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Chuuya no entendía por qué diablos su casa parecía Senado de Diputados, apenas bajó luego de darse una ducha rápida y con intenciones de hacerle el desayuno al niño cuando vio que tenía a la maldita mitad de Japón ahí.

Bien, era exagerar un poquito, pero quería una respuesta de por qué mierda Dazai estaba allí.

Akutagawa no le molestaba, Gin no le molestaba, Mori no le molestaba, Fukuzawa pues... podía tolerarlo, ¿¡pero Dazai qué carajos hacía ahí tan temprano!?

Suspiró al borde del colapso por estrés, sólo quería tener un maldito desayuno en completa paz y tranquilidad, ahora debía hacerles el desayuno a otras 5 personas.

Entonces intentó pasar desapercibido desde las escaleras hasta la cocina, lentamente escabulléndose para que nadie le hiciera preguntas y lo dejaran cocinar con total calma. No fue así, tenía al tigre más atento de la historia y el suicida más metiche de todo el continente y le era imposible esconderse de ellos.

No se armó tanto escándalo como pensaba, pero la mirada que Dazai tenía le hizo sentir escalofríos por alguna razón. El idiota había desarrollado maneras un poco extrañas para darle a entender que necesitaban hablar de algo en específico, y como buen compañero traumado que era, movió su mano indicándole pasar a la cocina junto a él.

Se veía cansado, evidentemente, sólo que también con otro tipo de cansancio que no siempre podía explicar de una forma correcta.

No fue sorpresa cuando se giró a alcanzar la caja de harina para hotcakes y el bastardo le abrazó por la espalda dejando caer todo su peso encima suyo.

— ¿Misión cansada?– quiso investigar un poco — ¿O intento de suicidio doble fallido?

— Una loca que viene detrás de Atsushi-kun y no sé cómo trabajar con eso y 4 litros de café encima– respondió en un lamento, Chuuya acarició sus cabellos mientras preparaba la masa — Hay muchas posibilidades

— ¿Y cuál es la que te suena más lógica?

— Quiere llevarse a nuestro Atsushi-kun para compensar el vacío emocional que la muerte de su hermano le dejó al fallecer, pero no tengo idea de por qué específicamente lo escogió a él entre tantos niños

— ¿Sabes lo de "lo primero que tienes, es lo único que quieres"?

— No

— Cuando se te presenta algo por primera vez y le tienes tanto cariño que ya no puedes dejarlo ir, una vez que dejas de tenerlo ya no quieres probar cosas nuevas, te quedas con la idea de que eso es todo lo que existe en el mundo y lo mismo provoca que veas a los demás cómo un reemplazo de lo que perdiste

Mientras Chuuya le agregaba chispas de chocolate a la mezcla, su dilema mental iba aumentando y no sabía si era por el clima o porque había estado siendo un completo imbécil con todos.

Cada quien trataba de ser la mejor versión posible para Atsushi y para otras personas, lo que él hacía era no tomar en cuenta lo que sentía al compartir buenos momentos junto a ellos. ¿Qué importaba si a lo mejor y mañana moría? Pero qué tal si no...

22 años y apenas entendía lo que significaba el cariño básico, bien hecho Mori, no le enseñaste ni mier...

Se rió ligeramente aún aferrado a Chuuya, sus propios chistes algunas veces eran ingeniosos y no los contaba a nadie más porque de seguro lo mandarían al anexo.

— Te verías bien con una bata blanca– mencionó tan de la nada que dejó al contrario en una especie de laguna mental — Te conseguiré una la próxima vez

— ¿Eso a qué viene? Qué puto miedo das muchas veces– le regañó golpeando su cabeza con la pala de cocina

— ¿Me dejas preparar algo?

Mini Jinko // SSKKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora