|45| 𝕷𝖆 𝖈𝖆𝖑𝖒𝖆

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— ¿Es todo?

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— ¿Es todo?

La pregunta flotó en el aire al tiempo que el hombre frente a ellos se colocaba los lentes y tomaba el conjunto de pergaminos evaluándolos.

— Sí, oficialmente están divorciados.

Ginny suspiró conteniendo una sonrisa, Harry a su lado inahló profundo evitando reír con la situación: aquel hombre les había visto con tanta tristeza que simplemente no podían expresarse como querían.

— Gracias —habló el azabache poniéndose de pie seguido por su, ahora, ex esposa— Nos gustaría que este asunto quede entre nosotros, al menos hasta hacerlo oficial ante la prensa.

— Por supuesto, señor Potter, de mí no saldrá ni una palabra al respecto.

— Gracias, de nuevo —sonrió de lado la pelirroja.

Ante su asentimiento, avanzaron a la puerta y salieron apresurados, una vez que entraron en el ascensor estallaron en risas, sin poder contenerse por más tiempo.

— ¿Viste su cara? —interrogó Harry limpiando una lágrima.

— Oh, Godric, creí que se echaría a llorar en cualquier momento —se sostuvo el estómago tomando aire.

— Lo sé, y su secretaria parecía estar en un velorio cuando nos recibió....

— No deberíamos reírnos de esto, ellos en verdad sufrieron —meneó la cabeza sin dejar de reír.

— El mundo mágico llorará por esto por siglos, y nosotros nos reuniremos en cada ocasión para reír un poco.

— ¡Harry! —regañó ella sonriente— ¡Ahora entiendo lo que Lia quiere decir con que tienes una vena Slytherin!

— ¿Qué puedo decir? En mi defensa, he estado rodeado de serpientes durante toda mi vida.

— También te rodeaste de leones.

— Leones que tienen más parecido a serpientes o águilas.

— Eres imposible —rió— Gracias a los fundadores de Hogwarts que estamos divorciados.

— No eres diferente, Ginn —rodó los ojos divertido.

— ¿Sabes? Me alegra que habláramos sobre nosotros, fue liberador y me hace sentir que funcionamos mejor así.

— ¿Siendo imposibles? —elevó una ceja.

— ¡Sabes lo que quise decir! —le golpeó el hombro.

— Sí, somos mejor así —se acercó pasando un brazo por su hombro.

Ella sonrió disfrutando de ese contacto contando los segundos para enfrentarse a la multitud que seguramente esperaban a la entrada del edificio ansiosos por una entrevista digna de primera plana.

𝐃𝐞 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 𝐚 𝐋𝐮𝐩𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora