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Un grito impresionante hizo que las ventanas se agrietaran, no literalmente, sino que más bien así lo sintieron cuando Naomi dejó salir su entusiasmo reprimido.

Todos sabían que ella era una bomba de tiempo andante, apenas llegara al trabajo armaría un escándalo del nivel "Amenaza Vengadores". Y aunque su querido hermanito trató de retenerla con todas sus fuerzas, lo que recibió fue un hueso dislocado.

Mientras Kunikida y Dazai intentaban hacer una especie de barricada frente a la oficina del presidente, Yosano se encargaba de darles la noticia con la mayor sensatez posible que alguien tan tranquila y considerada como ella podría darles.

— Atsushi ahora es un niño con traumas que no sabe controlar bien su habilidad y por poco se come el brazo de Dazai anoche, entonces no hagan estupideces y sean personas normales enfrente de él para no asustarlo otra vez– explicó rápidamente haciendo diversos ademanes con sus manos — ¿Me entendieron?

Kenji levantó su mano como si fuera uno de los niños que iban a la escuela cuando Kunikida les daba clases.

— ¿Si, Kenji?– cuestionó dándole la palabra

— ¿Y dónde está?

— Justo detrás de la puerta que esos dos intentan proteger para que un Naomi-tsunami no arrase con el niño

— Yo quiero verlo– mencionó Kyouka intrigada — Estoy... algo dudosa sobre si se trata de alguna mala broma por parte de Dazai-san

— Desde lo que nos hizo en el supermercado hemos jurado tenerle rencor hasta el final de sus días– apoyó Ranpo de metiche — Ese empleado no se merecía tantos traumas

— Ni todo esa sopa de tomate encima– secundó el niño rubio nuevamente — Pero no importa ahora, la cosa es que queremos ver a Atsushi-san

— Si, porque no seré capaz de abrir una lata sin ayuda de Kunikida-san, pero voy a tirar abajo esa puerta si no me dejan verlo a la cuenta de 3– advirtió la pequeña con un semblante aterrador

— Se me relajan un rato ustedes dos, pequeños psicópatas en potencia– les regañó la doctora — Si Naomi sigue insistiendo y Tanizaki se sigue dislocando huesos vamos a recurrir a un método pacífico

— Yosano-sensei, usted no es la más calificada para hablar de paz– dijeron ambos menores al unísono — ¡Queremos ver a Atsushi, queremos ver a Atsushi!

— ¡Dígales que no, y que dejen de protestar como trabajadores sin sueldo digno que laboran horas extra sin paga!– se metió Dazai al tema sin que nadie lo llamara

— ¡Usted no reclame porque ya me dijeron que fue culpa suya todo esto!

— ¡Ni siquiera estaba aquí en la Agencia cuando pasó, dejen de reclamarme como hubiera tenido el peso de la responsabilidad del niño!

— Ya dejen de gritarse, hay un niño asustado adentro intentado dormir y lo único que siguen haciendo es crear el apocalipsis de la cual la Biblia tanto retrataba– intervino Fukuzawa de una buena vez

— ¡Si, señor!

— ¡Ya dejen de decirme así o los despido!

El silencio reinó por unos simples y sencillos segundos, cuando el grito de Tanizaki resonó nuevamente, seguro era otro hueso dislocado. Naomi por fin dejó de jalarlo y los otros dos adultos la soltaron de igual manera, cada quien por su lado y sin tener que tirar la puerta abajo.

En un instante escucharon que un par de sollozos leves y casi imperceptibles hicieron eco en la solitaria oficina, desde adentro, era probable que Atsushi se haya asustado por tanto escándalo y por encontrarse solo en ese lugar sin el mafioso que lo acompañó hace un rato.

Mini Jinko // SSKKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora