Val había galopado lo suficiente para tratar de perder al espectro, a pesar de que se internó en una de las partes más tupidas del bosque sabía que no estaría del todo segura allí. Se bajó del jamelgo y sacó su hacha. Se distanció del animal y miraba hacia todas las direcciones de forma sigilosa. Al menor ruido se volteaba en la dirección que creía venir, al dar sus pasos. Pudo ver un grupo de árboles que estaban tan juntos y alineados que casi se asemejaban a un muro. Se acercó mucho a los troncos. De repente oyó que algo se movió en las ramas, y miró repentinamente para arriba. En el momento que hacía eso noto que un brazo casi huesudo emergió de una de las aberturas y la agarró de la mano, tratando de arrastrarla al muro de madera. Val se resistió y por un instante forcejeó con tal brazo, hasta que usó su hacha y de un tajo cercenó parte de esa extremidad. Vio que la mano la seguía agarrándola y se la sacudió lo más fuerte que pudo hasta arrojarla a varias varas. «Que insistente.» pensó la salvaje al ver cómo aquella mano seguía moviéndose en el suelo.
Pero después vio que otros brazos asomaron por las separaciones, pudo distinguir algunos rostros con la mirada inexpresiva y de un azul brillante. Val llegó a cortar un par de brazos, a la vez que hundía el filo de su cuchillo en uno de esos rostros. Al ver quelas rendijas naturales no iban a detener a los espectros, echó a correr, se movió por todas las direcciones en medio de los árboles y sus ramas. Alcanzó a ver cómo una masa bajaba en su camino y pudo eludirla, a la vez que golpeaba al agresor con su hacha en medio de la coronilla del muerto. Siguió su huida, pudo divisar un pequeño claro, cuando ya estaba por salir vio que una espada muy larga buscaba rebanarla de forma horizontal. Val logró esquivar la hoja doblando sus rodillas y tumbándose para atrás, vio cómo la espada pasaba a pocos centímetros de su rostro. Después terminó aterrizando en medio de la nieve causando que volaran muchos copos, quedando de espaldas con sus rodillas muy flexionadas. De inmediato se levantó y se puso en guardia con el hacha y el cuchillo mirando a su atacante. Éste estaba de espaldas, era alto y corpulento, usaba atuendos de pieles, más una capa bastante deteriorada. Mantenía la espada con la punta posada en el suelo. Se volteó y miró a Val, ésta contempló la cara de un hombre, cuya mitad del rostro para abajo mostraba las mandíbulas huesudas, y en la otra mitad se veía una nariz aguileña, unos ojos que relucían de azul. Más una frente amplia y una cabellera cuyos hilos largos y ondulados en parte le cubrían dicha frente.
«Es lo malo de enfrentar a alguien a quien ya nada le interesa.» Se dijo Val manteniéndose atenta al espectro, quien alzó nuevamente su espada y se abalanzó contra la princesa. El espectro agitó su espada, Val pudo esquivar el golpe, dio un giro a un lado. Se mantenía en guardia, el espectro se volteó rápido para atacarla, ella pudo detener la hoja usando su hacha. Con el cuchillo le perforó el entrecejo. Ello causó que el atacante retrocediera un poco, Val aprovechó para golpear uno de sus muslos. Al tratar de salir del alcance del espectro alcanzó a ver cómo la hoja pasaba a centímetros de su rostro. Al reasumir su guardia vio que un pedazo de su trenza caía en el gélido suelo. Por lo que sus rubios mechones quedaban sueltos y agitados por una leve brisa. Vio como el espectro con cierta dificultad al andar venía a acometerla. Esta vez Val decidió encararlo y con sus armas intercambió golpes con el muerto.
La acción se prolongaba y el cansancio ya hacia mella en Val, quien optó por atraerlo a los lindes del bosque. El espectro golpeó, la muchacha esquivó, haciendo que la espada quedara incrustada en el tronco del árbol. Aprovechando eso, Val le golpeó fuertemente y alcanzó a rebanarle la mitad de la cabeza en sentido diagonal. El espectro soltó su arma y daba pasos erráticos, la princesa aprovechó para tomar una rama y encender fuego con la piedra. Mientras trataba de encenderlo vio cómo el cuerpo casi descabezado se acercaba, y cuando faltaban pocos pasos para alcanzarla, ésta le lanzó la rama encendida y al instante el espectro ardió y se consumió rápidamente. Val sabía que pronto aparecería algún otro espectro y encendió otra rama. Se internó nuevamente en el follaje para tratar de dar con su montura. Vio como varios espectros salían a su paso, a unos los encendió y a otros los rechazó con su hacha. Una espesa neblina comenzaba a notarse, Val sabía lo que eso significaba, por lo que aligeró el paso, tratando de ubicar el lugar donde dejó al tordo.
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La Princesa del Invierno: I El Saneamiento del Muro
Fiksi PenggemarLas tensiones en el Muro y el Castillo Negro pueden desencadenar eventos lamentables, ante la presencia de los salvajes y las fuerzas de Stannis Baratheon, teniendo como trasfondo la grave amenaza que representan los Otros para la humanidad. Jon Sn...