Capítulo Diecinueve.

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Pasado...


Hugo Hunther.


Camino de un lado a otro, cierro mis manos en puños, lo hago tan fuerte que incluso me duele. Cuando observo a mi lado, no puedo evitar maldecir una y otra vez porque las manos de mamá tiemblan y las lagrimas empapan sus mejillas. Quiero decir algo, pero la verdad es que no sé qué demonios expulsar de mis labios, me detengo, la observo y suelto una maldición que llama su atención y cuando fija su mirada en mi sonríe a pesar de tener lágrimas en sus ojos.

–Supongo que está en su derecho, ¿No? –su voz en un hilo, limpia sus mejillas. –Es entendible que en mi situación él debía saciar sus necesidades en otro lugar.

– ¿Con tu mejor amiga? ¿De verdad, Hedda? –chiteo y una vez más, comienzo a caminar por el espacio de la habitación del hospital donde nos encontramos. –Es un hijo de puta.

–No insultes a Babette, tu abuela fue una gran mujer.

–Lo siento, lo siento –me detengo nuevamente, tomo una bocanada de aire, le miro. –Pero no puedes decirme eso mamá, que él está en su derecho cuando yo no lo veo de ese modo y mucho menos que se revolcara con la que supuestamente era tu mejor amiga.

–Hugo... –niego y con prisa me acerco a ella, tomando asiento sobre el colchón de la camilla y tomando sus manos. –Estoy enferma, no sé si saldré de esto y Vayron está en su derecho de buscar por otro lado lo que yo, ya no puedo darle.

–Sí, pero que lo haga después de que tú ya no estés en este mundo, y disculpa que sea tan crudo –suspiro. –Sé que no soy un jodido santo de mi devoción, que tengo cola que me pisen, pero jamás mamá, jamás voy a permitir que tu te degrades como mujer, que te bajes del escalón alto que tu estas –lagrimas salen a montón de sus ojos. –Mamá, yo no podría ser tan egoísta como lo es papá, yo no podría ser tan miserable de irme a revolcar con una mujer, sabiendo que mi esposa me necesita, la mujer de mi vida, a quien jure estar en la enfermedad y la salud –sonríe y ahueca mi mejilla con su mano cálida y suave.

–Te crie como yo deseaba, mi bebé, un hombre de palabra y respetuoso –sonrio y tomando su mano dejo besos en el dorso de esta. –Por favor Hugo, no te entrometas en esto, deja que sea tu padre y yo que hablemos de lo ocurrido.

–No, lo siento pero eso es un imposible.

–Hugo...

–Tu eres mi vida, mi alma entera, tú me dueles tanto que mi corazón se rompe, te admiro, eres mi devoción, la primera mujer que estoy amando desde el día uno de estar en tu vida, te amo Hedda, con mi corazón y yo si te voy a defender de ese idiota que tengo como padre.

–Te amo Hugo, eres el príncipe que toda mujer siempre desea para su vida –sonreímos. –Pero, ¿Ocurre algo más, verdad? –y entonces recuerdo la otra parte de mi enojo.

¿Qué pensaría mamá si le cuento que al llegar a casa encontré a mi padre follandome en su sofá favorito a la chica que según creí seria la mujer para mi vida? Si yo le comento a mamá ese hecho, sé que una vez más volvería a llorar porque aunque intente ser fuerte, ella ama demasiado a papá aunque el muy imbécil sea un asno con ella. Encontré a la mujer que estaba muy seguro compartiría mi vida, follando con mi padre y aunque no me duele en el corazón, me causa repulsión pensar en esa escenita y aun mas, escuchar sus gemidos retumbar en mi cabeza, Dios, que asco.

Veo fijo a mamá y niego, sonriendo amplio y luego dejando un beso en su frente, se ocultar muy bien las cosas que me afectan, las cosas que me molestan, prefiero alejarme y vivir mi vida, que seguir amargándome con la vida que ahora mi padre quiere llevar. Si mamá no estuviera en el estado que se encuentra, sin duda alguna en este momento estuviéramos viajando a cualquier país lejos del nuestro y siendo felices sin el idiota de Vayron a nuestro lado.

Solo Una Oportunidad, Por Favor (Saga Por Favor #2.5) ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora