XXVIII. ME ENAMORÉ DEL HOMBRE EQUIVOCADO.

119 6 1
                                    

Dos días después.

( . . . )

KATHERINE MARCORIOUS:

Eran cientos.

Miles y si es que no eran más.

Seguían llegando de todas partes de Rusia y del mundo, todos los seguidores de Aleskei Marcorious, mí padre. No sabía cómo reaccionar o como actuar.

Tenía un nudo en el estómago por los nervios de enfrentarme a todos ellos.

—Estarás bien —afirmó Santo.

—Eso no lo sabes, tu y los demás tienen experiencia hablando con multitudes —tragué saliva—. Yo, en cambio, no.

—Todo se aprende, además la sangre del linaje Marcorious corre por tus venas... Lo llevas en ella —me sonrió—. Solo no vayas a vomitar sobre ellos, ¿de acuerdo?

—Gracias, fue un gran apoyo.

La puerta se abrió dejando entrar a Mássimo, ya vestido. Lucía perfecto, tan atractivo como siempre. Llevaba un traje negro con una medalla de acero rojo en forma de cobra.

—Déjanos solos, Santo —ordenó.

—Me voy, pero no porque tu me lo digas sino por qué yo...

—¡Ahora!

—Está bien, chillón —solté una risita y ella abandonó la habitación.

—¿Que? —le pregunté—. ¿Ocurrió algo?

—Ya están listos, solo faltas tu —me miró de arriba abajo—. Te ves bien, me gusta.

Imité su actuar mirándolo de la misma manera.

—Tu también te ves bien —dije con seriedad—. Vámonos, acabemos con esto.

—Espera —me detuvo a medio paso—. Te falta algo.

Sacó de su bolsillo otra medalla. Está era diferente, dorada y con la M grababa en ella.

—¿Que es eso? —pregunté.

—Es el símbolo de tu familia —la colocó en la solapa de mí saco, este resaltaba por el color negro de mí vestimenta—. Desde el primer hasta el último Marcorious, lo usaba. Ahora es tu turno.

Lo miré, —. Gracias.

—De nada —se apartó del camino—. Señora, es hora.

He de confesar que mientras caminaba por ese pasillo miles de cosas pasaron por mí cabeza.

Cada recuerdo.

Cada suceso.

Cada elección.

Todo lo que me había llevado hasta aquí y llegué a la conclusión de que todo ello tenía una sola razón... Me había enamorado del hombre equivocado.

VERDADES DOLOROSAS [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora