, pero a la vez culpable. Comenzó a separarse con cautela, porque no quería que el chico frente a él se sintiera incómodo, pero al separarse unos centímetros, las narices de ambos chicos se rozaron levemente consiguiendo que se pierdan en los ojos del otro por un breve instante. El mar de misterio grisáceo de los ojos Theo atraía a Liam a un mundo nuevo, un lugar mágico que el chico jamás había visitado, un sitio al que quería conocer sin limitaciones, simplemente entrar y no salir nunca más en su vida. En cambio, para el castaño todo aquello era algo único, pero no se sentía tan bien, al principio se dejó llevar por sus emociones, estar allí, contemplando esos orbes de color azul cielo que inspiraba su música, sentir la respiración del chico chocando con sus labios, ver el pequeño sonrojo en sus mejillas que, por alguna razón, le encantaba saber que él lo había provocado... Pero luego a su mente vino alguien que le hizo dudar de todo, su mejor amigo, Brett. Él estaba enamorado de Liam, o eso decía, ya que Talbot se enamoraba cada semana de un chico distinto, pero, ¿Sería éste el mismo caso de siempre? ¿O realmente su amigo estaba enamorado del rubio? Antes de dar un paso en falso debía hablar con Brett, solucionar éste lío en el que él sólo se había metido, ser sincero y decirle que Liam era le chico por el que perdía la cabeza a diario. De forma inconsciente, ambos jóvenes enamorados comenzaron a acercarse levemente, cerraron sus ojos con suavidad y decidieron dejarse llevar, aunque sea una vez, por sus corazones. Pero siempre algo tenía que salir mal.

Un Juego De Niños // THIAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora