Mi Turno. 23.

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Han pasado dos meses y no logro que Jeno me embarace, me siento mal por ilusionarme tan pronto, odio que el imbécil de Jaemin si lo esté, aunque se fue después de accidente que tuvimos.

Dos meses antes

- Renjun, estás bien, amor... Gracias por despertar, estoy muy feliz de poder verte, no sabes lo angustiado que estoy y tú y mi hijo...

- Jaemin... ¿Está bien?- asintió.

- Jaemin está embarazado, tiene dos meses...

- Y yo no... Por que se equivocaron los del laboratorio- volteé mi mirada y Jeno, tomó mi rostro en sus manos y me hizo mirarlo.

- Lo intentaremos las veces que sean necesarios para poder tener un bebé, si así lo deseas- suspiré y asentí.

- ¿Puedo ver a Jaemin? Quiero darle mi más sincera felicitaciones, quiero que nos llevemos mejor- Jeno asintió.

Le pidió permiso al médico para que me dejen visitar a Jaemin, en cuanto me llevó, lo vi tan feliz hasta que me vio, su sonrisa se hizo aún más grande y burlona, Jeno se fue junto a Jisung.

- Quisiste matar a mi hijo, pero no lo lograste, debes estar frustrado- solté una risa.

- ¿Ah sí? Lo mismo me hiciste hace dos o tres años, ya no me acuerdo, pero... la experiencia nadie me la quita, ahora que lo dices, sí, me sentí frustrado de que no perdieras al feto. Aunque debo admitir que lo mismo sentiste tú. Pero hay una diferencia abismal entre tú y yo, y esa es que cuando tú me lanzaste de las escaleras, fue para mi hijo nazca y en cambio tú, puedo volver a hacerlo, y te juro que no fallaré esta vez, sigues bajo el mismo techo que yo, así que los accidentes pueden ocurrir de nuevo- su sonrisa burlona se fue desapareciendo de su rostro cada vez que hablaba.

Miré miedo en su rostro, mientras una enfermera me fue a buscar, yo nunca le quité la mirada de encima, sonriente y descarado le dije.

- Cuida a este bebé, Jaemin, créeme que no vas a recuperarte de una segunda pérdida- me sacaron de la habitación, pero con la satisfacción de que Jaemin y su esposo pronto se irán de mi casa.

Y así fue, en cuanto nos dieron el alta, Jaemin se fue de la casa, regresó hasta Atenas, y después se fueron a París, ni siquiera se despidió de su padre, quien lloró por la partida de su hijo.

Actualmente.

- ¿En qué piensas? Has estado un poco distraído- negué con la cabeza.

- En nada, en realidad sólo me rendí, quise darte un hijo más pero... Ya no puedo más, cada intento es un fracaso y me duele- me abrazó y sentí un caos en mí, cerré mis ojos y me vi a mí y a Jeno, en esa cabaña y yo trataba de proteger a mi hijo.

Jeno dejó un beso en mi frente, no dijo nada, solo me abrazó y me consoló, no necesitaba palabras, solo lo necesito a él, a mi hijo, y a mi familia entera.

Jeno dejó un beso en mi frente, no dijo nada, solo me abrazó y me consoló, no necesitaba palabras, solo lo necesito a él, a mi hijo, y a mi familia entera

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Quería darle algo a mi hijo menor, he pensado darle su primer regalo de oro a la edad de 7 años, pero... Quiero dar algo más, me nace darle algo más a mi hijo, así que busqué un boceto que en algún momento de mi juventud hice como pasatiempo.

Rápido lo tomé y salí de mi casa a la joyería de uno de mis amigos, quien me brindó su amistad y confianza; mi sonrisa se hizo grande, sé que él hará su mejor trabajo para Eric, espero que cuando llegue el momento, mi regalo le guste a mi pequeño hijo.

- Señor Jeno, ¿saldrá sin la señora?- asentí.

- Dile a mi esposo que salí, si mi hijo pregunta por mí, dile que fui por un regalo para él, ya vuelvo- la empleada que Renjun contrató asintió y se fue al jardín para llevar el desayuno de Eric.

Yo me subí a mi auto y lo encendí, esperé unos minutos para empezar a conducir, me hice unas dos horas de camino para ir a la joyería de Kim Doyoung. Estoy feliz porque tal vez este obsequio le gustará a Eric, pero este no será el primero, en mí caja fuerte, hay una joya que mi madre me heredó para uno de mis hijos, al que más aprecio le tenga al que llene mi corazón de alegría y amor, al que me duela dejar solo, y aunque sé que eso está mal, Eric será quien más me dé un golpe en el corazón cuando decida irse y encontrar a alguien con quien compartir su vida.

En cuanto llegué a la joyería me dirigí al estacionamiento y dejé mi auto en el, dirigí mis pasos al elevador, para subir al último piso del edificio, en cuanto llegué al piso, me dirijo a la señorita que es la secretaria de Kim.

- Buenas tardes, ¿puede decirle al Sr. Kim, que Lee Jeno desea verlo?- la mujer asintió y empezó a llamar, fue en cuestión de segundos para que yo pase a la oficina de Kim.

- Jeno, hombre, que alegría verte, pero dime, ¿qué te trae por acá?- nos dimos las manos y después me invitó a que tomara asiento.

- Vine a pedirte un favor enorme- me miró sonriente y asintió.

- Dime, ¿en qué puedo ayudarte?- de mi saco tomé un papel, y se lo di.

- Ese es un boceto de una joya que le quiero regalar a uno de mis hijos, se lo quiero dar en unos 4 o 5 años, en el transcurso del día te mandaré una frase que quiero que esté grabado en el, quiero que se ajuste a su dedo para cuando crezca- Doyoung asintió con la cabeza y sonriente.

- Cuenta conmigo, te lo puedo hacer de oro rosa con pequeños diamantes rosas para combinar, puedo hacerlo flexible para que se amolde a su dedo y si crece, se ajustará también, pero el asunto del grabado, necesitaré que lo mandes lo antes posible- asentí y me levanté, le tendí la mano y el la aceptó y también le sonreí.

- Gracias, Doyoung, me mandas el costo y la factura, me retiro, quiero ir a casa, mi hijo me espera- nos dimos el último apretón de manos y me retiré.

Me dirigí a mi casa en cuanto salí, mis dos horas de camino se me hizo una eternidad, al llegar a mi casa, me bajé del auto y me dirigía a mi despacho pero escuché el llanto de mi hijo, me alarmé y corrí hasta mi bebé.

Vi que la empleada de Renjun lo tenía en sus brazos, se veía preocupada, me acerqué a ellos, mi hijo me vio y me pidió que lo cargue.

Vi que la empleada de Renjun lo tenía en sus brazos, se veía preocupada, me acerqué a ellos, mi hijo me vio y me pidió que lo cargue

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