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Akutagawa Ryunosuke, más conocido por la ley como "El perro rabioso de la Port Mafia", fugitivo de las autoridades por delitos de los cuales incluso Dios tendría miedo y aprendiz inicial del famoso Demonio Prodigio, el cual ya no se encuentra en la base de datos principal desde hace 4 años.

¿Ese era el resumen de su identidad en la página web del gobierno y de la policía?

No tuvo queja ninguna al respecto, por lo menos consiguió entrar al hospital antes de sufrir una pérdida de sangre exageradamente grande que le obligara a quedarse en reposo por más de un mes. Entonces, sólo se quiso quedar en la camilla por un rato más antes de levantarse como si nada.

Ni que fuera la primera vez.

Las suturas de las heridas eran prácticamente invisibles, así que podría ocultar esto de Gin por un buen rato hasta que alguien más lo descubriera. No lo malentiendan, simplemente no quería preocuparla ahora.

— ¿Mejor?– preguntó la doctora de la Agencia desde la puerta — Tuviste suerte, a la próxima evita usarte de escudo humano

— ¿Se supone que debo darles las gracias a usted y sus compañeros?– regresó la pregunta, aunque fue más un ataque
— ¿Dónde está Jinko?

— Oh, falleció

Su corazón se detuvo rápidamente, un infarto es lo que estaba a punto de sentir apenas procesar dichas palabras. Porque, si hubiera sido una broma, estaba seguro de haber identificado un tono divertido en la voz de la mujer.

Claro, no la conocía y por ende no tenía ni idea de con quién trataba. Una cosa era aprender sobre las personas y sus maneras de burlarse, otra muy diferente era tener que adivinar sus juegos mentales y psicológicos.

Se quedó en blanco por unos largos instantes, manteniendo su mirada fija en el suelo de azulejos blancos mientras su respiración se aceleraba. Hasta que giró su cabeza en dirección a Yosano, quien sonreía orgullosa.

— Todos ustedes son una maldita bola de imbéciles– les insultó en general, levantándose de golpe y buscando sus zapatos

— Conmigo no te comportes así, mocoso– le regañó, dando grandes pasos hasta llegar a él — Realmente eres testarudo, no me puedo creer que te pongas tan arisco luego de traerte hasta el hospital en mi espalda

— ¿Usted me trajo?– Yosano asintió
— Entonces estamos a mano, yo cumplí con traerle a Jinko

— Atsushi no es una moneda de intercambio, lo único que quiero en este momento es que te sientes en esa maldita camilla y que dejes de hacerte el fuerte luego de perder 1 litro y medio de sangre

A regañadientes y un tanto aterrado por la mirada de la mayor, soltó un suspiro profundo para luego caminar de regreso sobre sus mismos pasos. La doctora por lo menos cambió su sonrisa, ahora era mucho menos tétrica.

— Ya en serio ¿dónde está Jinko?– repitió su cuestionamiento — ¿Qué pasó para que lo dejaran escapar otra vez y tuviera yo que salir a cuidarlo?

— No tengo conocimiento de eso, sólo sé que Kunikida entró en pánico al ver que iba 12 minutos atrasado con su itinerario y lo descuidó– respondió revolviendo las cajas de medicamentos en un cajón — No lo culpes, suele ponerse así siempre

— Un niño caminando por las calles completamente solo no sería capaz ni de parpadear cuando una bala quisiera darle en toda la cabeza– argumentó seguro de sí
— Imaginemos que yo no hubiera estado ahí

— En ese caso Kyouka habría estado ahí un poco tarde, pero eso no quita que habría llegado contra todo pronóstico– contestó levantando su mirada hacia el azabache

Mini Jinko // SSKKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora