21.

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La semana en Gran Bretaña relativamente fue tranquila, se podría decir que fue una fortuna que el gran premio dentro de dos semanas fuera aquí, no tendríamos que tomar vuelos lejanos.

-Muero de hambre - dije cerrando mi computadora y mirando a George.

-Pediré una pizza.

-Al parecer Jimena me ha abandonado- le dije mostrándole una foto donde andaba turisteando.

Se levantó del escritorio y me puse a pensar que casi justo en el GP de Gran Bretaña estaría cumpliendo un mes..

-Tengo que ir al doctor- solté-

-Si, no puedes ir por la vida así- me miró como padre regañando a su hija.

-No se enoje gruñón.

-¿Y Sergio cuando sabrá?- lo peor que me podía decir.

Se me cristalizaron los ojos.

-¿Qué dije?- preguntó George espantado.

-No tengo el valor para decirle porque significaría perderlo.

-Pero ¿estás de acuerdo que es egoísta de tu parte?

-Pues si pero- se me salieron las lágrimas- Sergio es... es... el amor de mi vida- claro que lo era.

-Pues eso dile a el, si ya le contaste que estuviste con Vettel, supongo que aceptará esto-

-No es tan fácil, es diferente ¿Cómo tomarías que tu pareja tendrá un hijo pero que no es tuyo?

George se quedó pensando y no dijo nada, supongo que en parte me dio la razón.

Cambiamos de tema mientras comíamos la pizza, me interrumpió una llamada.

"Sebastian Vettel".

¿Bueno?

-¿Cómo estas?

Bien Seb, estoy en Gran Bretaña.

-Yo igual, quería ver si hay la posibilidad de vernos.

Si, de echo quiero ir al doctor y necesito que me acompañes.

-Si vamos, ¿estas con George?

Si aquí ando.

-¿Cómo a que hora te desocupas?

Ya, solo estoy acabando de comer.

-Esta bien, pasó por ti en 20 minutos.

Si Seb, gracias.

Le conté a George, me dijo que cualquier cosa le avisara, de echo me quería acompañar, pero preferí que no.

Seb pasó en un auto por mi, investigué un poco a donde podría ir, afortunadamente no estaba tan lejos, cuando llegó me abrió la puerta del auto, venía con unos lentes y noté que ya se estaba dejando crecer aun mas su cabello. Llegamos con el doctor, me realizó unos análisis de sangre y un ultrasonido el cual nos hizo soltar lagrimas a ambos, Seb tomó mi mano, yo lloraba entre felicidad y que quería quien estuviera a mi lado fuera Sergio, no salía de mi mente, en ningún momento.

-Gracias por dejarme acompañarte- dijo Seb sonriente.

-Como no hacerlo, eres su papá- dije algo decaída, no pensé que lo fuera a decir así.

-Se que no es lo que esperabas y que quisieras que fuera de Sergio, ¿quieres que hablemos con el?

-Yo lo haré Seb, solo que aun no estoy lista.

-De acuerdo, ¿quieres comer algo?

-No, acabo de comer hace rato.

La conversación se torno a un silencio incomodo, hasta que le llegó un mensaje y sonrió, le habían enviado la imagen del ultrasonido.

Mi mejor decisión. 𝚂𝚎𝚛𝚐𝚒𝚘 𝙿é𝚛𝚎𝚣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora