Al llegar al Muro, Melisandre en poco tiempo era reconocida como la verdadera reina de Stannis, cuya esposa se había quedado en Guardiaoriente del Mar. Algo que de inmediato les llamó la atención a los habitantes del Castillo Negro fue el que todas las noches ella, como sacerdotisa, realizara su culto ante las piras que iluminaban su cabellera, vestido y ojos rojos. Era algo que infundían respeto y temor entre los que le rodeaban, pues a raíz de la victoria del rey sobre los salvajes, muchos consideraron que los hechizos de esa misteriosa mujer influyeron en eso. Además, adoraba a ese extraño dios rojo, cuyo nombre era difícil de pronunciar, y que también era adorado por los llamados hombres de la reina, unos sujetos que estaban embargados de fervor religioso, y casi fanático, por ese nuevo dios. Quienes además, profesaban unas prácticas extremadamente estrictas en cuanto a moral y costumbres. Todo lo contrario a los hombres del rey, más mundanos y dados a todo tipo de placeres.
Ese día el rey Stannis había decidido subir a la cima del Muro, para poder contemplar el campo que quedó del otro lado, tras su victoria sobre Mance Rayder. Antes de subir en la jaula le había ordenado a la sacerdotisa que buscara a Jon Snow. Acompañada de seis de sus hombres, ella acudió en su búsqueda, rápidamente lo ubicó en los patios de práctica donde lo encontró chocando espadas con uno de los nuevos reclutas, quien al ver el grupo le avisó a Jon con inquietud. Este al voltearse no pudo ocultar algo de sorpresa de ver quién había llegado.
—Mi señora—Jon sonaba con el cansancio característico del esfuerzo físico y sofocante— ¿qué se le ofrece?
—El rey desea verte, Jon Snow.
—Permítame cambiarme para estar más presentable.
—Te esperaremos.
Mientras Jon se cambiaba, Melisandre evaluaba la impresión que le había causado ese muchacho. «Se nota que es alguien de buena posición.» Pensaba ella al haber apreciado parte del rostro de Jon, con esos ojos grises tan reflexivos y su porte esbelto, que contrastaba con el de muchos otros hermanos negros.
Al rato Jon salió ataviado con su indumentaria habitual con todas las prendas negras, calzones, jubón sin ningún distintivo, capa de pieles, guantes que le cubrían la mitad del antebrazo y unas botas altas que casi le llegaban a las rodillas. A su espalda le colgaba su espada Garra con empuñadura en forma de lobo. Su cabello ondulado le llegaba a los hombros, y se podía apreciar su cicatriz en el ojo izquierdo. De inmediato el grupo se puso en camino hacia el Muro.
—¿Qué quiere el rey de mí? —preguntó él mientras caminaba junto a la mujer roja.
—Todo lo que puedas darle, Jon Snow.
Una vez que llegaron a la base del muro, Melisandre despidió a los guardias, y entró con Jon a la jaula de hierro, de inmediato las cuerdas y poleas comenzaron a hacer que el artilugio ascendiera a la cúspide del Muro. Como mucho, eran dos los que cabían allí y estaban muy juntos. Pese a ello Jon se mostraba algo incomodo de estar tan próximo a esa extraña mujer. «El calor que me otorga el Señor de Luz no parece gustarle.» Se dijo ella ante la actitud del joven Snow.
—¿No sientes frio, mi señora? —preguntó Jon.
—Nunca, el fuego del Señor me mantiene confortable siempre—ella le extendió su mano y tocó la mejilla de Jon—, incluso de los fríos mortales del Gran Otro. Siéntelo, Jon Snow.
Este se mostró algo sorprendido al tener la cálida mano de la sacerdotisa en su mejilla.
Al llegar a la cima del Muro, encontraron a Stannis, observando hacia el horizonte, donde aún se podían ver los restos de la última batalla, en la que pudo acabar con el ataque de Mance Rayder. El rey lucía ropajes prácticamente similares a los de un guardia nocturno, salvo por la capa dorada con ribetes de pieles, que en lugar de lucir al ciervo de sable de los Baratheon, mostraba un corazón ardiente de color rojo, y en su centro tenía a dicho ciervo. El broche de su capa era del mismo diseño. Eso lo pudo notar Jon, al ver que el rey se volteó para observarlo, y procedió a poner su rodilla en el suelo.
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La Princesa del Invierno: I El Saneamiento del Muro
FanfictionLas tensiones en el Muro y el Castillo Negro pueden desencadenar eventos lamentables, ante la presencia de los salvajes y las fuerzas de Stannis Baratheon, teniendo como trasfondo la grave amenaza que representan los Otros para la humanidad. Jon Sn...