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La suave luz del restaurante le daba un toque especial al asunto, hace días que los dos vinieron aquí en buenos términos y ahora tenía miedo hasta de su cena en la mesa.

Esperó por varios minutos a que Ougai se dignara a salir del baño, dijo que se estaba sintiendo mareado con todo este asunto, aunque sabía perfectamente que sólo quería evitar sostenerle la mirada. Según sus palabras "no podía hacerlo sin sentir que se desmayaba".

Rey del drama, les digo.

No comprendía esa parte de querer seguir evitándolo, aún a sabiendas de que ninguno podría continuar su semana en paz si seguían comportándose de esa manera. Evitarse, mandar las llamadas al buzón de voz, dejar mensajes en visto y sin responder, no levantar la mirada del piso, jugar constantemente con sus manos y no querer dirigirle la palabra al otro.

¿Esta era la decadencia de su relación ahora?

Antes tenían suficientes motivos, quizás eran muy jóvenes para comprender sus sentimientos y todas esas cosas cursis que se negaban a decir, pero tal vez estaban presenciando cómo iban cayendo lentamente sin poder salvarse.

Luego de otros minutos de inquietud jugando con el plato de ensalada, Mori llegó de repente con dos tazas de té verde. Sin verse o hablarse, ambos continuaron comiendo.

Era incómodo. Demasiado.

Tal vez debería inventar una excusa extraña del estilo "Ranpo quedó en el hospital por atragantarse con un caramelo", pero realmente quería resolver esta disputa tan infantil que llevaba casi una semana sin resolverse.

— Ougai...– le llamó con la mirada baja, sabía que el otro le vería de todas formas — No podemos seguir fingiendo que no queremos arreglar esto

— Es tu culpa– atacó de inmediato — Si me hubieras escuchado, ese tratado mensual pudo haberse solucionado de una mejor manera

— Bien, si, pero en parte tú debiste acceder de otra forma mucho menos agresiva

— A ti no te costaba nada quedarte otros 5 minutos en mi oficina para esperarme y poder hablarlo juntos, no entiendo por qué tenías tanta prisa esa vez

— No podía quedarme tanto tiempo, el acuerdo pacífico entre nuestras organizaciones dec...

— Todo se trata de acuerdos y de paz y de montones y montones de papeles que no me importan... nunca nos vemos fuera del trabajo, nunca podemos tener un almuerzo sin que tus trabajadores te vayan acompañando, nunca llegas a tiempo cuando te necesito... ¿cuándo volverás a tener tiempo para mí?

Fukuzawa intentó excusarse, lo único que pudo hacer fue quedarse en silencio mientras el contrario mantenía su mirada en la copa de vino. ¿Desde hace cuánto tenían esa clase de conversaciones tan intensas?

Dazai estaba en lo correcto al decir que su relación parecía de esposos en proceso de pedir el divorcio.

Un mensaje entrante llegó a su teléfono, invadiendo sus pensamientos y soluciones con respecto a lo que acababa de pasar. Y aunque no quería ni tenía nada que ver en los asuntos del otro, Mori no pudo evitar contener su curiosidad.

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Cuatro personas en una misma habitación, dos adultos completamente concientes de que la hora no era la adecuada para que un niño siguiera despierto, una chica que no conocía nada sobre cuidados en infantes pero quería hacer lo posible para ayudar, y el susodicho niño que miraba a los otros tres esperando que no acabaran mal.

Kunikida observó a Dazai juzgando su manera de preparar el tufón en el piso, no eran tiempos de frío y aún así le estaba poniendo todas las sábanas y frazadas que encontraba.

Mini Jinko // SSKKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora