Mi Turno. 30.

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Sabía que mi hermano menor tiene un mejor amigo que es demasiado hermoso, sus ojos grises son tan bellos y enigmáticos, su sonrisa dulce hace que mi corazón empiece a latir de la manera más desenfrenada posible.

Cuando lo vi por primera vez fue en la fiesta de cumpleaños de mi hermano, me la pasé observando a ese ser bello y de sonrisa hermosa, cada vez que lo invitaban a bailar decía que no y daba gracias, su calidez es hermosa.

Pero yo en la universidad, y él apenas en la secundaria, yo tengo 20 años y él apenas 13 años, y son 7 años de diferencia, y no quiero ir a la cárcel.

- Oye, no soporto que vengas tú a mi escuela, después no quieren estar a mi lado por tu culpa y otros solo van a acercarse a mi por ti- miré serio a mi hermano.

- ¿Tu amigo el rubio está contigo solo por mí?- mi hermano rodó los ojos, se encaminó más rápido.

Negué con la cabeza y lo seguí, es tan caprichoso y tan soberbio, que aveces me cae mal mi hermano, al caminar para llegar a mi auto. Se subió en la parte trasera, yo iba a entrar a mi auto, hasta que vi al dueño de mis sueños ir a los brazos de un doncel que también es bonito.

Su rubio cabello se alza con el viento, el otro doncel solo lo abraza y deja besos en su rostro, se encaminan al auto que creo que es del doncel, ambos se subieron y desaparecieron de mi vista, solo entré a mi auto para toparme con el rostro serio de mi hermano.

- Su mamá está pendiente de él, cada vez que él lo necesita, viene por él al colegio, pero mi mamá solo pide que no lo molestemos, su papá lo adora, él sabe que es tener mamá y papá para ti, pero yo no- suspiré.

- Si es tu mejor amigo, no deberías de hablar así de él- empecé a conducir, no lo miré.

- Él se considera mi mejor amigo, yo no lo considero así, hablo con él solo porque no hay nadie a mi altura como para que yo les hable, pero eso no lo hace mi mejor amigo- negué con la cabeza y suspiré.

- Deberías tener un poco de empatía como él la tiene, porque si al que yo considero mi mejor amigo habla así de mí, dejaría de ser su amigo- no me respondió solo rodó sus ojos.

Lo vi por el espejo retrovisor con su cara de pocos amigos, odiando a todo el mundo, es un amargado, que nunca será capaz de sentir algo. Empiezo a dudar de que alguien se enamore de alguien.

Cuando llegamos a la casa, rápido se bajó y se dirigió hasta su habitación, se encerró y no salió para nada, solo me lancé al sofá y cerré mis ojos, solté un ruidoso suspiro, pero la imagen de aquel ángel llegó a mi mente, sonriendo tan bello.

Cuando llegamos a la casa, rápido se bajó y se dirigió hasta su habitación, se encerró y no salió para nada, solo me lancé al sofá y cerré mis ojos, solté un ruidoso suspiro, pero la imagen de aquel ángel llegó a mi mente, sonriendo tan bello

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- Señora Renjun, hay alguien que dice que conoce a su madre, quiere hablar con usted- mi mamá se extrañó pero asintió a Maryia.

- Hazlo pasar y llama a mi madre, ya están en Grecia- Maryia asintió y se fue, después de unos segundos volvió con un hombre alto apareció con ella.

- Renjun Ji, ¿no es así?- mi mamá solo asintió pero lo miró analizándolo.

- Si lo soy, ¿quién es usted?- miró a mi mamá con desconfianza pero después solo soltó u fuerte respiro.

- Soy Seo Jihoon, tu madre es Yuta Kim y tu tío Chittaphon...

- Mi mamá, aunque biológicamente mi mamá sea Yuta, quien me crió fue Chittaphon, mi madre murió hace ya muchos años, y él se convirtió en mi madre también hace muchos años- el hombre solo asintió.

- Soy Seo Jihoon, hijo de John Seo y de Chittaphon Kim- tanto mi madre y yo lo mirábamos sorprendidos, quiero saber más pero sé que es de muy mala educación así que sin decir nada me marché, pero no a mi habitación, si no a la biblioteca

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- Soy Seo Jihoon, hijo de John Seo y de Chittaphon Kim- tanto mi madre y yo lo mirábamos sorprendidos, quiero saber más pero sé que es de muy mala educación así que sin decir nada me marché, pero no a mi habitación, si no a la biblioteca.

En cuanto llegué a la biblioteca pedí que me dieran la mesa que mi papá y yo ocupamos siempre que venimos a este lugar, en cuanto me dieron el pase, me dirigí al estante de libros de mitologías, decidí tomar en mis manos una de la mitología griega, que habla sobre una mujer en específica, decidí irme a sentar pero...

"Lo sé, Kevin Moon es mi novio, él es tan guapo"

"Aún no puedo creer que sean novios y que Hyunjun te haya aceptado como su cuñada"

Sentí mi corazón romperse, vaya al parecer el chico que me gusta tiene novia y es bonita...

Sentí una mano en mi cintura y otra mano en mi boca, sentí la respiración de alguien en mi cuello, hasta que de la nada sentí sus labios en mi oreja.

- Es mentira, todo lo que dicen es una vil mentira, yo no tengo novia, así que no creas nada de lo que dicen- cerré mis ojos por la sensación que hay en mi cuerpo, pero asentí con la cabeza.

Poco a poco me fui alejando de la mi mesa... Bueno, él me llevaba no sé a dónde, hasta que por fin salimos de la biblioteca, aún tenía el libro en mis manos, sentí una pared en mi espalda y un cuerpo pegado al mío, apreté el libro a mi pecho con ambas manos, y fui alzando mi rostro poco a poco, sin esperarlo, frente a mi tenía a Kevin, el hermano de mi mejor amigo.

Me siento como la protagonista de la historia que mamá me contó, una de las cuales amo mucho, y adoro, el protagonista masculino se encuentra con la bella protagonista femenina, mi sonrojo es bastante evidente.

- Yo... Eh... Le creo, ah... Creo que ya es hora de que me Vaya- intenté salir de su agarre pero no me soltó, se pegó a mí más, lo contrario de lo que quería que sucediera.

- Pero aún no hemos terminado de hablar, bello, quiero disfrutar de tu compañía y dejarte ver que necesito algo de ti- lo miré a los ojos... Grave error, mi rostro se tornó rojo al ver su mirada fija en mi.

Sentí fuego por todo mi cuerpo, sentí su respiración en mi cuello y yo lo único que pude hacer fue cerrar mis ojos, sentí de nuevo su respiración pero ahora cerca de mi rostro, no me atreví a abrir mis ojos, de repente mis labios fueron tocados por unos labios ajenos, sus manos sostenían mi cintura y las mías se aferraron más al libro que tenía entre mi pecho y el de él.

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