CAPITULO 24

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Cuatro meses pasaron desde el horrible encuentro entre Jimin y Jungkook. Cuatro meses en los que por más que la policía lo buscara no habían podido dar con su paradero. Después de aquel día parecía que la tierra se lo había tragado.

Hace unos días el oficial que lleva el caso de los padres de Yoongi, le informó que ya tenían las identidades de quienes asesinaron a sus padres. Dos jóvenes de los barrios bajos de la ciudad bajo órdenes de un poderoso empresario eran los responsables. El motivo, sólo cuestiones de negocios, envidia al ver que el Sr. Min cada día atraía más clientes y eso afectaba al negocio. Los tres sujetos en cuestión ya estaban detenidos y eso causó una especie de alivio en el corazón de Yoon. Lo que no se esperaba era escuchar que Jungkook era la persona que ingresó antes a la casa >> ¿Qué tenía que hacer ese tipo en casa de mis padres?<<

A pesar de la aparente normalidad que se vivía, Yoongi y Sunny estaban más pendientes de lo habitual de Jimin, y es que, a pesar del tiempo que ha transcurrido, de tener una denuncia en curso y de estar rodeado de atenciones y amor Jimin por las noches seguía presentando pesadillas. No dejaba que Yoongi tocara su cuerpo más allá de unas caricias en su rostro y cabello. Habían intentado retomar su vida sexual ya que el mismo Jimin decía que necesitaba sentirse uno con Yoon, pero cuando sentía las manos de Yoon recorrer su cuerpo le era imposible no recordar a Jungkook tocándolo sin su consentimiento, lo que provocaba que empujara lejos a Yoongi y llorara de desesperación, frustración y rabia.

Era una situación complicada... La cabeza de Jimin tenía demasiados pensamientos negativos, que a pesar de lo dolorosos que fueran para él, se los decía todos a Yoongi. Quizá como una manera de demostrarle que a pesar de todo él era lo más importante, y que por ningún motivo lo quería lejos de su vida.

— ¿Estás seguro que no te aburrirás de mí?

Cada noche Jimin le hacía la misma pregunta a Yoongi antes de dormir, el mayor lo abrazaba. Besaba sus labios suavemente y luego acariciaba su cabello.

— Nunca me aburriré de ti bebé... Siempre estaré aquí para ti, entregándote mi amor y protegiéndote de todo lo malo que pueda haber allá afuera.

— ¿Y si nunca más puedo volver a hacerlo? — Escondió su rostro en la comisura del cuello de Yoongi avergonzado.

— Pues, eso no es importante — Yoongi buscaba conectar sus miradas, hasta que lo logró — Lo único que importa aquí, es que te sientas bien y que poco a poco dejes esos miedos que te atormentan. Sé que con paciencia y amor todo estará bien.

— ¿Me amarás aunque no hagamos el amor?

— Te amo y te amaré siempre, el sexo no es importante bebé — le regaló un tierno beso y luego lo abrazó.

Las palabras tan sabias que el mayor le daba siempre a Jimin, le hacían sentirse tranquilo, y con más ganas de seguir su tratamiento para estar bien para su pareja, aunque para Yoongi no era un tema el sexo, y tampoco le exigía nada, el menor sentía la necesidad de volver a estar juntos. Pero Yoongi tenía razón, lo mejor era ir paso a paso y no forzar nada. Luego de algunas caricias ambos se durmieron profundamente.

A la mañana siguiente Jimin se despertó primero, se sentía muy bien, alegre y ¿feliz? como si todo lo malo hubiese desaparecido de su mente aquella mañana. No era primera vez que pasaba esto, había días así, y otros en los que no sentía ganas de ni siquiera salir de la cama, era impredecible saber cómo se sentiría al día siguiente pero cuando comenzaba bien todo a su alrededor parecía perfecto.

Tomó su medicamento, que Yoongi se encargaba de dejar cada noche junto a un vaso de agua sobre el velador para que lo tomase al despertar. Se levantó al baño y volvió a la cama. Se sentó a un costado de Yoongi y comenzó a acariciar su cabello plata, sus mejillas y la comisura de sus labios. Lo miraba tan detenidamente que su corazón saltaba de emoción, nadie en el mundo podía negar el inmenso amor que sentía por el mayor. Con cuidado se recostó a su lado sin dejar de acariciarlo y dejando un casto beso en sus labios.

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