𝐅𝐄𝐄𝐋 𝐈𝐓

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Hela Malfoy

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Hela Malfoy.

La soledad en la que me sumí en menos de un minuto comenzó a abrumarme a sobremanera. Necesité a alguien y me impedí pensar en él no por nada sino porque sabía que no podía hacer eso.

Pensé en que igual todo se estaba sumiendo a una época de estrés dado todo lo que estaba sucediendo y que cuando me encontrara mejor todos esos pensamientos o sentimientos relacionados con Mattheo se esfumaran.

El autoengaño era muy bonito.

La puerta de mi habitación fue abierta de nuevo, no me molesté ni en limpiar esas pequeñas lágrimas que habían resbalado por mi mejilla. Mi mirada se nubló a causa de lágrimas cuando mis ojos enfocaron el rostro de Mattheo. Él me miraba casi que insensible, pero aún así vino donde mí para abrazarme con fuerza.

—No te preocupes por nada, ¿vale?— Su voz supo tranquilizarme al instante, yo sollocé en su cuello.

—Lo que me preocupa no es que nos haya visto medio Hogwarts y probablemente ya lo sepa todo el mundo, lo que me preocupa es darme cuenta de que solamente tú me puedes calmar como nadie lo hace, ni si quiera Draco— de una vez por todas pude decir lo que llevaba días pensando, lo que necesitaba decir porque sino iba a explotar.

No pude ver su rostro dado que me encontraba contra su pecho, pero por cómo se le aceleró el corazón y la respiración supe que algo de efecto había causado en él. Respiró fuerte mientras su mano se deslizó por mi espalda.

—No lo pienses, siéntelo— sus palabras encendieron algo en mi mente, algo que me hizo controlar mi ansiedad y mis miedos.— Relájate y hablemos de otra cosa— me dijo con suavidad, yo asentí limpiando mis lágrimas y apoyé mis manos en sus piernas, creando un contacto físico que no quería romper, y sabía que él tampoco.

  —¿Crees qué lo consigamos?— La pregunta que realicé lo hizo mirarme de mala manera, supe que no era un tema muy diferente pero necesitaba hablar sobre eso. Y él lo entendió.

  —Creo que va a ser muy jodido, Hela— murmuró, elevó su mirada hacia otro lugar que no fueran mis ojos enrojecidos y llorosos.— ¿Nos hacemos uno?— Me propuso señalando con la cabeza el estante donde Pansy y yo teníamos todos los porros.

  —Por favor— exhalé dejando que él se levantara y fuera directo hacia ese estante.

  Comenzó a desmigarlo mientras yo me mantenía viéndolo, pero no sus manos sino su rostro. Vi su piel más de cerca y volví a ver un brillo en sus ojos inexplicable.

—Me vas a desgastar, Malfoy— su burla hizo que le mirase incrédula, casi que a punto de reír.

—¿Quién era el que me acosaba? Bueno y acosa— le reproché mirándole con diversión, él me miró con una ofensa falsa y yo comencé a reír a su lado. Su sonrisa me reconfortó en ese momento, verlo con sus ojos levemente más achinados de lo normal y sus perfectos dientes reluciendo.

Me hizo sentir bien.

Terminó de hacer un par de porros y nos tumbamos sobre la cama con los brazos extendidos, mirando al techo en silencio mientras fumábamos. No se oía nada más que el mechero de vez en cuando y el papel del porro consumiéndose lentamente.

Miré hacia el lado y observé su perfil, observé su pelo, sus brazos, sus manos, todo. Me quedé con cada pequeño detalle en él por si un día tenía que reconocerlo de esa manera, él giró su rostro a mí y sonrió de manera ladina haciendo que yo lleve una mano a su rostro y lo acaricie con dulzura.

—¿Me quieres?— Mi voz salió en un pequeño murmullo, casi lo dejé sin respiración ante esa pregunta. Ni si quiera yo supe que tendría el valor para poder decirlo, él giró su rostro hacia el techo.

De repente todo se nubló en negro, una sensación extraña en mi cuerpo. Y desperté. Todo había sido un simple sueño.

Estaba en mi habitación tumbada, lágrimas secas por mis mejillas y algo de baba cayendo por mi boca. Limpié mis labios y barbilla y me miré en el espejo que había en mitad de la habitación, suspiré viendo las pintas que llevaba y me levanté para irme a la ducha y despejarme un rato.

Pensé en lo grave que comenzaba a ser la situación, en que yo ya soñaba con Mattheo Riddle, no solo estaba en mi día a día, sino que ahora también en mis sueños.

Un escalofrío recorrió mi columna cuando recordé la manera en la que su corazón latía, lo real que me había parecido. La manera en la que sus ojos se enfocaban únicamente en mí. La manera en la que sus manos me tocaban. La manera en la que el humo llenó mi habitación y nuestros ojos enrojecieron.

Todo fue tan real para mí. Fue tan extraño.

Era como si mi subconsciente me diera pequeños avisos de que intentar ignorar a Mattheo no era la mejor opción que podía tener, que igual debía de aceptar lo que realmente sentía y sentirlo.

Pensé en el porqué no me permitía sentir eso por Mattheo, otra vez lo pensé, otra de muchas tantas veces que ya lo había hecho. Quizás mis prejuicios no sean buenos y deba aceptarlo tal y como es, yo tampoco soy perfecta y él me acepta.

Lo único diferente fue que no anhelé su tacto.

Draco Malfoy.

Para ser sincero de alguna manera me esperaba que mi hermana fuera a mentir acerca de lo de Tom, pero creo que por una vez debía de creerla en este aspecto. Hela había sido vista con Tom, y eso me hacía mucho que pensar, pero no le pensaba dar más importancia, confiaba en mi hermana.

En el tema con Pansy todo va bien, aunque cada día pienso más que ella está conmigo por complacerme más que porque me quiera de verdad. Tengo miedo de que me deje solo de nuevo, de que Hela se vaya y yo no tenga a nadie a mi lado.

Creo que mis sentimientos hacia Pansy son más por miedo a la soledad que por sentirlos realmente, y eso me hace sentir que la estoy mintiendo de alguna manera, pero no me siento mal por ello.

Mi cabeza era un auténtico parque de atracciones, y mis emociones eran las pasajeras de cada atracción.

—¿Qué te ha dicho?— La voz curiosa de mi novia me hizo volver a la realidad de nuevo, la miré y negué levemente con la cabeza sin darle importancia al tema.

—Que fue al lago negro a pasear porque no podía dormir y allí se encontró a Tom— la respondí y ella tan solo asintió en silencio. Pasaron unos minutos cuando mi mente se nubló de nuevo, pensando en mi hermana.— Creo que Hela nos oculta algo— murmuré descentrado, Pansy me miró confusa.

  —¿Por?— Su pregunta me hizo sonreír de manera. irónica.

  —Porque ella jamás hubiera llorado delante de mí, y lo ha hecho— la contesté con seguridad.

𝐄𝐔𝐏𝐇𝐎𝐑𝐈𝐀- 𝐌𝐀𝐓𝐓𝐇𝐄𝐎 𝐑𝐈𝐃𝐃𝐋𝐄.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora