𝐒𝐄𝐂𝐎𝐍𝐃 𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓

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Hela Malfoy

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Hela Malfoy.

¿Viva? Podría decirse que mi corazón latía casi que por obligación porque me sentía totalmente muerta después de todo el alcohol que ingerí anoche. A mi alrededor todos estaban de la misma manera, a esperas de que llegara alguien con alguna poción y nos salvara de este sufrimiento, pero nada.

Debía contarle a Draco lo que Tom me dijo pero verle tan en paz con Pansy me lo impedía por lo que supuse que no pasaría nada si acudía yo sola a esa cita mañana por la noche. Supuse tantas cosas que el tiempo al final acabó pasándose volando.

—En realidad tengo ganas de empezar otra vez con las clases— se sinceró Blaise ganándose miradas raras de todos los presentes, chasqueó su lengua y suspiró—, lo digo porque en clase al final siempre nos lo acabamos pasando hasta bien— justificó y algunos mantuvieron su expresión, otros le miraron con más normalidad y lo comprendieron.

—Pues yo echo de menos las peleas que habían en el Gran Comedor cuando los de Gryffindor se quejaban porque nuestra comida era mejor— dijo mi hermano con una sonrisa tranquila mientras yo le miraba embobada, observando su calma.

¿Debería haber hablado con él y decírselo? Puede que sí, y puede que se enfade conmigo por no haberle dicho lo que estaba pasando, pero prefiero que disfrute el momento con Pansy sin preocuparse de absolutamente nada. Y ahora mi gran preocupación tenía nombre y apellidos: Mattheo Riddle. Llevaba toda la mañana con su mirada puesta en mí con interés, pero ¿interés en qué? Puede que todavía siga molesto por haberle llamado anoche mestizo y esté preparando mi muerte de una manera lenta y tortuosa, o puede que solamente me esté tanteando por si hago algo en su contra.

Un niño se acercó a mí, parecía de segundo año o puede que un poco más mayor, sus manos eran temblorosas y su respiración acelerada. Se acercó a mi oído y con un leve susurro me indicó lo que debía de hacer: ir a la torre de astronomía.

Me puse en pie sin pensarlo dos veces y dejando a todos con la palabra en la boca sobre a dónde iba, no me importaba en absoluto que se enfadaran en ese momento porque sabía que esto era importante y no podía perder tiempo con ellos.

Llegué y lo primero que vi fue una silueta apoyada en la barandilla, dejando el humo escapar o de entre sus dedos o de su boca o sus fosas nasales. Tampoco me hizo mucha falta avanzar más para saber quién era aquel chico.

—¿Otra vez?— Bufé cansada de ese juego que tenía, se dio la vuelta sorprendido por mis palabras y rió de una manera obscura.

—Y las que hagan falta, Malfoy— escupió tornando su expresión a una más seria. Tragué seco y relamí mis labios esperando a que él dijera algo más porque mi cerebro no podía procesar absolutamente nada en ese momento.— He podido suponer que no le has dicho nada a tu hermano sobre lo de mañana— casi que adivinó y yo no tuve más remedio que asentir sintiéndome débil ante él—, mi padre no ha dicho que tengáis que estar los dos, él mismo barajó la opción de que uno de los dos no vendría, pero pensó que serías tú la ausente— me comentó con plena naturalidad, como si no estuviera tocando un tema de suma importancia.

—Me sorprende que estés tranquilo sabiendo que tu padre viene mañana— dije acercándome a él, mis pasos parecían seguros pero más bien estaba deseando darme la vuelta y salir corriendo.

—Yo no voy a tener que verle, va a venir Tom así que no me es ningún problema— me respondió despreocupado—, ¿fumas?— Me preguntó ofreciéndome su cigarro, me lo pensé dos veces y decidí cogerlo.

No era la primera vez que fumaba, de hecho el año pasado era una adicta al tabaco pero logré dejarlo antes de volver a casa de vacaciones de verano.

—Como si nunca me hubieras visto hacerlo— alardeé de su fijación en mí, él rió tranquilo y yo solo pude ver esa expresión relajada.

—Tampoco me paso todo el día pendiente a ti— me respondió mirándome todavía más intenso que antes, logrando su objetivo: ponerme nerviosa.

—Preferiría que no lo hicieras, es incómodo— me sinceré y pude ver la confusión en su rostro—, estás acostumbrado a que las chavalas te lloriqueen para poder follar contigo, pero yo no, Mattheo, y nunca voy a hacer nada con ningún Riddle— sentencié sin darme cuenta de que le había creado una nueva meta personal.

—En un mes, Malfoy, a partir de hoy empieza a contar los días hasta que pase un mes y verás como te tengo en mi cama desnuda— me aseguró para luego dejarme fumando sola.

Él se fue y por un momento extrañé su compañía, pero comprendí que era exactamente lo que él quería que hiciera. No me permití pensar en él ni en nada de lo que había dicho, debía defender mis principios y no dejar que se metiera en mi cabeza.

Día dos de octubre finalizaría esa tortura que voy a tener que vivir, no me tendría para él ni aunque yo misma lo quisiera, lo tenía bien claro.

[...]

Las horas se pasaban volando cuando tenías sustancias alucinógenas en el torrente sanguíneo, la euforia y energía que sentía no me permitían pasar más de dos segundos sentada en cualquier lado. Para ser sincera, creo que eran más los nervios de saber que Mattheo estaba por ahí que por la droga.

¿Nervios? Claramente que estaba nerviosa, él tenía todo el control en la situación por mucho que no me permitiera admitirlo a mí misma, me jodía tener que aceptarlo, pero era la realidad.

—¡Vamos a la sala de Ravenclaw!— Me chilló mi hermano al oído, miré a Theodore por un momento y lo vi liándose con una Slytherin. Asentí y tomé su mano para no perderme entre la multitud.

Dejé que mi hermano me sacara de la sala en la que nos encontrábamos, la de Hufflepuff, y nos fuimos directos a la de Ravenclaw donde parecía que la fiesta se había animado todavía más.

—¡Hela!— La voz chillona de Astoria me hizo salir de mis pensamientos cuando vi a Tom mirarme fijamente y con una expresión de pocos amigos. Suspiré y la sonreí con falsedad esperando a que no quisiera entablar una conversación conmigo.— Tía, me tienes que ayudar con tu hermano, es tan guapo— suspiró mirándolo hablar con Blaise.

—Mi hermano ya tiene novia, olvídate— la dije antes de conseguir escabullirme de la conversación.

Supe que debía dar media vuelta y seguir con la fiesta, pero también sabía que la mirada de Tom me quería decir algo. Me acerqué a él a paso apresurado y cuando estuve a unos pocos metros me hizo una seña con la cabeza para ir hacia el pasillo de las habitaciones. Me lo pensé. Y fui.

—¿Por qué siempre tenéis que dejarme a solas con vosotros?— Bramé insolentemente haciendo que él me mire ceñudo.

Acercó su mano a mi rostro y lo agarró con carente delicadeza mientras me inspeccionaba. Arrugó su rostro al ver mis pupilas dilatadas.

—Mañana a las ocho, nada de beber ni nada— me advirtió y yo simplemente pude asentir debido a que no me encontraba con fuerzas para hablar.

—Mi hermano no irá, pero ya he hablado con Mattheo— le dije y de nuevo su expresión se tornó obscura, como cuando me miraba abajo.

—¿Hablas con mi hermano?— Me preguntó y yo sentí confusión por unos segundos.

—He hablado solamente para esto, no quiero nada ni de ti ni de él— se lo dejé bien claro pero quizás no debí de hacerlo de esa manera.

—En un futuro, Malfoy, solamente podrás tener nuestra ayuda, la de nadie más, así que procura ser más amable y menos impulsiva— me avisó con su mirada clavada en mis ojos, se clavó como una estaca al corazón de un vampiro, como si me hubiera matado en ese momento.

Ellos tenían el poder de hacerte pensar en sus palabras tanto como para solamente querer estar con ellos para descubrir el significado, y yo no me iba a quedar quieta, pensaba ir tras ellos para que me explicaran todo lo que estaba sucediendo entre ellos y yo en éste curso.

𝐄𝐔𝐏𝐇𝐎𝐑𝐈𝐀- 𝐌𝐀𝐓𝐓𝐇𝐄𝐎 𝐑𝐈𝐃𝐃𝐋𝐄.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora