|44| 𝕷𝖔 𝖖𝖚𝖊 𝖉𝖊𝖕𝖆𝖗𝖆 𝖊𝖑 𝖋𝖚𝖙𝖚𝖗𝖔

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El sonido de la chimenea alertó al hombre castaño quien se apresuró a salir de la cocina en dirección a la sala de estar escuchando en el proceso el grito emocionado de Teddy, con el corazón acelerado y una sonrisa llegó al lugar, su sonrisa fue r...

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El sonido de la chimenea alertó al hombre castaño quien se apresuró a salir de la cocina en dirección a la sala de estar escuchando en el proceso el grito emocionado de Teddy, con el corazón acelerado y una sonrisa llegó al lugar, su sonrisa fue reemplazada por una mueca al ver al recién llegado.

— Eres tú —bufó con intensión de volver a la cocina. 

— Antes te alegraba verme, idiota —reclamó Sirius poniéndose de pie con el niño en brazos.

— Alucinaciones tuyas.

Giró sobre sus talones hacia el pasillo, el pelinegro maldijo en voz baja con Teddy riendo. Llegando a la cocina, Remus apagó la flama de la estufa comprobando el sabor de la comida en la cacerola.

— ¿Qué cocinas? —frunció el ceño el invitado— Mejor dicho, ¿por qué cocinas?

— ¿Acaso esperabas que mantuviese alimentado a Teddy a través de cajas de cereales y golosinas? 

— Ese no es tu estilo, lo que quiero decir es por qué cocinas la comida favorita de Amelia —elevó las cejas con picardía provocando que las mejillas de Remus adquiriesen un tono rojizo— Lily no le dejará salir de casa por un largo tiempo, así que olvídate de...

Nuevamente, un plop  se escuchó en la sala de estar, anunciando la llegada de alguien por chimenea, Remus apartó a Sirius y Teddy bajó de un salto al suelo ansioso, al salir al pasillo encontró a Amelia con una mueca sosteniéndose de la pared, detrás apareció Lily frunciendo el ceño.

— ¡Amelia! —regañó la pelirroja caminando a ella— Te dije que era preligroso...

— Lo sé, lo sé, es que...

Se cortó al levantar la vista con el aliento abandonando sus pulmones ante la imagen de Remus con delantal y la camisa remangada, sin poder evitarlo soltó una carcajada meneando la cabeza. Teddy corrió hasta ella al escucharla, Amelia le recibió gustosa.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó Sirius saliendo de la cocina.

— Visito a Remus —sonrió inocentemente con Lily rodando los ojos.

El corazón del mencionado dio un vuelco emocionado, ansiaba tanto llegar hasta ella y demostrarle cuánto le había extrañado.

— Creí que debías mantenerte en reposo durante 3 días —el pelinegro entrecerró la mirada.

— Se cumplieron los tres días esta mañana.

— Es testarura, ¿qué esperabas, Sirius? —interfirió Lily, el mencionado rió divertido.

Remus, aún anclado al suelo, sonrió sintiendo un calor inundándole orgulloso, esa era Amelia, testaruda y orgullosa hasta la médula, sin importar qué.

— Cuida de ella, Lupin —ordenó la pelirroja sabiendo que no lograría llevar a su hija de vuelta.

— Y, compórtense, por favor, dejaremos a Teddy para asegurarnos que no hagan algo indebido —elevó las cejas Sirius con picardía.

𝐃𝐞 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 𝐚 𝐋𝐮𝐩𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora