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Al próximo día, ambos ya se encontraban desayunando sin preocupaciones en el sofá mientras veían una película en la televisión. Atsushi era sorprendentemente fan de Disney.

Lo que sea que estuvieran comiendo era irrelevante, lo que les importaba era procesar de una manera positiva lo que deberían hacer ahora, en especial la parte donde la loca se esforzaba en llamar al niño "hermano". Es decir, nunca nadie supo de su familia biológica, en cierto modo podría ser algo verdadero.

Aunque sonara un poco extraño, todo el mundo tenía secretos que quizás jamás saldrían a la luz y que se habían estado esforzando por esconder. A este punto, no le sorprendería que Atsushi realmente tuviese una hermana mayor de la cual ni él estaba enterado.

Los platos quedaron vacíos igual que sus mentes, se sentían como una página en blanco que de repente tuvo una enorme mancha de tinta en el medio y no sabían cómo quitarla.

— ¿Ella te asusta?– preguntó el mayor mientras lavaba los platos, el pequeño estaba en una silla cerca de la barra — O sea, ¿en qué sentido?

— Se ve mal emocionalmente– respondió sin pensarlo, su mirada perdida le daba un presentimiento extraño al azabache — Es extraño, se ve que sufre pero no dice nada

—¿Por qué? ¿Te dijo algo más para que pensaras así?

— No, sólo lo sé...

— Jinko, ¿qué pasa?– cuestionó preocupado, acercándose para verlo de cerca, el menor no le dirigía toda su atención — Hey, oye, mírame... Atsushi, mírame

— Akutagawa, debemos ir con Ranpo-san

Algo andaba mal, pero al mismo tiempo sentía que no debía preocuparse por ello. Entre los dos habían acordado que el simple apodo de "Ryu-chan" era más que suficiente para referirse al mafioso, que "Jinko" era un apodo de cariño debido a que tenía un gran parecido con los tigres, ¿por qué llamarlo Akutagawa tan de repente?

Dejó los platos para otro momento, subió a la recámara llevando al niño consigo para buscar un conjunto de ropa adecuado. Si decía que deberían ir con el detective, entonces lo harían.

Atsushi no parecía disgustado con la idea, de hecho se mostraba demasiado calmado y sereno como para que se tratara de él mismo. Justo cuando el asunto comenzaba a tornarse un tanto turbio y ya no le agradaba en lo absoluto, alguien tocó la puerta de abajo.

Casi se atraganta por el susto, pero le pidió al menor que permaneciera quieto, no quería correr el riesgo de que fuera una especie de emboscada y también tuviera que salirse por la ventana nuevamente para rescatarlo.

Su mano tembló de repente al momento de abrir la puerta, su mente quedó en blanco y seguramente su cara de asombro podría matar de un infarto a alguien.

— Hola, hermanito– saludó Gin con todos los ánimos del mundo — Buenos días

— B-Buenos días, Gin– le regresó el saludo, sujetándose del marco de la puerta para evitar caerse por idiota y tener una memoria tan pésima — Ahh... ¿quieres pasar?

— Si, muchas gracias— dijo sonriendo, no hubo necesidad de volverse a poner el cubrebocas adentro de la casa — ¿Cómo has estado? Te traje un poco del pastel de higos que hizo Chuuya-san ayer

— Mierda, perdón por no haber ido, tengo asuntos dejados a medias por varias cosas que me está pidiendo el jefe últimamente y no consigo organizarme

— No, tranquilo, no pasa nada

— Es que perdón, de verdad, dame unos días y...

— Ryunosuke, ya basta de esta cosa que siempre haces, entiendo que tienes trabajo y tus asuntos normalmente te consumen mucho tiempo, no pasa nada si faltas un día o dos, no te voy a querer menos por lo que sea que hagas a lo larg...

Mini Jinko // SSKKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora