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Dejémoslo procesar primero, antes de que alguien se caiga porque no desayunó debido al pánico de haber perdido al niño.

Primero, Atsushi amaneció como cualquier niño en el mundo, aunque rodeado de un suicida, una sádica, un azucariento y un neurótico. Claro que sí, lo más normal en el mundo para alguien que vivió solito en una jaula igual que un animal durante toda su vida.

El albino no tardó en salir corriendo apenas ver la aguja que amenazaba con clavarse en su brazo, provocándole terror y una reacción involuntaria que casi era automática.

Huir, escapar, salirse cual Flash, como el pan caliente en invierno, rápido y sin mirar atrás. Nunca escuchó realmente que lo llamaban por su nombre, sólo estaba pensando en ponerse a salvo y asegurarse de que nadie lo dañaría otra vez.

En una ciudad tan grande para un niño tan pequeño, idéntico a una hormiga en medio del océano. Eran bajas las probabilidades de justamente toparse con el perro rabioso de la Port Mafia.

Aunque nunca esperaron que fuera tan despistado y ciego como para no darse cuenta de que el niño era Atsushi, su más grande enemigo y rival a muerte al que incluso le quitó una pierna.

Bueno, cosas de gente sin cejas.

Dazai se tuvo que recargar en el escritorio para no caerse gracias a su presión baja, Kunikida por su parte todo lo que hizo fue suspirar y bajar las armas que traía en las manos. Ambos tomando aire y recuperando la calma luego de ver al pequeño sano y salvo sin ningún rasguño o hueso roto.

— Sabes que nunca te he dado las gracias suficientes por algo, pero ahora te lo digo y espero que sirvan de algo– dijo el castaño en un tono bajo — Muchas gracias, Akutagawa

— No puedo creer que vaya a decir lo mismo pero... si, si digo lo mismo, toda la Agencia te lo agradece– secundó el de lentes haciendo un ademán como muestra de agradecimiento

— Me siento b-bastante halagado pe-pero no estoy entendiendo nada de nada– admitió alzando las manos en señal de inocencia
— Vine a buscar a J-Jinko... creí que podría estar aquí a estas horas y...

— ¡Okey, los quiero en una fila y con las armas en manos, cubriremos todo el perímetro de la ciudad si es necesario pero tenemos que encontrarlo así nos cueste un riñón, entonces tenem...!

— Se cancela Yosano-sensei... ya regresó– mencionó el suicida — Dejémoslo en que está enterito y no le falta ninguna extremidad, que no cunda el pánico

— Ah...– pronunció procesando sus palabras — Y... ¿dónde está?

— Akutagawa, dile que venga ¿si?

— Perdone que interrumpa esto pero es que me siento verdaderamente confundido– expresó con el seño fruncido — Vine a ver a Jinko, ¿ustedes a quién buscan o a quién creen que tengo?

— Al niño que está abrazado de tu pierna, el idiota de Dazai no lo agarró bien hoy por la mañana y escapó– explicó Kunikida levantándose — No queremos hacerle daño de ningún tipo, simplemente íbamos a hacerle un análisis de sangre

— Bien, tengo dudas todavía ¿pero dónde está Jinko?– alguien explíquele al emo, gracias

— ¡Por amor al arroz con leche, el niño que te encontraste es Atsushi porque fue afectado por una habilidad especial desconocida desde ayer y no sabemos cómo anularla, se escapó, se asustó y de pura casualidad te encontró en plena calle y ahora están aquí los dos!– gritó Ranpo desesperado — ¡Ya, déjenme dormir!

Algunas veces odiaban la manera tan directa del detective para comunicar las noticias serias e importantes. Esta ocasión era una de ellas, evidentemente.

Mini Jinko // SSKKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora