Mattheo Riddle.
Era cierto lo que iban contando por ahí de Hela Malfoy, era una chica pura y completamente distinta a su familia. Siempre me picó la curiosidad por saber más de ella y de alguna manera sentía algo raro en mi pecho al saber que éste año, posiblemente, fuera el último que la vería.
Había estado con la gran mayoría de chicas de Hogwarts, incluso con las que ya habían acabado en la escuela, pero con ella siempre fue diferente. Era inalcanzable para mí, verla con tanta elegancia y dejadez con los chicos me hacía saber que sería imposible, pero eso me atraía más de ella.
Hela Malfoy siempre estuvo en boca de todos los chicos de Hogwarts, todos esperaban poder tenerla en su cama, pero pocos lo habían conseguido. Entre ellos Theodore Nott.
En los vestuarios de Quiddicht siempre le preguntaban sobre cómo era en la cama, y él nunca dio ningún dato porque sabía que la perdería y tener a su lado a una chica como ella valía la pena, incluso más que alardear sobre cómo se la folló.
Éste año me creé varias metas personales y Hela estaba entre ellas, aun sabiendo que antes de que acabara el curso ella estaría a mi lado de una vez.
Draco siempre protegía a su hermana de todos los chicos porque, aunque fuera su hermana, él veía lo que nosotros veíamos cuando la mirábamos. Era más que una cara bonita, unas tetas enormes y un culo espectacular, ella era inteligente y con las ideas bien claras sobre lo que quería.
Era todo lo que yo necesitaba ser.
[...]
Estar en la fiesta y saber que ella estaba con mi padre me hacía tener un sabor amargo en la boca, pero yo prefería mantenerme al margen y no ver a mi padre, confié en Tom para que la protegiera por si pasaba algo.Todo se pasó sumamente lento hasta que ella llegó luciéndose como siempre lo hacía, su manera de andar resaltaba lo perfecta que era su figura, y su expresión seria la daba más elegancia aún.
Se sentó y yo no pude dejar de mirarla, era adictivo hacerlo, y yo sabía que ella era consciente de que lo estaba haciendo. Elevó su mirada y la posó sobre la mía llevando una copa a sus labios.
La manera con la que me miró mientras bebía de la copa de mi hermano me encendió por dentro, y esa llama se hizo más grande cuando jugó con las páginas de uno de los libros de mi hermano. Ella sabía que la seguía mirando, y sabía que me iba a molestar saber que tenía contacto con Tom, parecía querer entrar en el juego, pero no sin normas.
—Ve donde Hela Malfoy y dila que salga fuera— le mandé a un crío de tercer año que pasaba por mi lado. No me molesté ni en explicarle cómo era ella porque incluso los de primer año ya la conocían.
Salí de la sala común y volví al mismo lugar donde hablamos por primera vez, apoyé mi espalda en la pared y esperé a ver el pelo rubio de mi nuevo juego.
—¿No puedes vivir sin hablar conmigo?— Me sorprendió la confianza con la que me habló para que volviera mi mirada a ella. Una sonrisa orgullosa en su rostro y sus brazos cruzados sobre su pecho.
—Bueno, en vistas de que quieres lo mismo que yo, pongamos normas— la dije y ella me miró interesada manteniendo su sonrisa.— Nada de jugar sucio e ir con mi hermano— impuse la primera y ella rió mirándome entretenida, alzó el libro en su mano izquierda y lo movió ligeramente.
—¿Te molesta que hable con Tom?— Me preguntó con un tono que me encantó, la miré seriamente pero eso no pareció hacerla nada.
¿Qué había pasado con la chica que fingía seguridad ante mí?
—Y mucho— asentí acercándome a ella, ni si quiera se inmutó al verme tan cerca de ella.
—Dame mi libro— la voz de mi hermano interrumpió la escena que iba a darme la victoria en este juego. Miré hacia un lado y vi a mi hermano mirándola únicamente a ella con reproche, puede que ella no supiera bien que la miraba así, pero yo conocía a mi hermano y sabía que algo pasaba.
—Gracias— asintió ella apoyando una mano en mi pecho y alejándome de ella para ir hacia mi hermano y darle el libro.— Nos vemos mañana— nos dijo a ambos volviendo a entrar a la sala común.
—¿Qué coño hay entre tú y ella?— Escupí de mala manera cuando me aseguré de que ella no nos podía oír ya. Mi hermano miró la portada de su libro con una sonrisa ladina y luego me miró a mí.
—Te recomiendo que te alejes de ella— fueron sus únicas palabras antes de pasar por mi lado y volver al interior de las mazmorras.
Me quedé ahí parado pensando en la situación que acababa de presenciar, ¿Hela y mi hermano? No lo creo, no creo que ellos dos tengan algo.
O no quería creerlo.
El autoengaño siempre fue lo mejor que tuve.
No pude volver a entrar de nuevo, solamente me castigué con imágenes irreales en mi mente de mi hermano y Hela follando. Joder. Ella era tan perfecta que nadie, ni si quiera yo, la merecía.
En la torre de astronomía quedaba un rastro del aura de mi padre, podía sentirlo a mi lado respirando el humo de mi cigarro, podía sentir su mirada sobre mí. La culpabilidad.
Solía disfrutar de los momentos de soledad, pero creo que ahora mismo solamente era una tortura a la que me estaba sometiendo para no ver la realidad. Mi mirada cada vez se enfocaba en un nuevo lugar, pensé en lo de las reglas con Hela fijado en una piedra y super que debía finalizarlo.
Me puse en pie y fui casi que corriendo hasta la sala común, poco me importaron las miradas curiosas de todo el mundo cuando la cogí del brazo y la arrastré hasta el pasillo de las habitaciones. Ella no forcejeó, supongo que para que nadie se metiera, me siguió y cuando llegamos se apoyó en la pared mirándome sin ningún tipo de emoción.
Ahí si que pareció una Malfoy.
—¿Y bien?— Inquirió esperando a que dijera algo, relamí mis labios y la miré de arriba a abajo disfrutando de la vista.
—Las reglas, Malfoy— la recordé y ella asintió sin imponerse.— Nada de tontear con otros chicos, nada de intentar ponerme celoso con nadie, nada de contarle nada a nadie y nada de mentir sobre lo que sientes— acabé por fin de ponerlas, ella asintió.
—Las reglas son para ambos, Riddle— me dijo antes de volver a marcharse de nuevo.
¿No quería pasar tiempo conmigo? Tampoco me preocupaba, ella acabaría siendo mía el dos de octubre, y esperaría hasta ese día para follarla. Esa fecha no solamente era significado de nuestro juego, era de mucho más que ella no puede imaginar.