Conmovida, Luciana le sonrió.
—Qué linda eres.
—N-no es nada —desvió la mirada, sonrojándose—. Mmm... mientras tú duermes, yo iré al pueblo por algunas cosas que podamos tener aquí, como una cacerola, por ejemplo.
—No podemos permitirnos eso todavía —dijo soñolienta.
—Tampoco podemos permitirnos comer afuera todos los días —respondió con bastante lógica—. Tengo algo de dinero ahorrado... y recuerda que mi jefe se preocupa por ti.
—¿Mateo? —al escuchar eso, Luciana se sentó para ver a Colette con duda—, ¿él sabe que vivimos en una posada?
Haciendo una mueca incómoda, Colette suspiró.
—Sí... pero no fue culpa mía, yo no dije nada —la miró implorando piedad—, Nausica y Margot no estaban nada tranquilas cuando me encontraron, y se les fue la lengua cuando me preguntaron dónde íbamos a vivir ahora que nos habían echado. Él las oyó porque estaba cerca.
—Genial —dejándose caer en la cama de nuevo, Luciana trató de no molestarse con las chicas.
De cierto modo las entendía, ellas estaban preocupadas, y eso a Luciana debería darle algún tipo de gusto, pero de verdad, no le agradaba que ellas anduviesen por ahí gritando sus males en público.
—Mateo me retuvo y me preguntó si eso era cierto. No puedo mentirle a mi jefe, él es uno de los pocos que nos descubrirían rápido —se excusó, con culpa—. Antes de que me fuese, me dijo que pasara esta tarde por algunos trastos viejos que podríamos utilizar mientras nos acomodamos en nuestro nuevo hogar.
Agradeciendo el buen gesto, pero no agradándole nada sentirse en deuda con Mateo por su consideración, Luciana se pasó las manos por la cara; estaba... no molesta, ni siquiera irritada o estresada... estaba...
¿Avergonzada?
No lo sabía con certeza.
—¿Estás molesta? —Colette susurró.
—No —respondió sin quitarse las manos de la cara, acostándose otra vez—. Es sólo que no tenemos cómo pagarle esto a Mateo. No quería que se molestase por nosotras, ya le debemos mucho —insistió Luciana al borde del sueño.
—Mmm, él dijo que dirías algo así —musitó sonriendo—. Me dijo que te pidiese que no te preocupases por nada; además, si te sentías así, él me podría ir descontando el costo de los trastos de mi próxima paga. Fue bastante amabl...
Como quien apaga una vela, Luciana ya no escuchó más. Se durmió.
Más tarde, sin ser del todo consciente, que se había quedado agotada sobre su cama en medio de su plática con Colette, ella abrió un poco los párpados para volverlos a cerrar; en medio de la noche, y unas velas encendidas para contrarrestar la oscuridad.
El sonido que la trajo de regreso, fue el de unos toques suaves a la puerta, los cuales se repitieron segundos posteriores.
Negándose a despertar por completo, ella se removió un poco y escuchó a Colette caminar hacia la puerta para abrirla.
—Buenas noches, señor —la oyó susurrar—, ya la despierto —pausó un rato antes de volver a hablar—. Eh, sí... está dormida. Llegó muy cansada, penas comimos algo y cayó rendida.
Removiéndose otra vez, Luciana se llevó las manos a la cara.
—Ah, mitéra —dijo Colette.
—¿Qué pasa? —masculló tallándose los ojos, abriéndolos con esfuerzos. Ya se sentía bastante descansada, pero resentía un poco el frío de la noche también, lo que le impedía levantarse de la cama.
—Cómo que, ¿qué pasa? Ya vino por ti.
Tardando un poco en reaccionar, Luciana se sobresaltó, despertándose en un cuarto oscuro apenas iluminado por un par de velas en un pequeño buró, frente a las camas.
Su cerebro estaba tan dormido todavía, que ya no recordaba si ese mueble había estado ahí antes o no.
—Ay no, ya es muy tarde —sin saber que su cara estaba un poco hinchada y roja, se paró de la cama rápido, buscándose una muda de ropa.
Colette la dejó moverse, sentándose en su propia cama, para no estorbarle.
—Tranquila, dijo que esperaría —con los ojos, señaló la puerta.
Sin embargo, Luciana no paró de correr hasta que pudo cambiarse el vestido de ayer y lamentar no haber podido darse un baño en el río antes de ponerse a dormir. Diablos, eso era incómodo.
—¿Estarás bien? —le preguntó Luciana, preocupada, a Colette, ya lista para irse con un nuevo cambio de vestido.
—Sí, sí, ya he ido a la letrina y no saldré de aquí hasta mañana.
—Bien, no olvides...
—Mantenerme alerta —terminó la oración, acomodándose para dormir—. Ve tranquila.
Tallándose los ojos una última vez, lista para irse, Luciana notó que, en ese pequeño buró del cuarto, donde estaba un candelabro con dos velas viejas y pequeñas, se hallaba un pequeño florero de cristal, bastante sencillo, con su lirio en él. En el florero también había agua para evitar que la flor se secase tan pronto.
—Eso es...
—No fue caro, si eso te preguntas —dijo Colette, poniéndose la cobija encima—. Pienso que a nuestro nuevo hogar le viene bien algo de personalidad positiva. Se ve bien, ¿no?
—Sí... se ve bien —respondió sonriéndole a la chica—, nos veremos mañana. Levántate para que cierres bien la puerta.
Dándose cuenta que se había olvidado de eso, Colette se quejó, ya que se había acomodado en su cama, sin embargo, hizo lo que se le dijo.
Preparada para una segunda noche donde tendría que permanecer alerta ante cualquier cambio en el actuar en los sueños de Gateguard de Aries, Luciana lo encontró afuera del cuarto, recargado en la pared, mirando al frente, a la nada. Al mismo tiempo, se escuchó cómo Colette aseguraba la puerta con los seguros.
—Ya estoy lista, perdona la demora —se apartó un poco el cabello de la cara para recibir el aire fresco nocturno.
Él la miró de reojo, sin verse molesto o impaciente.
—No pasa nada.
Cuando se acercó a ella y la alzó en brazos como siempre, Luciana hizo una mueca; soltando un suave quejido involuntario. Su vientre punzó fuerte.
—¿Te hice daño? —preguntó él extrañado.
—No... está bien —respondió tomándose su tiempo, un segundo, el cual bastó para hacer el viaje, para llegar a una conclusión rápida.
Su vientre dolió otra vez, cuando él la bajó.
¿Sería acaso?
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ℭ𝔢𝔯𝔳𝔢𝔷𝔞 ℜ𝔬𝔰𝔞𝔡𝔞 | 🔞
Фанфик『Gateguard x Luciana』Cada noche, Gateguard de Aries visita la misma taberna de Rodorio; ahí, él pide el mismo platillo y el mismo tarro de cerveza, pero de rara vez come o bebe. Luciana, a su edad de 30 años, cree tener sus hormonas bien contenidas...