III. MUSTAFÁ, TENDRÉ UN FUTURO.

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NUEVA YORK (EE.UU)

TRES SEMANAS DESPUÉS

(. . .)

ELIZABETH KELLER:

300 gramos de harina

200 gramos de manteca

100 gramos de azúcar glass, o impalpable

1 huevo

400 gramos de dulce de leche, repostero

150 gramos de cobertura de chocolate

Mis ojos estaban hinchados de tanto llorar, mis manos temblaban mientras mezclaba la harina junto con la azúcar. Lo hacía con rabia y tristeza.

¡Joder! ¡Dolía tanto!

Primero perdí a mi mamá y ahora a mi mejor amigo, a mí hermano del alma, parte de mí corazón.

-Amor... -mi tía tomo mis hombros-. ¿Que estás haciendo?

-Cocinando tía -dije con el nudo en mí garganta haciéndose cada vez más insoportable-. Tengo que abrir la panadería y...

-Deja eso, yo me haré cargo.

-¡NO! -grité con lágrimas cayendo nuevamente-. Déjame a mí, por favor. Por favor.

Me giro hacia ella y me abrazo.

Quería que dejara de doler, de sangrar... Pero por más que lloraba, gritaba y sufría, no se calmaba. No sabía durante cuanto tiempo iba a sentir este fuego en el pecho, doloroso.

Ellie me llevo hasta una silla y me sentó. Cubrí mi rostro con mis manos temblando. No podía parar.

Recuerdo que él solía decirme:

» Está bien sufrir.

» Está bien llorar.

» Está bien aceptar.

» Está bien superar.

» Está bien seguir. . .

Pero jamás me dijo como empezar a hacerlo.

Mustafá.

¿Cómo se empieza a aceptar?

¿Cómo se empieza a superar?

¿Cómo se hacer para seguir?

Sé que jamás lo olvidaré y eso está más que claro. Fue gran parte de mí vida, y seguirá siéndolo, parte de mí corazón se fue con él.

A la hora de irse él ya sospechaba que no iba a regresar e intento decírmelo con su silencio, pero yo no quería aceptarlo y ahora que ya no está ¿Cómo lo haré? ¿Cómo lo aceptaré?

Mientras mi tía se hacía cargo de la panadería yo subí a mí apartamento.

Sobre la mesita de luz junto a mí cama estaba la carta, que aún no había abierto, que Mustafá me había escrito antes de morir. Con el poco valor que me quedaba la tomé y abrí el sobre sacando la hoja de papel doblada dentro.

VERDADES DOLOROSAS [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora