|48| 𝕷𝖆 𝖙𝖔𝖗𝖒𝖊𝖓𝖙𝖆

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Al día siguiente, se encontraban reunidos en el comedor de la casa de seguridad de los Malfoy, degustando la comida preparada por Effie, Dobby y Kreacher, los niños reían ante las atenciones de los adultos y enrojecían con los cumplidos

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Al día siguiente, se encontraban reunidos en el comedor de la casa de seguridad de los Malfoy, degustando la comida preparada por Effie, Dobby y Kreacher, los niños reían ante las atenciones de los adultos y enrojecían con los cumplidos.

— ¿Moody ha reportado algún progreso? —preguntó Snape entrando en el lugar e interrumpiendo a los comensales.

— No, aunque mencionó que deberíamos andar con cuidado, en especial Remus —respondió Lily tensa.

— Encontré una lechuza para Amelia en el límite de las protecciones —informó Charlus sacando una carta de su bolsillo.

— ¿Dónde está ella? —interrogó Narcissa paseando la vista por los presentes.

— Estará en la habitación —le restó importancia Harry— O habrá escapado a Potter Manor.

— La habríamos visto salir —objetó Draco elevando las cejas.

— Si la ven, entreguen la carta —colocó Charlus el sobre en la mesa antes de ponerse de pie— Debo ir al ministerio, al parecer el ministro se enteró de mi visita y quiere un par de autógrafos.

— Te acompaño —James se levantó— Iré a ver si puedo ayudar en algo a Moody.

— Asegúrense de volver sin un rasguño —advirtió Lily recibiendo el beso de despedida de ambos.

Una vez que se fueron Snape, quien tenía la vista centrada en el techo, frunció el ceño observando al resto, Lucius elevó una ceja en interrogación.

— Amelia no está arriba —susurró con un leve temblor en la voz, por lo que se obligó a carraspear.

— ¿Afirmas? —dijo Narcissa con cierta frialdad.

Lo cierto era que, la rubia continuaba molesta con las actitudes de la joven, la entendía en parte, pero eso no quitaba el poco rencor que le había generado la noticia del anochecer. Amelia le importaba, era como una hija para ella, y eso generaba un conflicto en sí misma.

Snape no respondió, dio media vuelta y se marchó por dónde había llegado bajo las miradas confusas de Ethan y Draco.

— Mamá, ten-drá ham-bre —susurró Teddy poniéndose de pie con un plato de avena en mano.

— Dejémosla dormir —interrumpió Harry, no quería que los niños la vieran en un estado de crisis— ¿Les gustaría acompañarme afuera? Podría mostrarles un par de trucos de auror.

— No quiero ser auror —resopló Ethan ganándose miradas curiosas— Quiero ser medimago como mi madrina.

Levantó la barbilla orgulloso, Remus sonrió revolviendo su cabello mientras que Sirius reía girando hacia Teddy.

— ¿Qué quieres ser tu? —le preguntó intrigado.

— Au-ror, como mamá.

Narcissa carraspeó, Lily tragó saliva, ambas sin entender si se refería a Tonks o a Amelia. Entonces apareció Effie en el comedor haciendo una torpe reverencia antes de acercarse a Remus entregándole un pergamino.

𝐃𝐞 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 𝐚 𝐋𝐮𝐩𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora