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Después de ese momento con Sergio me fue a dejar a mi hotel, afortunadamente ahora si estaría sola, no es que no me gustara compartir habitación con George, simplemente estos días quería mi privacidad.

Sábado 12 de noviembre. Día de Sprint.

-No se por que me siguen diciendo de cosas – decía George mientras veía su celular en Twitter.

Le habían llovido miles de malos comentarios, que, causó una bandera roja y que no merecía arrancar entre los primeros tres lugares hoy.

- ¿Estás de acuerdo que no fue mi culpa? – me miró – simplemente quise sacar el auto y se atascó más – dijo mientras agachaba la cabeza.

-Georgi ya pasó – dije tocando su nuca – sabes que las criticas y malos comentarios siempre van a existir, no queda más que demostrar otra cosa en la pista.

Llegábamos al Circuito de Interlagos, las personas de Haas aun seguían con el entusiasmo de la pole y solo escuchábamos que le decían a Kevin que no se estresara, que lo disfrutara.

-Ves, es justo lo que debes hacer – dije mientras me asomaba al box de red bull.

- lo prometo – rodó los ojos – lo voy a disfrutar, lo voy a disfrutar – repitió ya más calmado.

Seguía asomándome al box pero no veía a Sergio, solo veía a Max, que estaba de espaldas, posiblemente sintió mi mirada porque giró justo a verme, traté de sonreírle, si, le traté de dar una sonrisa amable, y ¿Qué recibí? Noté como bufó y alzó las cejas como "harto".

-Idiota – dije

- ¿Pero que dije? – dijo George preocupado.

-Tu no – lo tomé de la mano para irnos a Mercedes – el señor campeón.

-Tu disfruta, no te estreses – dijo arremedándome.

-Pero es que ¿está pendejo o qué? – dije con mi español mexicano.

- ¿Está qué? – trató de decirlo.

-Nada y no digas que dije eso.

-Pero que significa pendejo.

- ¡George! – lo regañé – mejor apurémonos – dije tomando su casco para irnos hacia el auto.

Saliendo hacia el pit lane, lo vi.

-Ahí está – susurré –

Su auto acomodado en ese noveno lugar que obviamente me dolía verlo ahí, así que me acerqué un poco.

-Hola – le sonreí

-Hola hermosa. – me devolvió la sonrisa - ¿Qué tal te trata Brasil? -

-Muy bien ¿a ti?

-Excelente – decía Checo.

-Que te vaya muy bien – me acerque a el quien ya traía el casco puesto, amaba como se le enchinaban los ojos y era señal de que estaba sonriendo. – te amo – dejé un beso sobre el casco.

Me regresé hacia el tercer lugar, que es donde arrancaría George, le ayudé con algunas cosas que me entregó, subió al auto y me regresé al box con su ingeniero.

-Te propongo esto – dijo Bono, ingeniero de Lewis.

- ¿Qué? – reí, pensé que diría algo sobre el equipo.

-Te invito a cenar esta noche – dijo con una sonrisa coqueta.

-Este...no – dije nerviosa. Me ponía nerviosa porque era un hombre que podríamos decir imponía, no porque me gustara.

Mi mejor decisión. 𝚂𝚎𝚛𝚐𝚒𝚘 𝙿é𝚛𝚎𝚣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora