Hela Malfoy.
Me levanté de su lado y fui directa hacia su baño, huyendo de la realidad que me esperaba tras una puerta que me pareció tan pequeña en ese momento. Oía sus pasos por la habitación y solamente podía respirar colocándome la ropa de nuevo en su lugar para intentar desaparecer algunos recuerdos de mi mente, pero no funcionó para nada.
Estaba ahí encerrada, presa de mis pensamientos, temerosa de la manera en la que en ese momento iba a reaccionar Mattheo, aunque conociéndole seguro que iba a hacer alguna broma y destensar la situación pero estaba muy difícil, al menos para mí.
¿Dónde estaban mis principios? Estoy segura que se perdieron entre sus sábanas, estoy segura de que algo en mi cabeza comenzaba a funcionar mal dado todo lo que estaba ocurriendo. No estaba bien.
—Hela, venga sal— su voz mandándome volver de nuevo a la realidad con maldad. Mi mirada se centró en la puerta, como si tuviera rayos X pude verlo al otro lado de la puerta con su ropa interior esperando a que salga o diga algo.
Tomé aire unas cuantas veces antes de volver a abrir el pestillo sin abrir la puerta por completo, dejé el pestillo quitado para que fuera él quien abriera. Se esperó unos segundos antes de dejarme paso a verlo, me miró y me rompí de nuevo.
La forma en la que mis emociones se cambiaban me asustaba por completo, más me asustaba que fuera él el único que consiguiera que me calmara, nadie más lo había intentando pero yo misma sabía que solo él tenía ese poder sobre mí.
—¿Por qué?— Me susurró con delicadeza, subiendo y bajando su mano por mi espalda con calma.
—Porque nada está saliendo tal y como esperaba— le respondí con sinceridad, él se separó de mí con su ceño fruncido.— ¿Qué quieres, Mattheo? Nunca hubiera imaginado que estaría así contigo, no me lo hubiera permitido, y ahora me dejo hacer lo que sea por ti, dejo que me hagas pensar lo que tú quieres que piense, joder Mattheo— me sinceré lo máximo que pude con él aún sabiendo que eso le iba a molestar bastante, no le miré a los ojos pero supe que su mirada no era pura, sino obscura.
Su silencio casi que era peor que cualquier otra palabra dañina que pudiera haber dicho, su mano dirigiendo mi mentón hacia arriba para verlo a los ojos. Me destruyó esa manera con la que me miró, no pude mirarlo a los ojos durante más de cinco segundos, sé que le molestó esa acción.
—Hela— suspiró con desesperación—, acepta de una vez lo que sientes por mí, no te hagas más daño y déjate quererme como yo lo hago contigo— me pidió cerrando el espacio entre nosotros de nuevo, no supe qué decir, solamente pude rodearlo con mis brazos para mantenerlo todavía más cerca de mí.
El resto del tiempo que me quedé en su habitación por lo menos no fue un silencio incómodo, hubieron risas y bromas haciendo que el nudo en mi interior se desanudara y fuera todo más fácil para mí.
Me volví a poner mi ropa de nuevo y estuve un rato más con Mattheo tumbados en la cama, sin hacer nada más que besarnos y dejar que nuestra soledad se acompañara y se hicieran amigas.
[...]
Salí directa hacia mi habitación cuando Tom Riddle agarró mi mano para hacerme caminar tras él con rapidez. Llegamos a lo que supuse que era su dormitorio y le miré frunciendo el ceño confundida por su acción.
—Tienes que ir haciendo las maletas, ¿mmh?— Me dijo haciéndome sentir confundida, sabiendo bien que no era eso exactamente lo que quería.
—Tom, ¿qué pasa?— Le pregunté yendo directa al tema para matar mi curiosidad. Él suspiró y asintió mirando hacia abajo.
—¿Qué tienes con mi hermano?— Casi que me arrepentí de haber querido ir directamente hacia el tema. Suspiré intentando pensar en algo, pero yo misma me di cuenta de que mentirle iba a ser una completa tontería, me iba a pillar.
—No lo sé— exhalé dejándome caer en su cama con los brazos extendidos, él me miró mientras iba hacia la cama para sentarse a mi lado.— Es algo raro, no sé qué siento por él, ni lo que él siente por mí— murmuré pensativa intentando ser lo más clara posible para que Tom lo entendiera.
—Hela, he leído la profecía, la leí hace tiempo y por mucho que pueda cambiar el destino sé que lo que ponía se va a cumplir, y déjame decirte que el viaje al mundo muggle va a hacerte saber todo lo que necesitabas para poder darte cuenta de la verdad— me dijo con severidad, mirándome con seriedad, haciéndome sentir bastante confusa.
—¿Por qué siempre tenéis que dejar las cosas sueltas?— Le pregunté con fastidio, él se encogió de hombros dejándose caer a mi lado, giró su rostro para mirarme y yo hice lo mismo.— ¿Crees qué todo vaya a salir bien?— Le pregunté sabiendo que Tom
siempre iba a ser sincero con todo.—Creo que todo va a salir más o menos bien, habrán daños colaterales como siempre, pero todo va a ir bien— me respondió dejando su brazo colarse por mi cuerpo hasta dejarme con mi cabeza en su pecho y sus brazos alrededor de mi cuerpo.
Me quedé en silencio con los ojos cerrados y con mi mente en blanco sin querer pensar en nada más. Disfruté de la manera en la que Tom me reconfortó sin darse cuenta en ese momento, la forma en la que sus manos se adoptaban a mis curvas me hizo sentir confusa acerca de todo.
Draco Malfoy.
Era sumamente consciente de la aventura entre Mattheo y mi hermana, y casi no me importaba para nada, no al menos si Theodore no siguiera colgado de ella todavía.
Verlo tan decaído aún tenido a Blaise a su lado me destruía por completo, yo sabía que no podía ser egoísta con mi hermana y alejarla de Mattheo para hacerla amar a Theodore, pero verla con Riddle me ponía los pelos de punta.
—No lo entiendo— suspiró Theodore pasando sus manos por su rostro con agobio—, era tan feliz conmigo el año pasado, y ahora está con Mattheo— suspiró comenzando a respirar con intensidad.— ¡¿Por qué cojones a él?! Es todo lo contrario a lo que ella siempre ha querido, no lo entiendo— exhaló con todavía más ira.
—Tienes que entender que de alguna forma él la hace sentir viva y no puedo separarla de él, no puedo hacer nada que ella no quiera hacer y sé que Hela no se va a separar de él— le dije con sinceridad, suspiró y yo hice lo mismo, Blaise se mantuvo en silencio.
—La quiero, joder— bufó de mala manera, Blaise se colocó en su lugar incómodo, él al lo menos no tenía que decir nada porque no tenía responsabilidad sobre Hela, pero yo sí.
—Y Mattheo la quiere a ella, entiende que él la hace sentir muy diferente a como los demás la han hecho sentir siempre. Él la hace cuestionarse todos sus ideales, la hace vivir como nadie y la hace sentir como nadie. Entiende que mi hermana nunca ha sabido conformarse, y Mattheo es exactamente lo contrario a conformarse— le respondí intentando ser lo más suave posible, no quise decir nada más que le pudiera enfadar y empeorarlo todo.
—Se van a ir al mundo muggle ésta noche, ella y los hermanos Riddle— intervino Blaise dejando caer la bomba final. Theodore elevó su rostro de nuevo para mirarlo sorprendido, yo ni me inmuté debido a que Tom habló conmigo para decírmelo.
—Acabemos con ésta puta mierda de una vez y cada uno por su lado— bufó Theodore levantándose para irse a alguna parte desconocido.
Blaise y yo nos miramos entre nosotros sin decir absolutamente nada, ninguno de los dos quisimos hacer ningún comentario acerca de la anterior escena con nuestro amigo. Él sacó el choco y comenzó a desmigarlo para hacer un porro y dejar el ambiente más relajado y divertido.