La Princesa del Invierno: I El Saneamiento del Muro

35. Jon

Seda y Caballo no tardaron mucho, entre los dos traían el cadáver de Cebadón un antiguo hermano negro que era más ancho, pero del mismo porte que Jon, cuyos atuendos le encajaban, solo que eran demasiado estirados para Jon. Una vez vestido Jon los ayudó a colocarlo sobre la mesa, y después decidieron envolverlo en varias mantas paraque no pudiese ser reconocido Éste les preguntó acerca de lo que pasaba afuera, pero eran vagas las respuestas que pudieron darle los hermanos. Tras eso, Seda le dio un papel doblado varias veces, el cual Jon guardó en su cinturón. Posteriormente llegó Férreo Emmett acompañado de una docena de guardias, Jon se mostró ante ellos y les explicó de lo que ocurría, pidiéndoles la mayor discreción posible. A un grupo los envió para que cargaran con el cadáver envuelto y fuese llevado a su cremación. Nadie se molestaría en advertir algo al no poderse reconocer al que supuestamente era el antiguo lord comandante. Jon se cubrió con la capucha y acompaño al contingente de Emmett que lo llevó ala Torre del Rey, la cual solo era vigilada por un par de hermanos negros, quienes no pudieron hacer frente al grupo de Jon. «Es bueno ver que no hemos llamado tanto la atención.» Agradeció en el fondo Jon. Una vez en la torre Jon comenzó a hacer los preparativos para retomar el mando y ordenó a varios de los guardias a mezclarse con los demás y así poder obtener información.

Todos salieron y sólo Férreo permaneció allí, pues había ciertas otras cosas que se debían discutir. Jon procedió a encender la chimenea y preparar algo de té, donde le ofreció una taza a Emmett, quien tras bebérselo colocó la taza sobre un mueble a un costado de la chimenea. Después vio que Jon sostenía su taza mirado meditabundo al fuego rojo y naranja que salía de los maderos.

—¿Qué pasará con la reina? —le preguntó a Jon.

—Si sus hombres deciden tomar partido contra nosotros no duden en matarlos. —Decía Snow quien agachado intentaba avivar el fuego de la chimenea—. Pero no deben causarles ningún daño a ella y a su hija. Si salimos bien librados le exigiré que abandone el castillo lo antes posible con toda su gente.

—¿Y si no acepta? —preguntó Emmett al tiempo que calentaba sus manos ante el fuego.

—Su presencia aquí es desventajosa por ser la esposa de un aspirante al Trono de Hierro—respondió Jon tras ponerse de pie y beber un sorbo—, igual, tendré que despacharla con algo de escolta si tenemos que matar a sus caballeros.

—¿A dónde la piensa enviar?

—Cotter Pyke ya tuvo suficiente con ella en Guardiaoriente del Mar. —Decía Jon haciendo una mueca—. Y no creo que a Denys Mallister le agrade tenerla en la Torre Sombría. Tal vez, en Bastión Kar lady Alys Karstark pueda darle una acogida transitoria. O también los Umber, en Último Hogar, no sé. Solo quiero sacar a esa mujer de aquí.

—¿A quién le encargará escoltarla?

—Eres el indicado. —Dijo Jon alejándose de la chimenea para tomar asiento en la mesa.

—¿Qué hay de los Otros? Creo que seré más útil ayudándole acá con eso.

Emmett notó que el semblante de Jon había cambiado mientras éste sostenía su taza de té de una forma absorta, tras un sorbo le dirigió una mirada culposa a Férreo.

—¿Usted aun piensa marcharse?

Jon se bebió su té y colocó la taza junto a la de Emmett, sacó el papel de su cinturón y lo desdobló.

—No sabes leer ¿verdad? —dijo Jon mirándolo y sosteniendo el papel con ambas manos a la altura del pecho.

Al ver que Férreo meneó la cabeza, Jon procedió a decirle las líneas que estaban allí escritas.

"Tu rey está muerto, junto con sus caballeros y soldados. Ahora poseo su espada mágica, díselo a su puta roja.

Tengo las cabezas de sus hombres adornando los muros de Winterfell, ven a verlas.