16. Justin

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Al divisar el Castillo Negro, el día estaba en su ocaso, ser Justin Massey y ser Richard Horpe, finalmente regresaban de la misión que les encomendó Stannis, explorar el sur del Muro. Sin embargo, el rey no llegó a especificar los lugares que visitaron ni el motivo de esa expedición de tan solo dos caballeros. Una vez que llegaron al castillo Stannis los hizo subir de inmediato a la Torre del Rey y los llevó a su aposento para conversar en privado acerca de esa misión que tuvo que ver con los Umber y los Karstark. Tras eso, Stannis los llevó a la sala principal donde se hallaban otros caballeros, como ser Godry Farring y Clayton Suggs, la sacerdotisa Melisandre junto a Devan Seaworth, el escudero del rey, y algunos salvajes como Casaca de Matraca y Sigorn, el Magnar de Thenn.

—No hay muchas opciones de tener un apoyo significativo. —Decía Stannis sentándose en la gran silla que hacía la vez de trono en el salón—Solo podríamos contar en teoría con uno, pero no hay certeza de cuál bando nos apoye.

—Arrasemos con ellos, entonces—dijo ser Godry—, para que sepan quien es el verdadero rey.

«Éste siempre con la perspectiva de destruir cualquier cosa.» Pensaba ser Justin al escuchar esa descabellada propuesta. Luego vio que la sacerdotisa roja se aproximó demasiado a Stannis y le susurró algo, tras escucharla el rey le pidió a Devan que se acercara.

—Quiero que busques a Jon Snow y le digas que solicito su presencia aquí, procura no tardar.

—Como diga, su alteza. —Dijo Devan haciendo una reverencia y salió del salón.

Tras eso los murmullos se apoderaron del lugar, Justin observaba a los salvajes, no comprendía qué pintaban allí, supuso que por disposición de Melisandre se hallaban en ese sitio, especialmente el tal Casaca de Matraca, quien solía dirigirle algunas palabras a Melisandre, y notó que ese hombre poco agraciado llevaba una pulsera que tenía incrustada una gema roja similar a la que llevaba Melisandre en su collar. «Con esa pulsera pareciera ser su mascota.» Se decía Justin viendo aquello. Ser Richard por mientras, se mostraba indiferente a todo eso, y guardaba su pétreo silencio. Ser Godry conocido como Masacragigantes y su compinche ser Clayton bromeaban y de vez en cuando soltaban una risita. Todo ello producto de tan solo una batalla, la cual no se había dado contra una fuerza al mismo nivel que ellos y mejor armada, sino contra unos salvajes, que pese a superarlos en número estaban mal armados, mal alimentados y eran poco dados a la disciplina táctica. La mente del caballero tuvo un espacio para Val, la hermosa princesa salvaje, sabía que no era el único que ahora suspiraba por ella, ser Richard también, pese a no ser un caballero tan expresivo, pero lo hacía a su manera, Justin lo sabía gracias al tiempo que tenia de conocerlo. Vio también serias intenciones de parte de otros caballeros. Eso le hacía preguntarse si en medio de tantos candidatos al final no iba a ser una buena opción quien accediera a la mano de la princesa. Y ello le causó cierta inquietud a ser Justin, lamentando que eso no estuviera en sus manos. «Casarla con cualquiera de estos daría lo mismo que casarla con un monstruo.» Pensó el caballero, quien no creía pecar de poca modestia por considerarse un mejor partido.

La llegada de lord Cuervo interrumpió sus pensamientos, Devan volvió a su sitio tras su cumplido. Jon se inclinó y saludó para ponerse de pie rápidamente.

—¿Gustas beber algo, lord Snow? —preguntó Stannis con un tono neutro.

—Gracias alteza, pero no.

—Espero que sí sea de vuestro agrado aquel regalo. —Dijo Stannis señalando a Casaca de Matraca—. Puesto que habéis dicho que necesitas hombres para la vigilancia del Muro y la exploración allá afuera.

—Desde luego, alteza, pero no alguien como él. —Respondió Jon meneando la cabeza—. Es un ser traicionero y miserable, no dudará en regresar con los salvajes apenas salga al otro lado.

La Princesa del Invierno: I El Saneamiento del MuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora