Hugo Hunther.
En el momento que mis dedos bajan por la línea entre sus senos, ella suspira y deja caer su cabeza hacia atrás. Pierina tiene lunares, no muchos, pero tiene uno bellísimo debajo de su mandíbula y al acercarme dejo un beso en este y la hace reír un poco. Al alejarme, ella vuelve a mí y sus manos ascienden desde mi abdomen hasta mis hombros, el movimiento suave de sus caderas me explota la cabeza y logra que un gruñido brote de mis labios.
Nos encontramos en el sofá, ambos desnudos, el brillo de su piel es exquisito por el rastro de sudor que hay en él, su flequillo se pega un poco a su frente y eso la hace ver sexy. Sus labios inflamados por yo morderlos, por ella hacerlo también y no puedo evitar atraerla más a mí, como si buscara que ella se fundiera en mí. Esto ya se está yendo de mis manos, esta mujer me encanta, me gusta y puedo decir que definitivamente es el prototipo que yo siempre quise. No me orillo a lo físico o su belleza, me orillo a su escuchar, a su comprensión con mis cosas, a la manera en la que quiere ser parte de mi vida aunque no sea tan color de rosas.
–No me quiero ir –dice con la voz fogosa, suspira cuando de una estocada dura la tomó por sorpresa. –Hugo... –dice en un susurro, sus manos comienzan a deslizarse por sus costados. –No arruinemos esto.
– ¿Por qué lo arruinaríamos? Si los dos estamos satisfecho con lo que hacemos –Pierina comienza a subir y bajar una y otra vez y sus senos que van y vienen me hacen desearlos y tomo uno de estos con mi boca. –Que delicia –digo en medio de lo que hago y ella no puede evitar gemir. –Solo serás mía, ¿Verdad? –asiente lleva sus dedos a mi cabeza y jala un poco de mi cabello. –Dímelo mujer...
– ¿Ya no soy tu niña? –dice con ese tono de voz que no rompe ni un plato.
–Joder, ¿Por qué tienes que hablar así? –se ríe un poco y me mira con esas dos piedras azules. –Lo haces porque sabes que me prende cuando te comportas como toda una angelita.
–Que no soy... –susurra cerca de mis labios. –Yo no soy una angelita y tú lo sabes, cariño –dejo caer ambas manos en sus nalgas y se sobresalta. – ¡Hugo!
– ¿Qué? –digo cerca de sus labios. – ¿Qué ocurre? –la tomo por detrás de su cabeza, con un puñado de cabello en mi mano, le hago mirarme. – ¿Qué? Dime.
–Mmm, que rico cuando eres rudo... –busca besarme pero lo evito y eso la hace sonreír. –Hugo, me excita que te comportes así –gruño ante esto y no tardo en colocarme de pie con ella en mis brazos y la llevo a uno de los taburetes frente al mesón de la cocina. – ¿Me lo harás en cada rincón de tu casa?
–Y ni siquiera llevamos la mitad de esta –le guiño y cuando ella ríe un poco, no puedo evitar darle una estocada que la hace chillar y llevar sus manos a sus senos. –Eso me encanta, que juegues con tu cuerpo mientras te follo niña.
Ella con delicadeza lleva uno de sus pies a mi pecho y me aleja, me quedo algo sorprendido por su elasticidad y agradezco que los taburetes sean cómodos y ella pueda acomodarse en ellos, cuando busco acercarme estira su pierna y mueve su pie en negativa, rio ante esto y ella en silencio lleva su mano hasta su entrepierna y comienza a jugar solita. Suspiro cuando sus dedos comienzan a estimular ese delicioso botón de su intimidad y la manera en como esa mujer se humedece es abismal y me vuelve un primitivo.
Mientras ella comienza a darse una deliciosa masturbada, yo no puedo evitar hacer lo mismo. Pierina chilla y se estremece un poco, deja caer su cabeza hacia atrás y gime con delicia, cuando introduce su dedo medio e índice suelto una maldición y me vuelvo ansioso. Me quito el preservativo para sentir mejor el toque y trago duro cuando saca sus dedos y jodida mierda, los lleva a su boca y los lame completamente.
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Solo Una Oportunidad, Por Favor (Saga Por Favor #2.5) ☆
عاطفيةCada Hunther tiene un secreto, uno mas intenso que el otro, pero el Hunther donde me empeñe a posar la mirada no es mas que un Hunther que no se deja intimidar de nada, que no le gusta estar en un traje de vestir y le da piquiña las fiestas de etiqu...