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Dedicado a un animalito especial con la esperanza de que su dueña pueda sonreír aunque sea por unos momentos 🖤
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El silencio sepulcral fue de esperarse, Fukuzawa no tenía una expresión precisamente de satisfacción.

No supieron qué decir ante semejante e imponente figura, mas que nada por el miedo a ser despedidos y verse obligados a buscar un trabajo de medio tiempo en algún McDonald´s de la ciudad.

El gran cuestionamiento del salario mínimo era de sus mayores miedos. Menos para Kunikida, él podría fácilmente convertirse en un multimillonario si lo quisiera, pero la humildad era uno de sus principales ideales.

Además, esa clase de gente no le agradaba mucho, puesto que sería feliz en una cabaña en el campo acompañado de mascotas y quizás una gallina. Le agarró cariño a las aves durante el fin de semana que pasó junto a Kenji, déjenlo.

— ¿De quién hablabas, Dazai?– volvió a preguntarle, inspeccionando el desastre en todo el lugar — ¿Alguien puede explicarme por qué parece que un león vino y tomó la oficina como patio de juegos?

— Permítame decirle que no fue un león, fue un tigre– trató de verle el lado divertido al asunto, típico del suicida — Así que si me deja decirlo… ¡fue culpa de Kunikida-kun!

— ¿¡Perdón!?– gritó el rubio escandalizado — ¡Tú fuiste quien empezó todo, si hubieras venido al trabajo en lugar de ponerte a holgazanear como lo haces de costumbre, nada de esto estaría pasando!

— ¡Ah, pero el señorito bien que estaba disfrutando de la bañera de un ejecutivo mafioso durante su ausencia asegurando estar enfermo!– apoyó Ranpo, no dormir lo ponía de malas

— Hombres…– suspiró Yosano — Por favor vaya a su oficina presidente, prometo explicárselo todo con la mayor cantidad de detalles posibles

— ¡Claro, créale a la loca que me ayudó en todo este teatro porque ambos compartimos la misma neurona y jamás pensamos en las consecuencias de clavarle una aguja a un niño que justo le teme por su vida a toda la instrumentaría médica existente!

— ¡Al niño no lo metas en esto, no tiene la culpa de tu estupidez!

— ¡Pero si me hubieran dicho con tiempo en lugar de hacerlo a la hora de la hora no acabaríamos así y discutiendo esto!

— Ay, ya cállenlo

— ¿¡Por qué no te callas tú que no pudiste deducir que esto pasaría!?

— Uuuuh~ golpe bajo

— ¡Ya cállate, Dazai!

Nadie se daba cuenta de lo que ocasionaban lentamente con su montón de gritos innecesarios, porque eran mas importante echarle la culpa al otro que ver cómo solucionar dicho problema.

Era muy probable que más de uno allí tuviera la culpa, esto no pudo pasar como si nada y que nadie saliera sin las manos manchadas, no exactamente de sangre, pero sí de culpa.

Lo primero sería evitar una masacre en la oficina, Yukichi se veía como esos abuelitos súper enfadados cuando un grupo de niños jugando a la pelota entraban en su inmaculado jardín sin su permiso.

Estaba a nada de rajarles la lengua con su katana, ¿se supone que esos tres eran personas adultas que recibían un salario y pagaban impuestos de manera responsable como buenos ciudadanos?

Incluso un hámster se comportaría mejor.

Suspiró para tranquilizarse, viendo con fastidio que no detenían su pelea ni aunque les arrancaran la mandíbula. Cuatro adultos completamente enteros y armados de pies a cabeza, no les hacía falta ninguna extremidad ni carecían de facultades mentales, quizás con traumas y otros a uno mas de matarse, pero sabían mantenerse cuerdos.

Mini Jinko // SSKKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora