XXXV. LÍDER (Parte 1)

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• Cerdeña, Italia •

( . . . )

ALESSANDRO LEONE:

—“ La gran Dinastía y sus Jerarcas exigen una reunión con todos los líderes del mundo... ”

Donnato leía la carta que recién llegaba a nuestras manos. La noticia del regreso del imperio Marcorious se había expandido más rápido de lo pensando, pero era de esperarse.

La mayor parte de Rusia había celebrado su regreso, mientras otros huyeron hacia otras tierras. Ahora el país más grande del planeta le pertenecía a quien alguna vez fue mí esposa.

—Han consagrado una reunión —Stefan tomó lugar frente a mí—. Llamaron a cada líder. —suspiró, alterado—. ¿Que fue lo que pasó?

—Despertó un dragón —Donnato se cruzó de brazos—. Y ahora quiere lanzar su fuego sobre nosotros.

—No si le cortamos la garganta antes —mi tío Erián se levantó—. Veamos que logran hacer los Jerarcas.

—¿Que pueden hacer, padre? —pregunté.

—Depende de su opinión y sobre la defensa de Marcorious, si es que van.

—¿Y si no van?

Mí padre se levantó y camino hacia la ventana.

—Cobra conoce bien como son ellos y sus acciones si es que faltan a su palabra —nos miró—. No le va a aconsejar no ir. Irán, ambos o todos ellos.

—Dudo mucho que hayan logrado todo eso solo ellos dos —dije, mirando hacia la nada.

—Al casarse todos los seguidores de los Cobra y Marcorious serían aliados —mi hermano se apoyó en el peqjeño estante—. Pero sospecho que tenemos más que solo ellos. ¿Brasil y Colombia?

—¿Por qué ellos?

—Recuerden que nuestro primer encuentro con Mássimo Cobra fue en Brasil —me miró, y luego a Stefan—. Luego, después de un tiempo, Alessandro volvió a territorio brasilero y encontró colombianos ahí, ¿no que eran enemigos? ¿Por qué se acabaría la sangrienta guerra entre Brasil y Colombia después de su visita?

Mucha razón.

Donnato era más que una cara bonita, como él mismo me había dicho, tenía ojos en todos lados. Además era muy inteligente.

Siempre estuvo atento a todo.

Dimos por concluida la reunión, cada quien volvió a su casa para analizar lo que estaba pasando. Donnato vino conmigo a mí casa para ver a Elena. Ella celebro la llegada de su tío favorito y padrino.

Se durmió media hora después de jugar hasta cansarse con él. Veía como dormía tranquilamente, tan lejana a lo que pasa y pasará.

—Voy a dejarte... Nada me va a importar, ¿entiendes? ¡NADA! ¡NI SIQUIERA NUESTRA HIJA!

« Ni siquiera nuestra hija »

Nada le iba a importar a la hora de dejarme. Ni Elena.

Quizás ahora tampoco le importe nuestra hija como había dicho antes, cuando descubrió todo. ¿Que habrá pasado por su cabeza aquella noche?

Había visto sus ojos, tan llenos de tristeza, decepción y enojo. Los mismos sentimientos que vi ahora que volvió, está llena de venganza.

Y Mássimo Cobra no hizo nada más que agregarle leña al fuego.

VERDADES DOLOROSAS [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora